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Nuria Nuño y ander carazo
Martes, 11 de mayo 2021, 08:41
Una interna de la residencia de San Prudencio, en Vitoria, falleció por coronavirus pese a haber recibido las dos dosis de la vacuna de Pfizer, según trascendió ayer. La mujer, de 84 años, fue trasladada el pasado mes al Hospital Universitario de Álava (HUA) ... para someterse a una operación de carácter menor y se descubrió que era portadora del virus cuando se le realizó el habitual test PCR antes del ingreso.
La mujer no presentaba síntomas, por lo que se le mandó de vuelta a este geriátrico, donde permaneció aislada hasta que su estado de salud empeoró el 1 de mayo. La pasada semana murió en el hospital, aunque este suceso no trascendió hasta que el Ayuntamiento –titular de este centro para personas mayores– recibió ayer la confirmación oficial. En el posterior cribado realizado en el centro, tres de sus trabajadoras también arrojaron resultado positivo por covid, según informaron fuentes municipales. Están igualmente vacunadas y solo una de ellas ha desarrollado síntomas compatibles con la enfermedad.
Los expertos avisaron desde el primer momento que la vacuna no descarta el contagio, sino que reduce la posibilidad de desarrollar síntomas de carácter grave en más de un 92% de los casos. Este no fue el caso de esta interna, que en la serología que le realizaron en la fase preoperatoria del HUA no se detectaron antígenos frente al SARS-CoV-2. «Circunstancias como éstas pueden darse, pese a que estemos vacunados. La eficiencia de estas dosis ha demostrado que es alta, pero tenemos que mantener medidas de protección y tratar de ser prudentes», lamentó la consejera de Salud, Gotzone Sagardui.
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«Es un caso aislado. Se sabe que las vacunas tienen una eficacia contra el contagio del 60-65% y de desarrollar síntomas graves del 92-95%. Así que coger el virus no es complicado y la gente puede enfermar, pero a medida que la campaña de inmunización se extiende comprobamos que entre millones y millones de dosis puede haber alguien que fallezca. No nos tendríamos que preocupar porque era algo previsible por estadística», argumentó Ugo Mayor, investigador de Ikerbasque adscrito al departamento de Bioquímica de la UPV.
El Gobierno vasco rechazó proporcionar mayores detalles, aunque, según ha podido saber este periódico, la intervención que tenía prevista esta octogenaria era de carácter menor y ni siquiera hubiese requerido que pasase la noche en observación. Se desconoce, eso sí, que tuviese alguna clase de patología con carácter previo que complicase este desenlace. Un módulo de San Prudencio tuvo que permanecer aislado hace varias semanas después de que una trabajadora que no había sido vacunada introdujese el virus, pero las fuentes consultadas descartan que la recién fallecida tuviese relación con ellos.
Da la sensación de que es un caso aislado porque en estos momentos no hay usuarios positivos por coronavirus en las residencias alavesas, aunque once trabajadores de ellas permanecen de baja por estar contagiados o haber mantenido contacto estrecho con alguien que esté enfermo. Desde el inicio de la pandemia, los geriátricos del territorio histórico han sumado 188 muertos, aunque en los últimos tres meses se había observado una 'tregua' gracias al efecto positivo de las vacunas.
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