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Un alumno del instituto de Murguía ha sido expulsado hasta final de curso después de conocerse que había estado grabando sin permiso a sus compañeras durante algo más de dos meses. El joven, que cursa 4º de ESO y tiene 15 años, tomó imágenes de ... otras jóvenes con un bolígrafo que llevaba una cámara incorporada. Las grabaciones y fotografías se centraban siempre en el trasero de sus compañeras mientras estaban en las aulas, en los pasillos del centro o en el exterior del edificio en el camino al polideportivo.
El caso saltó ayer a la luz a través de las redes sociales mediante un vídeo publicado por el colectivo feminista Gorbeialdeko Neska Gazteak para dar a conocer los hechos. Se trata de una denuncia pública pero no existe ninguna denuncia formal ante la Ertzaintza por parte ni de las afectadas ni del centro escolar. «Nosotros tuvimos conocimiento de los hechos el 12 de mayo e inmediatamente nos pusimos en contacto con la familia de este alumno», explica a EL CORREO Agustín López de Munain, director del instituto de Murguía.
Al parecer la propia familia habría comprado el bolígrafo al joven para que pudiera tomar imágenes de las clases y en concreto de la pizarra con el objetivo de que después le pudieran ayudar en casa con las tareas de algunas materias. «Pero nadie nos informó de esta circunstancia», aclara Agustín López de Munain, que señala que este alumno pertenece a una familia vulnerable. De hecho, más allá de ser expulsado hasta que termine el curso actual, el caso ha sido derivado también a los servicios sociales de la zona para que puedan realizar un seguimiento a través de un educador.
Las grabaciones comenzaron a finales de febrero y además de otras compañeras, el grupo feminista Gorbeialdeko Neska Gazteak asegura que en ellas aparecen también profesoras, algo que el centro niega. «Existen muchas fotos de algunas chicas en concreto y más imágenes de otras compañeras», admite el equipo directivo, que ha podido ver las imágenes. Siempre son de espaldas y enfocando el trasero.
Apoyo a las afectadas
En principio, todo indica que los vídeos y fotografías no han sido difundidos. Aunque el joven que los grabó sí que pasó algunas imágenes a través de WhatsApp un compañero de clase, un movimiento con el que se pudieron confirmar las sospechas de las adolescentes. «Nosotros nos reunimos con las alumnas de 4º de la ESO, las arropamos y les ofrecimos nuestro apoyo porque algunas de ellas habían sentido que se vulneraba su libertad», traslada el director. También se produjo un encuentro con las familias de las menores afectadas y se puso el caso en conocimiento del Departamento de Educación, ninguna de las partes decidió dar un paso más y presentar una denuncia ante la Ertzaintza.
Gorbeialdeko Neska Gazteak, por su parte, ha desplegado pancartas en el exterior del instituto en las que se llama a la autodefensa feminista y en las que se expresa que no se van a tolerar más agresiones.
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