Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
David González
Lunes, 27 de noviembre 2017, 19:32
Al ladrón de pisos «futbolista» le ha sentado fatal pisar de nuevo el césped de la capital alavesa. El viernes, sólo tres meses después de su anterior incursión conocida, efectivos de la Sicta, una unidad de la Ertzaintza especializada en delincuencia organizada, le pillaron en ... plena faena por la calle Badaya. Le acompañaban dos compinches. Este lunes, este trío, todos de origen georgiano, fue puesto a disposición del juzgado de guardia, Instrucción número 1, que por la tarde ordenó el ingreso en prisión de todos ellos.
No hay constancia de que repitiera la excusa que le ha conferido un rango especial tanto en el Palacio de Justicia como en la Policía autonómica. «Vengo a intentar probar con el Alavés. Soy futbolista», soltó tan pancho a la jueza de guardia, Instrucción 3, aquel caluroso día de agosto. Al parecer, durante su toma de declaración se vino arriba y hasta habló de una intentona previa «con el Madrid». Se supone que el equipo de Zidane. Desde el club babazorro negaron conocer a este individuo o la existencia de ensayo alguno en sus instalaciones.
El caso es que tampoco mintió del todo. Este sujeto, que en enero cumplirá 29 años, ejerció de centrocampista semiprofesional en un par de equipos de su país de la campaña 2011-12 a la 2014-15. Jamás pasó de la Segunda División georgiana. Su estadística oficial refleja 94 partidos oficiales en esa desconocida categoría con un bagaje global de cinco goles, veintidós tarjetas amarillas y una roja. Desde 2015, cuando acabó en un «tercera», no ha vuelto a contar con ficha federativa. Desde entonces, cambió los pases medidos por los robos a domicilios, y con el País Vasco en su diana.
No en vano, tras su primer arresto vitoriano, apenas pasó una semana hasta su segundo encontronazo con la ley en esta comunidad autónoma. En plena Aste Nagusia bilbaína, ertzainas le interceptaron, acompañado de otros dos compatriotas. Como el viernes, en el cacheo les incautaron una ganzúa y pestañas de plástico, de las que se colocan en los huecos de las puertas para saber si los habitantes están o no. Más tarde se descubrirían decenas de estos «marcadores» en viviendas del barrio de San Ignacio. Aquella vez no aludió a tentativa futbolística alguna. El Athletic no habría colado por razones obvias.
Y al igual que sucedió la primera vez en Vitoria, no se les pudo relacionar con ninguna denuncia ya presentada. Ante la falta de evidencias, aclaran medios policiales, se les puso en libertad. Con una condición innegociable. Les «invitaron» a coger un autobús que saliera del País Vasco. Debían subirse a uno para Zaragoza. Finalmente se decantaron por otro hacia La Rioja.
En esta segunda incursión, el Sicta le detectó en un conocido hostal. Durante las 72 horas que permanecieron detenidos, el Sicta les imputa su participación en «cinco robos en viviendas», razón por la que el juzgado les han enviado a la prisión de Zaballa, donde hay ocho campos de futbito..
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.