Dos de cada tres furgonetas que salgan la próxima semana de la cadena de producción de Mercedes Benz en la capital alavesa no se podrán entregar a sus clientes. Irán directamente de la línea de montaje final a la campa ubicada dentro de las instalaciones ... de la fábrica, que sigue acumulando unidades sin acabar de los modelos Vito y Clase V. Ahora el principal problema con el que se está encontrando la factoría es la falta de sensores de los paragolpes, una vez que la escasez de bombas de agua parece haberse resuelto. «Siempre hay contratiempos», lamentan trabajadores de la planta, aunque reconocen que las dificultades de suministro de chips que lastran al sector de la automoción -y que está obligando a parar a diferentes fabricantes en España- «por el momento la estamos sorteando con nota».
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Porque por séptima semana consecutiva la producción se mantiene a tope y sin interrupciones -de lunes a viernes en este caso, porque finalmente el sábado se desactiva-, pero el destino de más de 2.000 vehículos no será el esperado. No se podrán entregar a los clientes. Esta situación no es nueva para Mercedes, que a pesar de la «incertidumbre» por la falta de semiconductores, tal y como reconocen en la propia compañía, ha apostado por continuar su actividad industrial sin apenas alteraciones para tratar de alcanzar la cifra de 134.561 unidades.
Pero en las últimas semanas el número de furgonetas sin terminar sigue creciendo, a pesar de que también a diario los operarios dan salida a entre cien y doscientos vehículos para aliviar la campa. Y «puede llegar el momento de que estemos ya al límite de capacidad», en torno a 6.000 unidades, admiten portavoces sindicales.
Entonces se repetiría el escenario de junio, cuando la dirección decidió suspender una semana la producción porque a la falta de chips se sumaba una acumulación de furgonetas sin acabar -incluso se llevaron a unas instalaciones fuera de Mercedes, en un aparcamiento del polígono industrial de Araia-. Aquel 'atasco' motivó la primera gran parada en la principal industria vasca, con más de 5.000 trabajadores.
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¿Existe ahora ese riesgo? Es la pregunta que se repite entre los operarios y el personal de las subcontratas y la industria auxiliar, que tiene una gran dependencia de la factoría vitoriana. Todo apunta a que las paradas podrían volver durante algunos días de diciembre si los problemas de suministro de microchips persisten y parece una evidencia que así será, incluso hasta mediados de 2022. Además, está previsto que la planta acometa una serie de obras en las instalaciones de producción antes de fin de año, con lo que la cancelación de jornadas puede también coincidir con esos trabajos.
El expediente de regulación temporal de empleo tiene vigencia hasta el 31 de diciembre y con la producción consolidada en el tiempo desde hace casi dos meses, se ha paralizado el consumo de días de ERTE. Así que por ese lado existe margen para suspender días si fuera necesario por motivos de producción. Los trabajadores han agotado un máximo de doce fechas del expediente temporal -en función de la bolsa de horas que arrastra cada operario-, con lo que aún tienen 18 para consumir antes de acabar el año.
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