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Las ayudas económicas que Cáritas había previsto para 2019 se quedaron cortas. La organización católica tuvo que aumentarlas en una 5% para paliar las necesidades que «no cubren los servicios sociales», y es que el número de familias que necesitan ayuda sigue creciendo en ... el territorio alavés, a pesar de la supuesta recuperación económica. Hasta el pasado mes de noviembre, 6.927 familias recibieron la ayuda de Cáritas frente a las 5.899 del año pasado.
«A pesar de que la economía ha mejorado y la sensación de la sociedad es que las cosas están mejor, el número de personas atendidas ha crecido», subrayó este jueves Ramón Ibeas, secretario general de Cáritas. Sus responsables criticaron el actual sistema institucional de servicios de ayuda social, ya que consideran que no acoge a las personas que lo necesitan en «plazos razonables».
Un total de las 378 familias atendidas por Cáritas en los primeros once meses del año recibieron apoyos económicos, cuya cuantía ha crecido hasta los 62.000 euros. El resto recibió ayudas no económicas. La pobreza sigue teniendo cara de mujer, ya que el 66% de los perceptores lo son. El número de personas extranjeras se sitúa en un 80%. A menudo, este colectivo debe esperar hasta un año hasta ser entrevistado por Cáritas. Una consecuencia que están sufriendo, por ejemplo, quienes huyen de las crisis políticas y económicas de Colombia y Venezuela. «¿Qué pueden hacer estas personas durante todo un año?», lamenta Ibeas.
Los programas de empleo han ayudado a 318 personas, la mayoría en los espacios ocupacionales de Abetxuko. Otros participantes han pasado por las huertas de la Diócesis y los talleres prelaborales situados en Gamarra. Además, otras 24 personas trabajan con contratos de inserción. Por otra parte, la agencia de colocación de parados ubicada en Zaramaga atendió a 1.129 personas en búsqueda de empleo, 919 de ellas mujeres. Hasta 427 fueron derivadas a ofertas de empleo gestionadas por la agencia, lo que permitió cerrar un total de 270 contratos.
Los responsables de Cáritas colocan la falta de vivienda de emergencia social como una de sus mayores preocupaciones. «Vivir en Euskadi es muy caro. Un piso en alquiler en Zaramaga cuesta 750 euros y, con los bajos recursos que tienen, estas personas no pueden acceder a un hogar», apostilló Ibeas. Otras «trabas» que se criticaron durante el balance fueron las que impone la Ley de Extranjería, «que mantiene a las personas tres años sin poder trabajar».
Maite Sebal, directora de Cáritas en Álava, alertó del crecimiento de «la exclusión extrema más condenada a la invisibilidad» provocada por la vivienda y la precariedad del empleo. Mientras tanto, los ingresos de la organización, cuyo presupuesto se encuentra en 2,7 millones de euros, continúan disminuyendo. «Hay una fatiga de la compasión, la gente está cansada de que se le pida», reconoció Sebal.
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