«Un estreno como esta Juana de Arco tiene mucho de locura», asegura Juanjo Mena

Admite el director que «algo que sucede por primera vez siempre tiene un porcentaje muy alto de locura. Sobre todo para intentar comprender todo lo que contiene una partitura tan compleja como la de Honegger en su 'Juana de Arco'. Hay muchísimos elementos: prosodia, verso, palabra cantada, una orquestación muy rica, colorida y amplia. Muy grande», resume el responsable de la ópera que estrenará el martes.

Juanjo Mena detalla que «la primera vez que estábamos en el escenario, con toda la maquinaria y los elementos que hay en la producción, los tempos cambian muchísimo. Dependiendo de cuánta masa sonora haya en el escenario: cuánta gente hay cantando o qué distancia hay entre el coro y la orquesta hacen que todas las ideas del tempo que querías hacer tengan que recolocarse. Tienes que maniobrar y ser muy flexible a la tensión que puede crearse», razona el artista.

Y antes de que su interlocutor le pida pormenores, Mena ejemplifica que «al ponerse el coro muy cerca del foso de la orquesta, los tempos no pueden ser como si están a 20 metros. Todos esos parámetros hay que ir moduládolos y acotándolos hasta que funcionan correctamente».

Pero, por si esto fuera poco, la propuesta contiene una mezcla de muy diversos universos musicales. «Es muy variado y novedoso. Honegger es posterior a Debussy, con cuya obra se inicia y se conecta.Son dos lenguajes muy diferentes. El de Debussy es único, es él, y Honegger parece haber decidido que lo que se estilaba en París en aquella época –el wagnerismo– no era tan importante. El grupo de Los Seis buscó una ampliación que no sólo era orquestal o de criterios, sino una pelea contra el pasado», sitúa el director.

Mena enmarca el momento histórico cuando «el cambio industrial en Europa genera una ganancia de ideas que la gente quiere desarrollar. Y a la hora de reflejar lo que sucedía en todas las partes del mundo los compositores franceses siempre fueron muy interesantes. A veces me han pedido un programa de música española y yo he elegido a Debussy y a otros de los mejores orquestadores. Estaban en Francia quienes mejor captaban la idea musical y qué instrumentos se empleaban».

En el caso de este oratorio dramático, «en un momento, con Honegger vamos a escuchar 'chanson' francesa. Lo mismo aparecen diversas ideas de jazz, mientras que antes una ópera tenía un estilo sólamente. Tiene la gran virtud de abrir las puertas y salir adelante», aprecia el músico. Y también hace referencia al aspecto de 'espectáculo total' que refleja la apuesta operística. «Otra manera de ampliación de la influencia del wagnerismo y la música alemana es hasta dónde podemos llegar con todas nuestras ideas. Creo que es un claro ejemplo de un progreso enorme», valora el director musical.

El concepto de distopía futurista de Ollé se aplica a una obra donde «hay muchas opciones de hacer la prosodia, que puede llevar a la gente a espacios muy diferentes, que están siendo creados en el momento.En este caso, con una compañía como La Fura dels Baus hay tantas ideas y tanta libertad para hacer las cosas que se consigue una potencia extraordinaria».

'La doncella bienaventurada' de Claude Debussy, abrirá las funciones. «Hay una comunicación directa con 'Jeanne D'Arc'. La Fura dels Baus crea dos espacios. Uno, arriba, con ella que ha muerto y ve sufrir abajo al amado.Juana de Arco está en una Tierra deshumanizada, con graves conflictos y cantidad de violencia. Y de ahí es quemada para ir hacia arriba. Es un diálogo entre la trascendencia y la vida real».

Hablando de realidad, en medio de esta vorágine de trabajo Juanjo Mena recuerda la frase del maestro Frühbeck de Burgos: «Esto es levantarte a las seis de la mañana y a las diez llegar al ensayo para comerte a la orquesta y a quien se ponga por delante». Y hay hambre de escena.