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El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo cumple tres años abierto en Vitoria y su director, Florencio Domínguez, recientemente recogió la medalla de la ciudad. EL CORREO ha decidido sumarse a esos reconocimientos y entregarle el premio Alavés del Mes de ... agosto.
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– ¿Cómo ha acogido Vitoria al Memorial?
– Ha habido un recibimiento favorable de la ciudad. El mejor indicador es que rondamos las 88.000 visitas desde la inauguración y una parte significativa de esa gente es vitoriana. Es cierto que el 60% de las entradas llegan de fuera de Álava, pero es que hay veces que no acudes a lo que tienes más a mano porque piensas que cualquier otro día podrás visitarlo.
– ¿Tienen 'tirón' turístico?
– Somos una de las instituciones turísticas mejor valoradas de Vitoria. Se lo hemos presentado a los guías de la ciudad para que tengan información por si consideran oportuno ofrecérselo a sus clientes. Suele venir gente de Francia, Reino Unido, Italia, Alemania...
– EH Bildu no apoyó que se les concediese la medalla de la ciudad porque «deja fuera a víctimas de vulneraciones de Derecho Humanos producidas por aparatos del Estado».
– El centro representa a las víctimas que el Congreso y el Senado establecieron cuando delimitaron el objeto del memorial. Son víctimas del terrorismo, de todos los terrorismos, pero no de otro tipo de vulneraciones de los Derechos Humanos. Hablamos de una ley que salió adelante sin votos en contra en el Congreso y el Senado, y eso que algunas enmiendas para ampliar el objeto del memorial fueron rechazadas.
– ¿Qué opinan las víctimas que han estado aquí?
– Eso es probablemente lo más satisfactorio. Está bien que al público general le guste, pero lo importante es que las víctimas se sientan identificadas con lo que hacemos aquí y creo que en ese sentido tenemos un reconocimiento prácticamente unánime. En julio inauguramos una exposición sobre el atentado de la cafetería Rolando de Madrid en el que hace 50 años hubo trece víctimas mortales, todas civiles, y que ETA no reconoció hasta 2018. La satisfacción que nos expresaron no tiene precio.
– Su carrera periodística ha estado siempre ligada a ETA.
– Es una cuestión generacional. Cuando mi promoción dejó la universidad nos tocó en pleno ascenso del terrorismo y por suerte hemos podido vivir su final. Ahora me toca estar al frente de un centro que busca mantener vivo el recuerdo e impulsar la investigación histórica en torno al terrorismo para divulgarla y se conozca.
– Hasta su constitución, ¿dónde se realizaba esa labor?
– El ámbito académico en el País Vasco tardó bastante en entrar a investigar este tema, a pesar de que ha sido el factor político que más ha condicionado la vida pública. Por suerte, eso ha cambiado y hay estudiantes que están haciendo tesis en diferentes universidades. A lo mejor es que querían llevar al pie de la letra lo que dijo Manuel Tuñón de Lara de que «no me pidan que enjuicie como historiador hechos que acaban de ocurrir. La historia comienza veinte o veinticinco años después».
– ¿Qué le parece que uno de cada dos jóvenes no sepa quién fue Miguel Ángel Blanco?
– El último asesinato mortal de ETA en territorio español tuvo lugar el 30 de julio de 2009 en Mallorca. Los chavales que ahora acceden a la universidad tenían 2 o 3 años y, por lo tanto, no han tenido vivencias directas de lo que ha sido el terrorismo. Que haya una generación que no conozca de cerca el terrorismo es un éxito. Lo que no es bueno es que ignoren lo que ha ocurrido. El sistema educativo, las instituciones, los medios de comunicación y nosotros como centro memorial tenemos que subsanar esa falta de conocimientos. Hemos hecho material didáctico, formación online, cómics y grabaciones con víctimas pensadas para los colegios.
– ¿La amenaza terrorista está desapareciendo?
– Han retrocedido algunos fenómenos como el terrorismo nacionalista, aunque en Irlanda del Norte se siguen produciendo de vez en cuando atentados y crímenes. Pero la amenaza yihadista sigue muy activa. Hace unas semanas murió en Cruces una víctima de un atentado en Afganistán. El año pasado hubo dos ciudadanos españoles asesinados en el ataque de Hamás a Israel. En 2023 se registraron dos ataques de actores solitarios en nuestro país, en Algeciras y Torrepacheco. El Estado Islámico del Jorasán mató en marzo a 144 personas en una sala de conciertos de Moscú. Se ha modificado la amenaza, y no es tanto los atentados estructurados de una organización centralizada del Estado Islámico como fueron los de París en 2015 o Barcelona en 2017, pero sigue siendo muy potente.
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