Amvisa estudia evitar que los corzos caigan al río Alegría tras 60 casos en 10 años

La sociedad municipal deberá ahora analizar esas diversas alternativas que pretenden salvar a la fauna silvestre de acabar atrapada a lo largo de los casi ocho kilómetros del canal del Alegría. La mayoría de los accidentes se ha registrado a su paso por el pueblo de Argómaniz –sus propios vecinos han salido en más de una ocasión al rescate– y ha habido jornadas que han dejado más de una víctima en su cauce, como el día de San Prudencio de 2015 o el 16 de agosto de 2018. Desde el pasado verano, sin embargo, han caído liebres y conejos, pero ni un solo corzo. El estudio se vale de los informes del centro de recuperación de Mártioda, bomberos y guardas forestales para radiografiar lo ocurrido en la última década y admite que «se desconoce la causa principal» de esos siniestros. Descarta, eso sí, que los animales buscaran el río para saciar su sed.

Lo más probable, plantea el diagnóstico, es que llegaran allí tras «su estampida incontrolada» por la presencia de personas o perros sueltos, la caza –hay cuatro cotos activos en el entorno del río– o cualquier otra actividad en su «zona de campeo». El documento reconoce que «existen coincidencias entre la accidentabilidad y los periodos de caza» y, aunque Amvisa no puede evitar esas situaciones que alteran la tranquilidad de la fauna silvestre, sí puede intervenir para que en su huida no terminen dentro del canal. Entre las soluciones que recoge el estudio realizado por la firma Geotech aparece su cierre parcial mediante vallas de unos dos metros –en su contra está que si el ejemplar lograra entrar, no tendría posibilidad de escape– o el uso de «barreras olfativas» dirigidas especialmente a jabalíes y corzos. El sistema consiste en aplicar de forma periódica repelentes y atrayentes en la zona para guiar la trayectoria de los animales hacia los pasos elevados. También se plantea generar más de estos ecoductos –y adecuar los que ya existen– para el cruce seguro y, de paso, la reconexión de hábitats.

Elkarrekin Araba ya ha pedido la comparecencia del diputado de Medio Ambiente, Josean Galera, para que explique los resultados del diagnóstico y las soluciones propuestas, que pasan también por la creación de salidas adicionales o rampas de escape –fijas o flotantes– para que el animal tenga más opciones de escapar del canal. Las víctimas suelen morir ahogadas «por agotamiento» tras intentar sin descanso la huida y los ejemplares que sobreviven, describe el estudio, «sufren heridas y mutilaciones».