![«Mucha gente sube al monte como si fuera a dar un paseo por el bidegorri»](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202101/24/media/cortadas/ala-rescate-kFSF-U130301206957XWC-1248x770@El%20Correo.jpg)
![«Mucha gente sube al monte como si fuera a dar un paseo por el bidegorri»](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202101/24/media/cortadas/ala-rescate-kFSF-U130301206957XWC-1248x770@El%20Correo.jpg)
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El monte se ha convertido en uno de los rincones preferidos por los vascos para respirar en plena pandemia. Tal es la creciente afición que la nevada que estrenó el año provocó «un 'overbooking'» en el Zaldiaran, Urkiola... y unas cuantas actuaciones de la ... Unidad de Vigilancia y Rescate (UVR) de la Ertzaintza. «En lo que llevamos de 2021 hemos rescatado a unas 22 personas», advierte el jefe de su sección de Montaña, Pablo Izaguirre.
– ¿La montaña se ha convertido en la vía de escape a las restricciones de movilidad?
– Sí, la gente necesita ocio y, en esta pandemia que estamos viviendo, al no tener otro tipo de alternativas socioculturales, se ha echado al monte. Ya en el desconfinamiento nos vino una avalancha de trabajo que para nada esperábamos. En lo que llevamos de 2021 hemos rescatado a unas 22 personas y, si contamos desde Navidad, cerca de 35.
– ¿Nos plantamos en mitad de la naturaleza como si fuéramos a dar una vuelta por la ciudad?
– Diferenciando a las personas que habitualmente van a hacer actividades como senderismo o montañismo, y en el País Vasco hay muchas, quienes han buscado una alternativa de ocio en la montaña no la planifican correctamente. Muchos salen como si fueran a dar un paseo por el bidegorri y, ante una incidencia, tenemos el rescate asegurado.
– ¿Se ha perdido cierto respeto a la montaña?
– La montaña se ha socializado, se ha hecho más accesible también porque el acceso a materiales e indumentarias más técnicas se ha abaratado, pero tanto nosotros como federaciones y clubes vemos que, a la hora de planificar la actividad, no se plantea la posibilidad de que no se pueda hacer por falta de seguridad. Hay que tener un 'plan b' y en un momento dado pensar que no es el día para salir y que ya se irá otro porque la montaña siempre va a estar ahí.
«AVALANCHA» DE TRABAJO
– ¿Cuál es el error más habitual?
– Aparte de no planificar. la indumentaria, el calzado y la falta de material adecuado como bastones, crampones, raquetas... en función de la actividad que se vaya a realizar.
– ¿Hay quien se deja también la prudencia en casa?
– Sí, detectamos que hay una falta de respeto hacia la actividad y tampoco se hace autocrítica de si estamos preparados en cuanto a material, formación o nivel. Debe haber una preparación física mínima para que la actividad no te sobrepase y no te genere un cansancio, un exceso de torpeza o una falta de destreza al caminar por piedras, senderos más complicados, pequeñas trepadas, terrenos helados...
– O con nieve. Los vascos llenaron sus montes en plenas vacaciones de Navidad pese a las advertencias de la Ertzaintza.
– A todos nos gusta la nieve y eso unido a la necesidad de espacio, de aire, trajo días atrás un 'overbooking' en los montes. Todos tendemos a ir a los mismos lugares, subir con el coche hasta los parkings ubicados en el Gorbea, Aizkorri, Pagasarri... y llegar lo más cerca posible de la nieve, pero esos espacios no están preparados para esa masificación.
– Entonces, ¿la nieve mejor verla tras el cristal de la ventana o en el parque de al lado de casa?
– Hay amantes de la montaña que disfrutan mucho de estas condiciones invernales y que este año no han podido desplazarse a otras comunidades a practicar travesías de raquetas, esquí... y tienen el derecho y la necesidad de hacerlo con la nieve que hemos tenido aquí días atrás, pero la gente que no está preparada ni se forma debe hacer una actividad acorde a sus destrezas y su material y, en lugar de ir al Gorbea, acercarse a un monte más cercano a una cota más baja y disfrutar de otra forma.
TELÉFONO MÓVIL
– ¿Cómo es el retrato robot de la persona que rescatan?
– Generalmente están haciendo senderismo o montañismo y sufren algún percance, alguna caída, y presentan patologías como traumatismos. Y también personas desorientadas.
