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Adentrarse en la historia de Joseba Markinez es como ver un capítulo de ese programa de naturaleza llamado 'El hombre y la Tierra'. Él ... mismo reconoce que es de la «generación Félix», esa que tuvo como referente al afamado naturalista y divulgador Rodríguez de la Fuente. En Pobes, a Markinez le conocen porque es el gestor de una casa rural, Elai Etxea, a 20 kilómetros de Vitoria. «También me conocen porque me han visto con los prismáticos desde crío, era un loco de los pájaros», confiesa este alavés que dejó de sumar carreras del taxi –profesión de la que acabó «quemado»– para dedicarse al turismo rural.
Fue hace tres años cuando reformó la casa de sus padres y cambió el asfalto por la naturaleza. Tiene también algo de pionero en ese pueblo alavés, donde además de mantener y alquilar la casa rural ha montado tres 'hides' de manera comercial. ¿'Hides'? Son unos escondites en la montaña desde donde se pueden realizar fotografías a diferentes especies salvajes en la naturaleza que no están a la vista habitualmente.
«A base de paciencia y cabezonería, acabas bajando a especies animales que en la naturaleza sería imposible verlas a esa distancia», explica Markinez. Se trata de un negocio, de lugares que se alquilan a fotógrafos aficionados y profesionales para que tomen imágenes de una determinada especie con una vista única y en su entorno natural.
¿Qué es un 'hide'? Es un espacio que se alquila y desde el que se pueden capturar imágenes de especies concretas. Está destinado principalmente a fotógrafos y productoras audiovisuales.
'Hides' de águilas reales. En Euskadi solo existe un espacio comercial desde el que grabar vídeos promocionales o capturar imágenes. Está en Pobes. Existen varios en la Sierra de Guadarrama, donde la concentración es mayor.
Población del animal. De las 1.500 parejas de águilas reales que hay aproximadamente en España, el 70% se concentran en Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha y Castilla León, según datos de la Sociedad Española de Ornitología.
En España hay alrededor de 200 escondites ('hides') –en Euskadi, una veintena– a los que se puede acudir pagando y en los que varían las especies animales a la vista que se ofrecen. Surgieron hace una década y se trata de una práctica especializada dentro del ecoturismo. También hay empresas que organizan viajes a diferentes partes del planeta, como Finlandia, donde se alquilan escondites para fotografiar osos, por ejemplo. Lejos de ser como una visita a un zoo o un safari, estos escaparates son lugares en los que la espera para ver al animal se puede alargar horas y horas. «En Cabárceno, los animales parecen parte de una exposición». Desde los escondites se vive una experiencia que es como la de la caza, pero en el mundo de la imagen.
El último de estos refugios que ha habilitado Markinez lo ha llamado 'Saitoki', desde donde se puede ver una pareja de águilas reales y dos pollos. Para llegar hasta allí, conduce a sus clientes en un todoterreno. El trayecto dura 15 minutos desde la casa rural. El pequeño espacio, de unos cinco metros cuadrados, es el primer 'hide' para águilas reales del País Vasco, cuyos principales clientes son catalanes. En él caben dos fotógrafos –el precio es de 145 euros por persona y en el caso de que sean dos, 120 cada una– y se pueden tomar imágenes de un águila real a unos 20 metros.
Negocio responsable
El fotógrafo Mikel Arrazola, especializado en naturaleza, es un habitual de este rincón de Pobes y viejo conocido de Markinez. Cuenta que para ver a un águila a esa distancia había que permanecer unas 12 horas en el lugar antes de que habilitara ese escondite. «Nos ocultábamos bajo una lona del amanecer hasta la noche. Y ahora hay veces que tienes la fotografía en una hora y otras veces en tres», indica Arrazola. No hay un tiempo exacto. En Euskadi existen alrededor de 17 parejas de águilas y 16 están en Álava. Una de esas sobrevuela Pobes.
– ¿Cómo consigue atraer a las águilas a 20 metros del escondite fotográfico?
– Sabía que había una pareja de águilas reales en esa zona desde que era chaval, cuando tenía siete años. Para atraerlas, he pasado los dos últimos subiendo al monte para alimentarlas y así atraerlas. Hubo momentos duros en los que sentía que estaba perdiendo el tiempo porque es un bicho salvaje y no bajaba.
La alimentación es el cebo. Se lleva a cabo con la connivencia de la Diputación de Álava a la que Markinez pasa informes. «El cuidado del animal está por encima del cliente. Nunca le digo a nadie cuánto va a tardar en hacer una fotografía. Cuando ponemos alimentación, lo hacemos de manera que no dependan de nuestra comida. Estaríamos convirtiendo un águila en un buitre», indica. Lo ideal es que «la reina de las aves», como también la llamaba Félix Rodríguez de la Fuente, siga alzando el vuelo.
El fenómeno de los 'hides', esos lugares de alquiler para aficionados y profesionales de la fotografía donde registrar las mejores imágenes de animales en su entorno natural, comenzó hace una década. «Los primeros escondites fotográficos empezaron a surgir hace doce años en la zona de Extremadura, en un pueblo llamado Castuera. No era un tema comercial puro y duro. A partir de ahí empezaron a surgir en diferentes puntos de España como Madrid y Cataluña», comenta Jesús Giraldo, gestor de la página web especializada en este tipo de alquileres (hidesfotograficos.es).
En el País Vasco tampoco hay una gran oferta. «Hace seis años solo había un 'hide' en Álava. Desde esa fecha han empezado a proliferar», señala este fotógrafo de naturaleza aficionado, que calcula que en la actualidad hay un total de 200 'hides' en España, una veintena en Euskadi que pertenecen a unos seis gestores, aunque no hay un registro oficial.
Todos se ubican hacia el norte, para evitar el contraluz. «Particulares seguro que hay muchos más», explica este aficionado a la fotografía y amante de la naturaleza. En Álava y sus cercanías, además de los tres espacios de alquiler de Elai Etxea, gestionados por Joseba Markinez, hay otros dos escondites para 'capturar' aves forestales en el monte Izki, tutelados por la empresa Augur Nature. En Samiano (Condado de Treviño) se encuentra Fauneando, un 'hide' de jardín que se anuncia como «ideal para principiantes».
Estos refugios se alquilan por varias horas, el precio oscila desde 50 euros hasta 200 y «nadie se hace millonario con ellos», señala Giraldo, conocedor del sector. «Pueden dar para vivir si se asocia a otras actividades porque el público suele ser internacional, la fauna es muy rica en España como para atraer incluso a fotógrafos de China», resalta. También son un punto al que acercarse a descubrir con el objetivo puesto en una «naturaleza desconocida».
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