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Francisco Góngora
Martes, 28 de noviembre 2017, 01:21
«Vivimos tiempos de emergencia y excepción», repite el arquitecto urbanista Fernando Prats, uno de los expertos que alumbró ayer la primera jornada del Congreso Euskal Hiria que seguirá hoy en el Palacio Europa reflexionando sobre el modelo de desarrollo de Euskadi en los próximos ... 20 años. Junto a Jorge Ozcáriz, actualmente consultor privado, pero que fue director de Medio Ambiente de la Diputación, Prats ha firmado el informe ‘La Biorregión de Álava central, una respuesta al cambio global desde la conciliación de las comunidades humanas con sus entornos territoriales’.
El documento es una propuesta de trabajo que ha sido muy bien acogida en el Gobierno vasco como uno de los textos para la elaboración de las nuevas Directrices de Ordenación Territorial 20 años después de las primeras. Iñaki Arriola, el consejero de Medio Ambiente, habló de ese cambio: «Ahora se apuesta por superar la división tradicional entre lo urbano, lo rural y lo natural», y «por buscar la autosuficiencia de los diversos recursos, la equidad y la cohesión social».
Reserva de la Biosfera Es una figura de tipo conservacionista superada por la crisis ecosocial y menos ambiciosa
Álava central Es el territorio que comprende toda la Llanada, Valles Alaveses y Montaña Alavesa
En ese sentido, los expertos, que pertenecen al Foro Transiciones, señalan que Álava central, zona que estaría formada por la Llanada, Valles Alaveses y Montaña Alavesa, «ha compatibilizado unos buenos niveles de vida con una gestión razonablemente equilibrada de sus recursos y bienes naturales». Esto le permite articular una ‘biorregión’ que va más allá de la declaración de Reserva de la Biosfera, otra figura de protección que se había intentado durante algunos años, pero que ha quedado superada ante las nuevas exigencias del cambio climático. Lo que se propone ahora es en definitiva «un territorio sostenible y competitivo, que pretende reducir su huella ecológica y de carbono, en concordancia con las estrategias de sostenibilidad, de adaptación y lucha contra el cambio climático, de biodiversidad, que el Gobierno vasco tiene ya en marcha».
Uno de los aspectos más importantes para llevar a cabo ese proyecto de ‘biorregión’ es el apoyo social. Los expertos constatan que la ciudadanía alavesa está implicada en la preservación de la vida y el territorio y ha sido «extraordinariamente lúcida y activa frente a complejos problemas y desafíos de una manera organizada».
Tras valorar todas las condiciones favorables que presenta el territorio, los expertos proponen diez líneas estratégicas para configurar la Biorregión Álava Central. La primera es integrar de forma compatible sus realidades urbanas, rurales y naturales. La segunda habla de preservar, recuperar y revalorizar los sistemas naturales que mantienen el suelo, el agua y la biodiversidad. Impulsar las actividades agrícolas y ampliar la producción ecológica sería la tercera línea de trabajo.
Pero hay más: Cuidar y recuperar la utilidad del patrimonio cultural; reducir la generación de residuos y el consumo de energía; preservar los bienes comunes y públicos; aumentar la resiliencia en el medio urbano, rural y natural ante el calentamiento atmosférico y favorecer la investigación, la formación profesional y las iniciativas en este sentido, entre otras.
Experto entre otras cosas en turismo y sostenibilidad, Fernando Prats cree que la capital alavesa, rodeada como está de una naturaleza tan bien conservada, es el lugar ideal para tomarse unas vacaciones de descanso y de paseos por el monte o por los embalses. «Un lugar próximo donde no hace falta hacer esos gastos extraordinarios en energía, una alternativa para el nuevo turismo que necesitamos».
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