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La delincuencia está al alza en Álava. Así lo confirman los datos de infracciones registrados por la Ertzaintza en el primer semestre de 2024 y a los que ha tenido acceso EL CORREO. Las comisarías de la policía autonómica situadas en el territorio histórico han ... registrado 5.162 delitos (sin contar aquellos ocurridos a través internet, que son 2.257 más), lo que se traduce en un aumento del 2,8% respecto al mismo período de 2023. Esto supone 0,7 puntos más que el crecimiento del resto del País Vasco, que se fija en el 2,1%, aunque en números absolutos Álava siga aún muy lejos de Bizkaia (con 21.846 casos abiertos) y Gipuzkoa (12.258).
Si centramos el análisis en Vitoria, el incremento resulta aún más severo, del 6,6%, de tal manera que la capital alavesa es ya el segundo municipio de la comunidad autónoma de más de 50.000 habitantes donde se producen más incumplimientos. A la cabeza se encuentra San Sebastián, con un crecimiento general de los delitos del 13,89%. En el lado opuesto de la balanza se encuentra Barakaldo, con un descenso del 10,8%.
En su contexto
77 robos con violencia ha sufrido Álava en los últimos seis meses. De éstos, el 96% se han producido en Vitoria. Bilbao concentra 431 casos de este tipo, con un aumento del 27,89% y del 9,3% en Bizkaia, al haberse denunciado 704 agresiones.
Preocupación policial Un delito estratégico para la Ertzaintza. Este tipo de agresiones suponen casi el 2% sobre el total de infracciones penales que se denuncian en las comisarías. Se cometen muchos menos que hurtos y ciberestafas. Pero los robos que se cometen a punta de navaja, a golpes, pegando un tirón o con intimidación implican una agresión directa hacia la víctima, lo que genera «una gran preocupación social», casi al nivel de las agresiones sexuales y los homicidios.
6,6% Es el crecimiento que ha habido hasta junio en los delitos en Vitoria, con 4.068 expedientes abiertos. En el podio de la delincuencia está San Sebastián, con un incremento general de las infracciones del 13,89% (acumulan 4.092 denuncias). En el otro lado de la balanza se encuentra Barakaldo, con un descenso del 10,8%.
Evolución Tendencia al alza desde 2021. A pesar del descenso que se produjo el pasado año, los robos con violencia han experimentado un fuerte incremento desde 2021, que rompió la tendencia a la baja iniciada en 2017.
Los principales protagonistas de estos delitos continúan siendo los robos con violencia -es decir, aquellos que se cometen a punta de navaja, a golpes, pegando un tirón...- o intimidación, que han sufrido un repunte cercano al 90% (89,74) al pasar en sólo seis meses de 39 a 74 casos en Vitoria. Sólo tres han tenido lugar en el resto de municipios del territorio histórico. Este crecimiento inquieta tanto a las instituciones como a la oposición. Eso sí, hay que tener en cuenta que el recuento corresponde a los seis primeros meses del año, así que no refleja la oleada de robos que hubo en las fiestas de La Blanca y tampoco se incluyen los casos que durante este mismo periodo ha abierto la Policía Local.
Este tipo de robos apenas suponen el 2% sobre el total de infracciones penales que se denuncian en las comisarías. Se cometen muchos menos que hurtos (1.613) y ciberestafas (1.828), pero es un problema creciente que preocupa a la Policía vasca. Básicamente porque implican una agresión directa hacia la víctima, lo que genera «una gran preocupación social», casi al nivel de las agresiones sexuales y los homicidios, según apuntaba un informe confidencial realizado por la Ertzaintza en 2021 y desvelado en exclusiva por este periódico.
Fue entonces, hace ya tres años, cuando este tipo de delitos rompieron la «tendencia a la baja» iniciada en 2017, lo que llevó a los analistas de las dependencias autonómicas a advertir de un posible rebrote en este tipo de ataques y a plantear la necesidad de implementar nuevas medidas para frenar la escalada.
A la vista de las estadísticas actuales, sus conclusiones parecen resultar certeras, aún teniendo en cuenta el ligero descenso que se produjo el año pasado. Además, la subida no sólo se nota en el ámbito de los robos con violencia; se han disparado delitos contra la libertad sexual al dispararse el dato de agresiones sexuales de 32 a 64 casos denunciados ante la Ertzaintza en la capital.
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David S. Olabarri
Esta radiografía estará incompleta hasta que se conozcan los datos anuales -agosto ha sido un mes 'negro' en cuanto a violencia de género y en las fiestas de La Blanca se robaron más de 43 móviles de media al día- y, también, el balance delictivo de la Policía Local (en muchas ocasiones es el recurso más cercano que tienen los ciudadanos). Sí que puede servir para marcar una tendencia al compararse los registros ejercicio tras ejercicio y observar en éste una curva ascendente.
César Charro, experto en seguridad y formador de aspirantes a policías, apunta varias razones que, a su juicio, explican esta escalada delictiva. Para empezar, insiste en que es necesario abordar el problema desde una perspectiva «científica», «sin complejos» y denuncia que han fallado las «políticas de seguridad». En este sentido, considera que es necesario crear equipos «multidisciplinares» para buscar soluciones. «Si te limitas a análisis simplistas de la realidad, los delitos van a seguir subiendo», apunta.
Charro relaciona el aumento de los robos con violencia con varios factores. Uno es la «quiebra del principio de autoridad». Señala que los delincuentes «no son tontos» y saben que es muy probable que acaben en libertad tras ser detenidos. Eso, a su juicio, genera dos problemas: el primero es que crea «sensación de impunidad en los agresores, que incluso se enfrentan a los policías» cuando son detenidos. El segundo es que se extiende entre los agentes la sensación de «inutilidad del trabajo». Una combinación peligrosa que hace imposible atajar el aumento delictivo.
El experto en seguridad afirma que es necesario abordar este asunto con seriedad, con reformas legales, con «firmeza» por parte de los ayuntamientos y «sin complejos» para evitar que el problema llegue a un punto «de no retorno».
Matiza el peso que tiene «la inmigración irregular» con el aumento delictivo. Lo dice porque, en su opinión, la administración «no integra» a estas personas -ya que no pueden trabajar legalmente, entre otras dificultades- y, en muchas ocasiones, buena parte de ellos acaban encontrando en el delito una forma de vida
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