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Cualquier concejal del ramo, cualquiera que se haya visto ante el encargo de organizar la cabalgata de Reyes, sabe perfectamente que, en contra de lo que pueda parecer, se trata de uno de los asuntos más importantes, más delicados y más difíciles de gestionar. Junto ... con las fiestas, es el evento con más tirón popular. En esa clave se entiende que Vitoria haya decidido mantener sus desfiles navideños en la actual situación, incluso, a pesar de las recomendaciones del LABI, cuyas decisiones se habían seguido hasta ahora sin rechistar. La edil de Cultura, la socialista Estíbaliz Canto, es, junto con el alcalde, Gorka Urtaran, la máxima responsable de que Vitoria vuelva a tener cabalgata.
- ¿El informe del LABI no les hizo cambiar de opinión en ningún momento?
- Es que la directriz del LABI lo que dice es que los eventos no se celebren tal y como se celebraban antes de la pandemia. Y eso nosotros lo cumplimos a rajatabla. De hecho, una de las medidas que vamos a tomar, que veníamos meditando desde hacía tiempo, es que la ciudadanía se pueda repartir en esos kilómetros de calle para evitar aglomeraciones.
- Pero, ¿no cree que la gente se va a seguir concentrando en puntos como la calle Paz?
- Entendemos que esto es una cuestión de todos, que todos tenemos que tener responsabilidad. Nosotros tenemos que garantizar el ocio, la cultura y la seguridad.
- ¿Por qué Bilbao no lo ha visto esto tan claro? ¿Por qué no les ha temblado el pulso a la hora de cancelar? ¿Acaso allí han sido más prudentes?
- Ellos pueden tener otras consideraciones y otras circunstancias. Yo no puedo, ni quiero entrar a valorar lo que hacen otras ciudades.
- De todos modos, se cierran aulas y se pide pasaporte covid para hacer deporte en los centros cívicos, pero se van a celebrar eventos con miles de niños, la mayoría, sin vacunar. ¿Le parece razonable?
- Entendemos que los eventos al aire libre son la mayor garantía para la ciudadanía. Toda la programación que tenemos en espacios cerrados venimos desde hace tiempo sacándola a espacios abiertos. Y alguna se ha cancelado. Esa siempre ha sido la recomendación del Gobierno vasco y es lo que hemos hecho. Suspender el único evento que tenemos al aire libre y que está destinado a los niños, cuando el resto de franjas de edad tiene garantizado su ocio, no es una decisión nada fácil...
- Claro, a nadie le gusta ser el Grinch, ese personaje que roba la Navidad.
- Suspender la cabalgata otro año habría sido doloroso. Por eso mismo, porque es una decisión importante, no se ha querido tener prisa en tomarla. También hemos querido ver cómo evolucionan las ciudades de nuestro entorno. Por ejemplo, Pamplona anunció el jueves que sí va a tener cabalgata. Ahora bien, si la situación es crítica, se suspenderá.
- ¿Qué va a pasar con el Carnaval?
- Hoy por hoy, lo mantenemos. Es una decisión que se ha tomado antes por una razón: las personas que participan, las comparsas, necesitan mucha antelación. Su trabajo es voluntario, les consultamos y ellas vieron claro que había que mantenerlo. A día de hoy, nada invita a pensar que en febrero o en marzo vayamos a estar peor que ahora, pero la posibilidad de tener que suspenderlo está encima de la mesa porque mientras dure este virus la posibilidad de tener que cancelar cualquier evento va a estar siempre presente.
- En enero vence el contrato con Kultura Bizia para la gestión del Iradier Arena como gran escenario cultural. ¿Qué ocurrirá a partir de entonces?
- En eso estamos trabajando, en que ese espíritu, el de una asociación con un montón de agentes culturales que trabajan y programan juntos, no se pierda. Habrá que hacer un balance para ver cómo ha ido todo y tomar una decisión.
- ¿Qué modelo imagina para el recinto?
- Me gustaría que fuera un espacio con las cualidades necesarias para ofrecer espectáculos culturales de calidad con aforos grandes y que estuviera gestionado por agentes culturales de Vitoria tal y como se ha hecho con este experimento. Pero lo primero será llegar a una reforma del Iradier, con un acuerdo político. De momento, ya hay contactos con grupos políticos interesados en hablar del tema.
- Pero lo tangible es que solo han consignado un millón de euros en los presupuestos para el Iradier Arena, para Maturana-Verástegui y para Goya. No parece una cantidad suficiente para emprender ninguna reforma.
- Es escaso, sí. Pero el planteamiento es empezar. Todos somos conscientes de que esa reforma llevará bastante tiempo y de alguna manera hay que arrancar. Es que la pandemia nos ha trastocado todos los planes. En una primera hoja de ruta, teníamos muy claro que teníamos que afrontar una reforma del Principal con urgencia y también la remodelación del Iradier Arena para aprovechar todas las potencialidades del espacio. Pero la pandemia...
- Da la sensación de que el coronavirus sirve como el comodín para todo.
- ¡Ojalá que esta pandemia fuera una excusa! Pero es innegable que hubo un parón a consecuencia de la crisis sanitaria y cuando se retomó el trabajo tuvimos que reordenar todas nuestras prioridades.
- ¿La pandemia también explica un retraso de un lustro en la reforma del Principal? Usted misma fijaba 2023 como una fecha «factible» para contar con el teatro ya remodelado. Y ahora mismo ni siquiera se sabe qué proyecto se va a llevar a cabo.
- No llevamos un lustro de retraso. La legislatura pasada no hubo un compromiso de reforma, lo hubo en esta. Cuando, a comienzos de 2021, se retoma el proyecto, teníamos una hoja de ruta clara: licitar el proyecto en base a la opción dos (estimada en 12,7 millones de euros). Avanzan los meses y aparece la opción del edificio Ópera, que precisaría de un trabajo urbanístico y también de un acuerdo político. Ahora estamos en ese punto de decisión.
- La opción de la que habla costaría, al menos, 40 millones de euros sin contar la compra del Ópera, ¿es viable en la situación en la que se encuentran las arcas municipales?
- Es planteable. Hay que tenerla en cuenta de una forma seria porque es una de esas oportunidades que pasa una vez y no vuelve a hacerlo. Por eso hay que estar muy seguros de que, si se rechaza, es porque hacerlo es la mejor opción para la ciudad. Ahora bien, reformar el actual teatro y tener el Iradier Arena como un segundo gran escenario es una opción que tampoco está descartada. Como ciudad, nos falta un espacio suficiente para espectáculos de 4.000 o 5.000 personas.
- Ampliar también implicaría demoler el actual teatro. ¿No lo lamentaría?
- Creo que a todos nos daría mucha pena, pero igual que cuando reformamos nuestra casa, cuando tenemos que deshacernos de algo que llevamos viendo toda la vida. Entiendo ese sentimiento perfectamente, pero si lo que consigues derribando lo viejo es muchísimo mejor... Hay que tener en cuenta que todo lo viejo fue nuevo alguna vez.
- El Gasteiz Antzokia vaciará de contenido Montehermoso. ¿Qué plantean allí?
- Tiene un papel central y tractor. En legislaturas anteriores fue un eje muy importante de la ciudad, con presupuestos superiores a un millón de euros, una situación que no es alcanzable. Ahora, con la mudanza se nos plantea una oportunidad: el contenido de Oihaneder Euskararen Etxea se cambiará a su nueva ubicación previsiblemente después del próximo verano y en este tiempo se quiere plantear, junto con los agentes culturales, qué hacer, quizás con un proyecto interesante que mire más al barrio.
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