Armas blancas en Euskadi

La Ertzaintza intensifica la lucha contra las navajas con controles en discotecas de Vitoria

En este contexto se sitúa el último operativo especial acometido por la Ertzaintza. La madrugada del lunes, efectivos de este cuerpo tomaron las inmediaciones de una conocida discoteca latina. El inusual despliegue –con efectivos llegados desde Bizkaia, como la unidad canina– consistió en identificar a decenas de clientes del local. A quienes entraban y quienes salían.

En esta ocasión no hubo «ningún sancionado» por ocultar alguna arma blanca, especificó el Departamento vasco de Seguridad, que lo tildo de «control preventivo». Sí hubo varios identificados por portar pequeñas cantidades de droga. Se supone que para consumo propio. Fuentes policiales advierten de que «habrá más operativos de este tipo».

Estas operaciones nacen del cuádruple acuchillamiento en una céntrica discoteca hace dos años. Aquel ataque a cuatro personas supuso un punto de inflexión por su repercusión social. El agresor era un veinteañero con trabajo fijo, sin antecedentes de ningún tipo, pero que acostumbraba a salir de fiesta armado. «Como muchos otros en la ciudad», advierten policías sondeados. La fiscal jefa de Álava, Carmen Cotelo, suele hablar de «cuestiones culturales».

Por cierto, al existir «riesgo de fuga» por ser de origen extranjero, este chico pasó más de un año como preso preventivo. De hecho, celebró su vigésimo primer cumpleaños entre rejas. A día de hoy ha vuelto a su empleo, mientras aguarda el juicio penal en el que se expondrá a una severa petición de cárcel. No es el único.

«Antes había un navajazo al mes. Ahora rara es la semana en que alguien no intenta apuñalar a otro», alumbra una ertzaina. En el conjunto del País Vasco, cada mes se contabiliza una media de 92 delitos con armas blancas. Hace un año no pasaban de los 80 incidentes.

Un buen número de esas agresiones se produce en el marco del ocio nocturno, lo que ha llevado a los cuerpos policiales a extremar las vigilancias de zonas consideradas «calientes». Sobre todo, después de algunos apuñalamientos graves. Por ejemplo, tras el cuádruple acuchillamiento en febrero de 2023 se sucedieron los cacheos preventivos durante los siguientes fines de semana. Con el paso del tiempo, y tras algunas dudas sobre la legalidad de estas acciones preventivas, el celo policial perdió fuelle.

Sí es verdad que el Ayuntamiento de Vitoria –entonces gobernado por Gorka Urtaran– obligó a los locales más amplios a adquirir detectores de metales portátiles. La Policía Local también compró varios de estos aparatos, similares a los utilizados en los aeropuertos. En este contexto, el PRI, una unidad especializada de la Ertzaintza, hace tiempo que cuenta con pistolas táser. Vitoria fue el primer lugar donde la usó. A su vez, la Policía Local destinó en noviembre 36.000 euros para comprar, entre otros instrumentos, dos de estas armas de descargas eléctricas.

Llevar consigo una navaja o un cuchillo en Vitoria sólo comporta una sanción económica y su decomiso desde que, en agosto y como adelantó este periódico, la Policía autonómica dejase de detener tras una consulta con los juzgados.

El último dato conocido sobre incautaciones en la comunidad autónoma, y referente al periodo comprendido entre enero y octubre del año pasado, contabiliza 1.118 objetos punzantes decomisados. Se trata de un 13% más que en todo 2023 (988) y un 71% por encima de 2019, cuando se retiraron de la circulación 653 cuchillos, puñales, navajas y pinchos. «El año 2024 ha sido récord en decomisos», adelantan medios policiales.