Los jóvenes que participarán en el proyecto recibirán formación sobre higiene del sueño. igor aizpuru

Especialistas estudiarán el sueño de 210 alumnos de la ESO de Vitoria para mejorar sus notas

VIVA es una investigación compartida con Valencia y en la que neumólogos, neurofisiólogos y psiquiatras trabajarán con estudiantes

Lunes, 3 de octubre 2022, 02:11

Cualquiera que conviva con un adolescente se desesperará con su lentitud de movimientos, con lo tarde que se va a la cama, con las horas que derrocha delante del móvil o la consola y con esa manera en que va cada mañana al instituto arrastrado, ... como si le hubiera pasado un camión por encima. Es normal. Duerme poco. El ritmo biológico o 'circadiano' de los chavales de entre 13 a 17 años es más largo que el de los adultos. Sufren un desfase de hasta dos horas en el momento en que su cerebro está listo para entregarse a los brazos de Morfeo, pero los horarios escolares no perdonan. Se les pegan los ojos en clase de 'mates' el lunes a primera hora.

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Los expertos en sueño ya saben que ese déficit de horas de 'planchar la oreja' en algunos jóvenes supone una merma del rendimiento académico y mucho más si se complica con otras cuestiones emocionales o de salud mental. Dos equipos multidisciplinares de Vitoria y Valencia quieren investigar mejor cuánto duermen y con qué calidad los chavales de tercero y cuarto de la ESO de cuatro institutos y estudiar la manera de mejorar sus notas a través de una mejor higiene de sueño. El proyecto se llama VIVA y en él van a colaborar de manera voluntaria 210 alumnos de Corazonistas y del instituto Zabalgana y otros tantos de dos centros valencianos de similares características, revela el jefe de la Unidad del Sueño de la OSI Araba, Carlos Egea. Le acompañan en su estudio la neurofisióloga Carla Pía y la jefa de Psiquiatría, Ana González-Pinto, y colaboran los institutos y AMPAS. En el Levante, lidera la investigación el pediatra Gonzalo Pin.

El estudio, explica Pía, se prolongará durante dos cursos. Se van a utilizar las mismas pulseras inteligentes con las que se midió la calidad del sueño de los funcionarios del Ayuntamiento de Vitoria. Están dotadas de sensores especiales capaces de medir con precisión la cantidad y calidad de las horas de sopor y el ejercicio físico que se practica. Nada más ni nada menos.

Pulseras inteligentes

Primero, los investigadores tendrán una charla con los padres y los alumnos. Necesitan el permiso de progenitores y también de los chavales para formar parte del estudio. Esos 210 primeros voluntarios deberán llevar la pulsera inteligente durante 24 horas al día durante dos semanas. Los datos que se descarguen en un programa serán analizados por los profesionales. Les repetirán la prueba a finales de curso, con más horas de luz. Analizarán además cómo es su cuarto o qué tipos de tecnologías usan y cómo. Y luego decidirán cuáles de estos chavales tienen más déficit de sueño para trabajar con ellos.

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En la segunda fase de la investigación formarán dos grupos. El de control recibirá una serie de consejos sobre las medidas básicas de higiene del sueño, como la de no cenar copiosamente y hacerlo temprano, no llevarse a la cama ni lectura, ni la tele, ni el móvil, bajar la persiana, tener una habitación ordenada o practicar ejercicio de manera regular.

El segundo de los grupos. añade Carla Pía, tendrá una terapia semanal con psiquiatras, psicólogos, pediatras, neurofisiólogos o enfermeras en función de las necesidades. Al final del todo se valorarán sus resultados académicos.

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El objetivo final, explican Egea y Pía, es mejorar sus notas a través del sueño. «En el tercer año podremos decir a la comunidad educativa qué es lo que hay y en qué medida podemos actuar. Puede que la clave sea cambiar algunos horarios y eso será complicado», reflexiona el jefe de la Unidad de Sueño de la OSI Araba y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño.

LA CIFRA

420jóvenes de Vitoria y Valencia someterán su sueño a examen de manera voluntaria para el estudio.

  1. Entrar más tarde al 'insti' y ningún examen en lunes

El pediatra valenciano Gonzalo Pin lleva años estudiando lo que se conoce como el 'jet lag social' de los adolescentes. Hasta un 15% de los chavales de entre 13 y 17 años tiene problemas para conciliar el sueño. Los horarios escolares y los aparatos digitales no ayudan mucho, pero hay también una causa biológica de ese retardo. Tiene que ver con los cambios hormonales. Durante esa etapa de crecimiento el proceso natural de producción de la melatonina se retrasa unos 16 minutos al año. El desfase horario en comparación a un adulto puede ser de dos horas en chicos y de tres en chicas y al final de la adolescencia poco a poco vuelve a regularse.

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Deberían dormir un mínimo de nueve horas para que dentro de su cerebro en fase de maduración se consolide mejor la memoria y se generen conexiones y redes neuronales. Difícil si se duermen a medianoche y ya están sentados en el pupitre a las ocho y media de la mañana.

Pin lideró un estudio que demostraba que retrasar media hora la entras de los chavales al instituto y convocar el primer examen de la semana los miércoles a las once de la mañana ayudaba. Los chicos subieron la nota media un punto y disminuyeron los problemas de conducta en las aulas.

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Seattle (EE UU) retrasó 50 minutos la entrada a los institutos y los científicos demostraron que además de que las notas subieron un 4,5% se redujo la brecha social. En centros con alumnos de clases sociales desfavorecidas se incrementó la puntualidad y la asistencia de los chavales.

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