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Alfonso Azkorreta
Miércoles, 4 de octubre 2023, 17:21
Ernesto Olano (Vitoria, 1978) confiesa que es un «gran pesimista» y que a la hora de escribir se inspira en lo que escucha, ve, oye... Los datos anteriores deben completarse con un apunte fundamental: ejerce de Policía Local. Con el cuadro completo, uno tiende a pensar que esta persona a la que su oficio le expone a la más cruda realidad podría escribir de lutos y maldades. Pero no es así. «Me esfuerzo por ver el lado bueno de las cosas». Quizá esto le ha llevado en su segundo libro, 'El soldado del botón magenta', a elaborar una reivindicación personal de un falso traidor, un insulto que se encuentra entre los peores del catálogo contra un ser humano. De esto y de mucho más, porque el libro tiene muchos subtextos, hablará el autor mañana (18.30) en el Parador de Argómaniz, fecha elegida para presentar un volumen de 309 páginas que fue editado en el mes de julio por Libros y Literatura.
«Hemos elegido estas semanas para realizar la promoción porque en verano resultaba más difícil. Pero estoy supercontento porque me han llegado mensajes muy satisfactorios de algunos lectores». Tras este libro –el primero fue 'Llueve en las farolas', 2018–, Olano asegura que la escritura es un impulso vital. «No voy a ser famoso. En la literatura hago mi camino, poco a poco, convenciendo a los lectores. Creo en el esfuerzo, soy un idealista en eso». Es el mismo impulso que le anima en su trabajo. Al contrario de lo que se podría pensar en alguien que vuelca mucho tiempo en la escritura, Olano ejerce en la Policía Local con vocación. Cree en lo que hace y no rellena horas con el simple objetivo de tener una nómina a fin de mes. «Escribir me complementa, me llena como persona. Trabajar en la Policía es como si me obligase a mirar por una ventana y traer a los libros esas realidades que veo. Los personajes están inventados, yo sólo los traslado al papel».
Olano confiesa que escribir no le supone esfuerzo. Lo que verdaderamente le lleva horas es documentarse, investigar. Le pone nervioso no aportar un dato exacto de cualquier circunstancia que toque. Como 'El solado del botón magenta' está ambientado en los años posteriores a la I Guerra Mundial, podría decirse que el vitoriano ya es un experto en ametralladoras y trincheras. «Me apasiona la historia y es una época, esa y los primeros años 20, que conozco. Pero me exijo acertar en los detalles. Por ejemplo, el libro empieza con una llamada telefónica. Pues averigüé cómo estaban los tendidos de la época, lo que fue un trabajazo».
Porque hacer una llamada en aquellos años era casi una aventura. Pero, ¿a dónde llevaba ese telefonazo? «Es el de un soldado a un periodista, en el París de 1924, con el que pretende limpiar su imagen. Fue acusado de traición, huyó del frente y quiere reivindicarse, quitarse esa etiqueta». Así, el libro trata una búsqueda personal en una época también dada a la frivolidad y el postureo, «como sucede ahora con las redes sociales. No es casual. Somos esclavos del aparentar. El soldado trata de ser él. Porque el libro preguna: ¿a qué venimos a este mundo?A querer y a que nos quieran. Eso es lo que quiero trasladar al lector».
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