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Joao es un camionero portugués que reposta habitualmente en la gasolinera de Arasur en sus viajes con mercancía hacia Francia. «Pero también tenemos clientes de Lituania o Moldavia» a bordo de tráilers de grandes dimensiones, detalla Fernando Esteban, encargado del área de servicio de Dyneff, ... firma que acaba de comprar los 9.000 metros en los que se asienta la instalación con la expectativa de ampliar el negocio.
En el restaurante cercano Sergio López de Foronda y su equipo sirven cafés, pintxos y menús a los operarios que trabajan en el polígono, «que cada vez son más», apunta, aunque reconoce que «con la pandemia se ha notado cierta caída en la actividad». En cualquier caso, «ahora se vive un buen momento en Arasur», añade, con la experiencia de quien lleva seis años al frente del establecimiento.
«Estamos en el inicio de nuestra consolidación como plataforma logística y corto y medio plazo el horizonte que se presenta es muy halagüeño»
«La terminal ferroviariade Arasur es un enclave estratégico para el Puerto de Bilbao por su capacidad para generar movimientos de mercancías»
«Estamos cerca de nuestra fábrica que nos da la materia prima y de los clientes finales. Movemos a diario 30 camionesentre salidas y llegadas»
Y en el hotel ELE Hotelandgo con el que comparten edificio, su directora, Montserrat Viruete, trata de abstraerse del «maldito Covid que ha sido un varapalo, sobre todo para nuestro sector», y admite que «venimos de años de crecimiento, sobre todo 2019, con reservas de comerciales que visitaban empresas, de trabajadores que estaban aquí una semana o varios días». Confía en que la vacuna se generalice «para recuperar esos niveles de negocio».
Toda esta zona de servicios, la puerta de entrada a la plataforma de Ribabellosa, registra ahora, en cualquier caso, una actividad «inusitada» si se compara con hace tres años, coinciden. Porque también al otro lado de las barreras, donde ya se encuentran los pabellones industriales y logísticos, «la situación ha cambiado de manera considerable. Creo que estamos en el inicio de nuestra consolidación y a corto y medio plazo se nos presenta un futuro halagüeño», enfatiza Peio Ruiz, presidente del consejo de administración de Arasur.
Se verá reforzado en la primera quincena de febrero con la entrada en funcionamiento del tren semanal que unirá el polígono alavés con el Puerto de Bilbao. Aratrain será el nombre de la terminal, «un enclave estratégico para nosotros por la capacidad que tiene de generar movimientos de mercancías en todo su entorno», destaca el director de operaciones, comercial y logística de la Autoridad Portuaria vizcaína, Andima Ormaetxe.
La ubicación en un cruce de caminos entre la AP-1 y la AP-68 y cerca del polígono de Júndiz y del aeropuerto de Foronda multiplican el atractivo de Arasur para las empresas que quieren establecerse ahí y tener su base de operaciones logísticas. «Ahora la playa de vías aportará valor añadido, la intermodalidad será total», añade Ruiz, y por fin se hará realidad la aspiración con la que nació la plataforma en 2006, convertirse en el 'puerto seco' de Euskadi.
Ha costado más tiempo del previsto, años de zozobra que amenazaron el futuro de la infraestructura, sobre todo cuando hace una década el Puerto de Bilbao apostó por Pancorbo, a doce kilómetros de Arasur, para instalar allí una terminal ferroviaria. Pero esa travesía del desierto parece superada. «Empezamos con un tren semanal pero el objetivo es llegar a tres en no mucho tiempo y a medida que crezca la demanda», confirma Asier Varona, director gerente de Sibport, la empresa que gestionará el 'puerto seco', como ya hace en Pancorbo y en Júndiz.
«Van a ser terminales complementarias», apunta Ormaetxe y la de Arasur se podría asemejar a la del polígono vitoriano, con una capacidad para mover entre 13.000 y 14.000 contenedores al año. La línea ferroviaria Madrid-Irún que pasa por Ribabellosa tiene un acceso para que la compañía Talgo, instalada en Arasur, pruebe ahí sus trenes. Ese desvío se utilizará para que el ferrocarril entre a la nueva playa de vías -una terminal de 63.440 metros, como 80 campos de fútbol- y se carguen los vagones con destino a Bilbao, el tercer puerto de España en el ranking de movimiento de mercancías ferroviarias. Es, además, una dársena «de referencia» para el continente americano y la puerta de salida por mar al norte de Europa.
Esta conexión permitirá también reducir el tráfico de camiones por carretera -y primar el transporte en barco- «y minimizar la huella de carbono, contribuyendo así a la mejora del medio ambiente, además de abaratar costes para las compañías», dice Varona. De esta operativa se pueden beneficiar dos de los nuevos 'pulmones' empresariales de Arasur como son Gestamp o DSV -Talgo, que cuenta con el mayor número de trabajadores, unos 650, llegó a terrenos de Ribabellosa hace ya 55 años-.
Más de 23.000 vehículos pasan a diario por la AP-1 en el entorno de Arasur, una de los dos autopistas que rodean la plataforma logística junto a la AP-68. «Estamos en un cruce de caminos muy interesante», reconoce el máximo responsable del polígono, Peio Ruiz, pero a su juicio esa posición todavía podría verse «más reforzada» con accesos directos de ambas vías a la infraestructura de Ribabellosa.
El presidente del consejo de administración ve más factible esa posibilidad con los concesionarios de la AP-1, «con los que ya estamos trabajando para que hubiera aquí una salida del peaje», y de esta manera la zona de servicios -gasolinera, restaurante y hotel- incrementaría sus posibilidades de negocio.
En el caso de la AP-68, «no se liberalizará hasta 2026», asegura Ruiz, con lo que habrá que esperar más tiempo «pero también es otra aspiración estratégica que tenemos en el desarrollo a futuro de la plataforma».
«El tren al Puerto de Bilbao es un complemento muy interesante», coinciden los responsables de estas plantas, que reconocen que en la apuesta por instalarse en el polígono alavés tuvo un peso importante «la estratégica localización en el mapa». En el caso de Gestamp, «muy cerca de nuestra fábrica -en Bizkaia- que nos suministra la materia prima y de nuestros clientes», explica el director gerente, Jorge Pérez-Pedrero. En la factoría que dirige se dedican al corte por láser y hacen piezas para los modelos de Volkswagen en Pamplona, Seat en Martorell y Opel en Zaragoza.
DSV, por su parte, es el cuarto operador logístico del mundo y en Arasur tiene como principal cliente a Ormazabal, del grupo Velatia, que fabrica equipamiento innovador para la infraestructura eléctrica. La compañía danesa, que distribuye esos equipos desde Ribabellosa, «decidió venir por la capacidad de las instalaciones y por su ubicación. Ha sido una apuesta de éxito», reconoce su responsable, Ibon Kortazar.
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