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En la tierra donde antes crecían tomates, ajos, berenjenas, lechugas y otros productos de la huerta, se han levantado ahora varias cuadras de caballos y dos pistas, una interior para el entrenamiento y otra exterior, para la competición. Cerca de 50 jinetes aguardan a las ... puertas de la sede de equitación 'Nova Victoria' en la localidad alavesa de Pobes, que acoge las pistas más grandes de Álava dedicadas a la modalidad de doma clásica.
No son ni las de diez de la mañana y está a punto de arrancar un concurso autonómico –programado por la Federación Vasca de Hípica– dedicado al adiestramiento ecuestre. A los participantes parece habérseles olvidado que hasta hace cerca de un año, germinaban aquí los cultivos que les dan de comer. Lo cierto es que, en un día como hoy, lo único importante para ellos es que la armonía entre jinete y caballo sea visible para jueces y público. Aunque los resultados de la 'Copa Nova Victoria' no se sabrán hasta este domingo por la tarde, cuando termine el concurso.
Mientras Jon Oquiñena está colocándole a su equino unos protectores en las patas –«como si fuesen las muñequeras de un tenista», dice–, Siroko está llenando el suelo de estiércol. Pero no es un síntoma de que se le hayan revuelto las tripas, ni esté nervioso. Simplemente es su hora. Su dueño lo limpia con pulcritud, se coloca el casco, coge la fusta, y se dirige hacia la pista. Él, sí, algo más tenso. Llevar quince años en el mundo ecuestre no te exime de sentir ciertas dudas antes de arrancar la competición. «La conexión que se crea con el caballo es inexplicable pero, al final, le estás pidiendo que haga unos ejercicios que no son naturales para ellos», se justifica este competidor juvenil de 18 años. Lleva desde los tres años a lomos de un caballo.
Zulaika Enguidanos
Responsable de las instalaciones 'Nova Victoria'
En el escenario van al paso, al trote y al galope; tal y como dicta esa conocida canción infantil. Así funcionan sus movimientos. Y a Aitziber Markinez, que ha venido 'ex profeso' (la entrada es libre) le parece «espectacular» verlo. «Es verdad que esto no es tan llamativo como los saltos de obstáculos, pero el caballo es un trabajo esclavo y la doma supone estar a pico y pala. Por eso me gusta lo que hacen, porque se ve que entienden al animal», asegura.
«En el norte no hay mucha cultura ecuestre, sobre todo de doma clásica», se lamenta Zulaika Enguidanos, responsable de las instalaciones. «Aquí tira más el monte, y es difícil encontrar un sitio referente para crecer como amazonas, como quería mi hija. Nosotros le hemos tirado la caña para que lo consiga y, a la par impulsamos a otros que también quieran cumplir este sueño», subraya.
Y parece que lo ha conseguido. Porque en este suelo lleno de alfalfa todo el mundo parece entenderse, y disfrutar. Pero también hay referentes, «y eso ayuda». Al rozar las cuatro de la tarde, la alavesa y campeona de Euskadi de doma clásica en su categoría Garbiñe Beitia recorre la pista de competición a lomos de Belizzo, después de más de veinticinco años en esto de la hípica. Pirueta al golpe, 'piaffe' y final. «Esto es precioso, da gusto verla», finaliza orgullosa Enguidanos.
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