
maría rego
VITORIA
Jueves, 3 de noviembre 2022
Un pedazo del pasado más dulce de Vitoria se fue a principios de noviembre con la muerte de Rosa Hueto, la última de su árbol genealógico que atendió tras el mostrador de la confitería Hueto fundada por sus tatarabuelos. Falleció a los 94 años, el mismo día en que cumplía 95, tras una vida entre mermeladas, trufas y 'alfonsinos' –unos bizcochos en honor al rey Alfonso XIII– en la tienda de la calle Postas con vistas a la plaza de la Virgen Blanca donde hoy se ubica la sede del PNV. Ella se declaraba apolítica, soltera, «que no solterona», y orgullosa tía de 36 sobrinos.
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Rosa Hueto estudió con las monjas ursulinas y, aunque llevaba el azúcar en el ADN, quería ser médica. No cumplió su sueño pero estudió Enfermería en Valladolid, una profesión que no llegó a ejercer. Su deseo de ayudar a los demás lo canalizó de otra manera, como fundadora de la ONG Manos Unidas en Álava, convencida de que «si el mundo se estaba muriendo de hambre lo teníamos que solucionar las mujeres», contaba hace apenas tres meses a este periódico.
En 2007 bajó la persiana de la histórica confitería y en su última etapa vivió en la residencia Juan Pablo I.
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