Los comedores escolares de Álava recuperan la normalidad

El Departamento de Educación, por su parte, ha asegurado que estos se trató de problemas son «puntales en tres centros», que obedecieron a «desajustes normales en el inicio del curso». El argumento no convence ni a Ampas ni a sindicatos que continúan denunciando la falta de personal en la atención de los jantokis, además de insistir en la escasez de menaje en algunos centros y cuestionar la calidad y cantidad de las comidas.

El martes EL CORREO desvelaba que un fallo en la prestación del servicio de comedor afectó a un importante número de alumnos de los cerca de 12.000 alumnos matriculados en los jantokis alaveses. Fuentes del sindicato ELA denunciaban una descoordinación en el traspaso de la gestión de los comedores. Este curso la explotación del servicio está en manos de cuatro empresas, dos de ellas nuevas. «Las antiguas firmas -eran dos- no han aportado toda la información referente a la plantilla, han dado la mínima exigida. Y las que deben gestionarlo ahora no ha comprobado la situación de cada empleado hasta última hora«, explicaban desde este sindicato. ¿Esto en que se tradujo? En que una parte de los trabajadores estaba de baja o bien de excedencia. Es decir, no iban a acudir a su puesto de trabajo, algo que no se había contemplado. Ese martes trabajaron, de hecho, «con menos personas».

En algunos centros las furgonetas de reparto no llegaron hasta pasadas las doce del mediodía, hora límite para la entrega de los menús. Por ello, centros como el de Salburua decidieron suspender la prestación del servicio. Enviaron una comunicación de urgencia a los padres para que pasasen a recoger a sus hijos y, como medida excepcional, comiesen en casa. No obstante, uno sesenta niños de los 450 estudiantes matriculados en el comedor, se tuvieron que quedar. «Como la comida sí llegó, aunque tarde e incompleta, se les dio lo que teníamos en ese momento», según fuentes del propio centro educativo. Pero los vegetarianos se quedaron sin segundo plato y tampoco hubo suministro de fruta. «Fue un despropósito total», apunta Juan Carlos Carrasco, presidente del AMPA de Salburua. «No hay excusa que valga. Sabían que iban a tener que dar este servicio desde junio y están dormidos en los laureles», añade.

En Ikastola Ikasbidea de Durana, por ejemplo, las reclamaciones de los padres vinieron por las formas de trabajar, así como por «las condiciones de higiene» de la contrata que presta allí el servicio. «Se sirvió la comida en platos de usar y tirar en los que se les dio tanto el primero como el segundo. Además, el yogur se les echó en el vaso del agua y no en el recipiente normal con su tapa. Las condiciones higiénicas fueron deficientes sin duda», confirman desde Denon Eskola, desde donde insisten que «la cantidad y la calidad de los alimentos que se sirven en los colegios es muy deficiente». «Es una lucha que llevamos desde hace años y no se nos escucha. El problema es que Educación prima los bajos precios en las ofertas de los pliegos de condiciones y claro, al final los pagan nuestros hijos con raciones cada vez más pequeñas y materias primas dudosas», cuenta su presidenta, Lourdes Errasti.

La dirección del Ikastola Ikasbidea ha enviado este miércoles una comunicación en la que se detallan las circunstancias de la prestación del servicio. Afirman que han estado «en contacto con la empresa desde junio hasta ahora en varias ocasiones» y decidieron «poner platos de desechables porque la empresa no se ha preocupado de tener en condiciones la vajilla y los lavavajillas, para garantizar la salubridad». A todo ello se suma las protestas por la falta de monitores de comedor.«Sólo hay dos para 70 niños y no dan abasto», avisan. La situación se repite en Salburua, donde «de los 19 trabajadores que deberían estar solo estuvieron 14 el martes y 15 hoy», detallan fuentes del centro.

Desde Serunion, la firma que desde este curso presta servicio en Durana y en los colegios de la zona rural del territorio que no disponen de cocina, aseguran que «la ratio de monitores por comensal sigue rigurosamente las pautas establecidas por la legalidad vigente y el pliego de condiciones» y que «el número de monitores se concierta en función de la cantidad de comensales que nos comunican los centros escolares para cada servicio». Respecto a los problemas de vajilla, la empresa asegura que «siempre» utiliza vajilla para cada uno de los platos del menú, pero reconoce que «excepcionalmente y de manera provisional, ha tenido que utilizar platos desechables debido al cambio de concesión que se ha producido en este nuevo curso». Además, dentro de su política para la reducción del plástico desechable, los yogures se distribuyen «a través de vasos».

El hecho de que Serunión no cuente con una sucursal en Álava también ha generado malestar entre muchos padres. «Desconfiamos de cómo se trae la comida hasta los centro. Desde luego no es género de proximidad», critican. La empresa responde tajante: «La restauración que servimos en los centros de Álava procede directamente de la central de Logroño. El transporte, la conservación y tratamiento de los servicios que se sirven en cada uno de los centros escolares siguen escrupulosamente todos los procesos de calidad y medidas sanitarias y de seguridad exigidas por ley».