Escoriaza Esquível se queda sin el museo de Ciencias Naturales por el alto coste de su reforma

Este colectivo que vela por el patrimonio arquitectónico alertó hace apenas dos meses del «avance de su deterioro estructural». «El edificio se encuentra cerrado al público, y la falta de un periódico y continuo mantenimiento y la carencia de intervenciones permite que el deterioro estructural y constructivo avance», avisaba en el informe que este diario publicó en exclusiva. Es decir, necesita bastante más que un simple lavado de cara.

Esto ha venido a rematar de manera definitiva un ambicioso proyecto que nació con la imprescindible necesidad de contar con colaboración interinstitucional para hacer frente a una importantísima apuesta inversora. En ese sentido ha trabajado la Diputación en 2022 y 2023 sin resultados evidentes. La intención de la Administración foral era aprovechar los 4.059 metros cuadrados de Escoriaza Esquível y abandonar las apreturas que el Ciencias Naturales sufre en la Torre de Doña Ochanda, donde apenas puede exponer el 0,1% de sus 607.000 piezas.

Tan sólo la obra suponía inicialmente una factura de diez millones de euros para ejecutar su adecuación, que se ha ido engordando a medida que el inmueble iba deteriorándose hasta convertirse en un reto difícilmente asumible para las arcas forales. También hay que tener en cuenta que todos esos cálculos se hicieron antes de que Rusia invadiese Ucrania, lo que disparó el precio de todos los materiales de la construcción.

Más allá de la adecuación del palacio como centro de exposiciones, se quería relatar de forma pedagógica y científica desde el nacimiento de la Tierra hasta la conquista del Espacio a través de joyas de la provincia como el ámbar de la zona de Peñacerrada, las huellas del yacimiento de Salinas de Añana, fósiles, meteoritos, plantas, animales... Porque, aunque la mayoría lo desconozca, en los 3.072 kilómetros cuadrados del territorio histórico se han registrado más especies de flora que en los 242.495 del Reino Unido.

El anuncio de esta renuncia aún tardará varias semanas en ser oficial y es que los responsables forales trabajan desde hace tiempo en la búsqueda de otro inmueble que no necesite semejante restauración.

Las autoridades son totalmente conscientes de que el Ciencias Naturales necesita abandonar Doña Ochanda. Era una demanda en la que insistió Jesús Alonso hasta que se jubiló el año pasado como director del museo. Y es que las plantas superiores de esta torre reconstruida en 1970 en la calle Siervas de Jesús, aquellas a las que no puede acceder el visitante, no son aptas para claustrofóbicos porque sus pasillos son cada vez más estrechos para acoger estanterías con múltiples colecciones de minerales, fósiles, animales y plantas. «Vinimos aquí en 1986 y para finales de los 90 ya se nos había quedado pequeño», aseguraba Alonso hace un par de años.

Próximamente llegará a sus instalaciones el ammonites gigante hallado en el 'Paseo de los Fósiles' de Nanclares de la Oca y habrá que hacerle un hueco. Sin embargo, los responsables del museo ya han tenido que negarse a recibir varias donaciones que querían hacer particulares. Porque el Ciencias Naturales de Vitoria es uno de los más prestigiosos del país junto al Nacional de Madrid y el Blau de Barcelona.

No es la primera vez que se frustra el traslado de este museo. Hace unos años se planteó la posibilidad de que acabase en el Archivo del Territorio Histórico de Álava, pero se abandonó aquella idea. Tampoco es el primer 'novio' que pierde Escoriaza Esquível. Desde que el Ayuntamiento de Vitoria se lo compró en 2010 a la Fundación Seminario Eclesiástico de Aguirre ha aspirado a convertirse en parador nacional y en casa del euskera de Vitoria, pero nada llegó a prosperar.

Con el contundente diagnóstico de Hispania Nostra y la renuncia a que sea un museo, ahora le tocará al Consistorio vitoriano buscar de qué manera se puede recuperar el edificio del Renacimiento más importante en el País Vasco junto a la Universidad de Oñate.