Miguel Ángel Escrivá | Cantante de Santero y Los Muchachos
«Nuestra escuela es el rock más primitivo, que destacaba las voces e instrumentos»Secciones
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Miguel Ángel Escrivá | Cantante de Santero y Los Muchachos
«Nuestra escuela es el rock más primitivo, que destacaba las voces e instrumentos»Llegan con el aliento de 'Dragón' de su reciente sencillo, con tres álbumes previos y amplias trayectorias musicales a las espaldas. Santero y Los Muchachos prometen un concierto especial. El ritual se celebra en Hell Dorado, el viernes 15 a partir de las 21.00 ... horas.
– Para empezar, ¿'Estamos bien'?
– Sí, mejor que bien. Estamos fabulosamente bien, a mediado de la gira de salas y con una respuesta genial. Así que imagínese.
– Son un grupo versátil, que maneja el formato eléctrico y el acústico tanto en directo como en el álbum 'Royal Cantina'. ¿Van a mezclar ambos palos en Vitoria?
– Estuvimos en acústico en Vitoria la última vez y creo que en cuarteto. No hemos estado nunca con toda la banda. Vamos a mostrar por primera vez una parte que no conocéis allí: toda la artillería, que es como hacemos esta gira. Y es de agradecer.
– ¿En qué sentido?
– En acústico no puedes llegar igual que cuando llevas las guitarras eléctricas y demás. Estamos con muchas ganas de jugar este partido de vuelta de otra manera. Además, aquel concierto creo recordar que salió genial, así que no será difícil convencer a la gente esta vez.
– Viene con su hermano Joseman...
– Sí, y viene Soni (Artal, guitarra), mi hermano Javi a los teclados y bajo y Pau García Serra a la batería.
– Siendo herederos de una estirpe de músicos y ejercen como tales en directo y no tanto como generadores de espectáculo visual. ¿Es importante dar a la gente música de verdad?
– Sí, entiendo por dónde va. Nuestra formación es esa. Nuestro padre tocaba en una banda de los 60 (Los Top-Son) donde este tipo de artificios visuales no existía y tenían que apoyarse mucho en la parte musical. La música era mucho más personal y no había lugar a dudas: lo que veías en el escenario era lo que había.
– ¿Y ahora?
– Hoy, con tantos visuales y sonido envolvente no sabes realmente qué está sonando. El otro día vimos a Vetusta Morla, invitados en el Wizink, y no entendía bien qué parte estaba tocando el guitarra, a pesar de estar viéndolo. Hoy todo lleva mucha levadura, con tanta tecnología hay cosas que se pierden.
– Ustedes siguen otro camino.
– No es ni mejor ni peor. Nosotros tenemos una apuesta por la parte más musical, no tanto visual, el sonido más analógico, a naturalizar lo que es la música. Nuestra escuela viene de los principios del rock and roll más primitivo donde la parte vocal se dejaba ver mucho y los instrumentos, también. Ese es nuestro cometido y no es algo que pertenezca al pasado. Hay muchas bandas haciéndolo y pertenecemos a esta liga.
– Ahora mismo hay 'ofertas' que no llevan ni un DJ, sueltan material pregrabado y adelante...
– Es verdad que en ocasiones la gente necesita reforzar lo que en directo no se puede dar por las circunstancias que sean. Pero si lo haces, que por lo menos se entienda. Hay grupos tan 'reforzados' que no entiendes qué está sonando de un músico u otro. Y naturalizar las cosas no pertenece al pasado, sino al estado natural del músico, donde se debe comprender qué sucede en el escenario.
– En algunas fotos parecían ustedes los Flying Burrito Brothers. ¿Hay también una reivindicación de una cultura del rock, incluido ese cuidado de las voces, tan americano?
– En nuestro primer EP estaban mi hermano Joseman Escrivá y Soni Artal con las guitarras, Marc Guardiola a la batería y yo. Y Los Muchachos eran mi padre y otro cowboy, otro rockero de su época de los 60, a los coros y con trajes a lo Blues Brothers. Eran gente más mayor pero con alma súper joven y muchas ganas. Mi padre nos enseñó a armonizar y cuidar las voces desde el principio, y lo utilizábamos mucho en mi banda anterior, La Pulquería. Falleció uno de Los Muchachos y mi padre tampoco está. En su lugar, mi hermano Javi también hace voces y Pau García también mete coros. Es nuestra escuela.
– ¿Y son fieles a ella?
– Nos interesa esa revisión de los sonidos y la estética de entonces. Pero creo que hasta algún rapero lleva trajes Nudie, a lo Flying Burrito. No vamos al pasado, aunque sigamos luciendo la artesanía de entonces. Hay gente a la que le sigue interesando que las cosas sean tangibles.
– O utilizar una guitarra de hace 60 años, vamos.
– Exacto.
– Por cierto, ¿para ser 'los reyes del rock reposado' no se mueven mucho ustedes?
– Sí, la verdad. El proyecto nace de una intención de viraje total. Yo necesitaba huir de los momentos festivos que teníamos en La Pulquería. Ya no me interesaban y quería volver a las melodías, a este denominador común que tenía con mi hermano y con Soni, de bandas que nos interesaban. Al final la cabra tira al monte e hicimos canciones con un poco más de empuje y los conciertos, con un poco más de musculatura, para seguir sacando la vena rockera que tenemos dentro. Fue cogiendo un equilibrio, con una forma más cantinera, celebrar la vida. Pero hemos madurado lo que veníamos cantando.
– ¿En la cantina está la verdad?
– Sí, cuando sacamos 'Royal Cantina' yo decía que los bares son el templo de todas nuestras verdades y nuestra existencia. Muchas bandas se montan gracias al calor de los bares. ¡Qué canción más envidiable la de Gabinete Caligari! Ahí empiezan muchas historias de amor y empiezan otras tantas, donde músicos se reúnen y escuchan ciertos temas. Yo recuerdo haber estado en locales o clubes donde oíamos una canción de los Clash o de los Stones y decías, 'hay que ir por ahí, esa es la onda'. Son necesarios y cuando nos los quitaron en el confinamiento nos quedamos desangelados.
– Buscan implicar a sus seguidores. ¿Forman con ellos una familia mejor avenida que algunas en Navidad?
– Ja, ja... Es que en nuestra familia igual nos vemos tanto que en Navidad, por hacer algo especial, ni nos vemos, ja, ja. No, nos vamos a ver y será inevitable hablar de la gira. Además está mi padre, con quien toco en una banda de clásicos de los 50. Es nuestra pasión. Ahora mismo estamos en un momento en que quiero que la gente de Vitoria nos vuelva a ver porque van a notar cómo somos una banda muy consolidada, con cinco tíos en la misma dirección y un gran equipo de tres técnicos. Es un momento fabuloso.
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