– ¿A la montaña siempre con el móvil bien cargado?
– Es una de las cuestiones que hay que tener en cuenta e incluso, si es posible, llevar una batería extra. Utilizamos mucho el móvil para sacar fotos, no le quitamos esas aplicaciones que consumen la batería, y cuando nos llaman al 112 suele coincidir con que la batería está ya al 15 o el 25% como mucho. Para cuando el grupo de rescate ha llegado, con el anochecer cercano y sin poder ya apoyarse con el helicóptero, la batería se va a agotar y no vamos a poder tener contacto con esa persona.
– ¿Cómo se elige a los miembros de la UVR para montaña?
– Somos ertzainas y tenemos que pasar una serie de pruebas y cumplir unos requisitos, por ejemplo, desde hace unos años se exige tener una titulación deportiva en el ámbito de la montaña, la escalada, la espeleología... Hay un proceso de selección y quienes entran inician una formación.
– El mantenimiento de la forma física será constante...
– Dentro de los ciclos de trabajo, que en la actualidad son de 12 horas, primero se cubren las necesidades de auxilio, rescates o búsquedas y luego se organizan actividades formativas. Ahora estamos aprovechando mucho para la actividad invernal y mantener las destrezas para acometer esos rescates.
– ¿Necesitan también una preparación psicológica?
– En esta Unidad estamos ya un poco habituados a situaciones estresantes y complejas a nivel psicológico y, cuando hay alguna actuación más delicada, valoramos la necesidad de demandar el apoyo de profesionales, pero no se suele dar el caso.
SU DÍA A DÍA
– ¿Cuesta morderse la lengua y no echar un rapapolvos a la persona rescatada?
– Eso se hace más en frío. En caliente no juzgamos ni valoramos si ha cometido una imprudencia, lo que se hace es atenderla lo mejor posible.
– ¿Se ha visto en peligro en una intervención?
– Hay situaciones comprometidas pero dentro de la seguridad que nos da nuestra formación y la experiencia.
– ¿Alguna que no se le vaya nunca a olvidar?
– Hemos tenido muchos rescates difíciles pero recuerdo a una familia que, bajando del Gorbea, uno de sus miembros sufrió un problema cardiaco y falleció allí, no pudimos hacer nada. Fue un 31 de diciembre y todos los años por esa fecha me acuerdo.
El alud detectado a mitad de mes en el Gorbea también «sorprendió» a la Unidad de Vigilancia y Rescate (UVR) de la Ertzaintza. Nadie en su sección de Montaña recordaba un fenómeno así.
– ¿Cómo se detectó?
– Llevábamos varios años analizando ciertos escenarios como el Gorbea, el Ganekogorta, la zona de Sierra Salvada... donde se estaban produciendo pequeños aludes. En uno de esos reconocimientos con helicóptero se localizó ese alud en el Gorbea que, gracias a Dios, era hacia una vertiente por la que no discurría ninguno de los senderos habituales pero tenía unas características que nunca se habían visto, algo excepcional, a nosotros también nos ha sorprendido
– ¿Jamás se habían encontrado algo así en Euskadi?
– La gente más veterana de la Unidad, que puede llevar 25 años, no recuerda ese tipo de circunstancia. Detectar el alud ha sido importante para poder documentarlo bien y hacer un estudio de cara a otros años de esas zonas y, si se producen este tipo de nevadas, tenerlo en cuenta para realizar avisos a los montañeros.
– ¿Cómo se evita que nos pille una avalancha?
– Sobre todo con formación y conociendo el medio, que en un momento dado nos puede ofrecer una hostilidad a la que no estamos acostumbrados. Nosotros nos trasladamos a hacer entrenamientos a Pirineos y otras comunidades en el ámbito invernal y nos formamos en esas situaciones.
– ¿El cambio climático puede tener parte de 'culpa' en este fenómeno?
– Eso se me escapa un poco pero lo que está claro es que, cuando se produce este tipo de precipitaciones en otros entornos, parajes o países, hay aludes. También es verdad que aquí nieva y enseguida sube la temperatura y eso hace que las características del manto nivoso cambien rápidamente, se deshaga la nieve, se desconexione con la tierra y, en las zonas donde hay mucha acumulada y con pendientes, se produzcan aludes.
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