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«El primer asesinato ocurre ahí». Elena Andrianova responde apresurada –y con mucha seguridad– cuando en las paredes de la UPV/EHU proyectan una imagen de la Catedral de Santa María. No es que se esté produciendo una oleada de homicidios en Vitoria sino que ... esta joven rusa, y estudiante de Filología Hispánica, está inmersa en una lectura frenética de 'El silencio de la ciudad Blanca', la trilogía de la vitoriana Eva García Sáenz de Urturi. Los parajes que aparecen en la novela le están sirviendo tanto a ella como a otros estudiantes Erasmus para orientarse por la ciudad. «En vez de guías, usamos el libro. Nos lo recomendó una profesora y nos sirve para ubicarnos mejor», apunta su compañera Katerina Nedelcu, del mismo grado.
Lo cierto es que Vitoria se vendió ayer a 86 alumnos como «la ciudad más tranquila de Euskadi» y la «green capital» por excelencia en una jornada de bienvenida realizada a estos universitarios a los que acogerá el campus de Álava durante el segundo cuatrimestre del curso hasta finales de mayo. En esa charla distendida se les mostró en qué asociaciones pueden involucrarse, qué estudios de posgrado pueden cursar o qué programas de Relaciones Internacionales se ofertan, así como se les animó a participar en el intercambio de idiomas 'Tandem', que arrancó hace una semana y ya cuenta con un centenar de inscritos. Por otra parte, también se les dieron unas nociones básicas sobre la ciudad con el fin de detallarles el ocio y la cultura más destacada del territorio.
Algún escolar avanzado ya adelantó que había visitado el Buesa Arena y otros mencionaron que esperaban con ganas la llegada de la festividad de San Prudencio. «No cualquier persona puede decir que ha venido a España», «espero que sea la experiencia de mi vida», «no voy a olvidar jamás este tiempo», se repetía entre los distintos corrillos, a los que después se les invitó a talos y txakoli. En este caso ninguno sabía por qué era tan típico un pan preñado de chorizo, pese a que la comida haya servido como uno de los principales atractivos a la hora de planificar su estancia en el País Vasco.
Tanto es así que Julia Szymaszyk, de Polonia, quiso optar a una estadía en la comunidad para volver a confirmar esas buenas sensaciones que tuvo cuando visitó Tolosa, Bilbao y Gernika en 2019. «Tuve un sentimiento muy bonito. Los pintxos me encantaron y quería saber cómo era vivir aquí. Llevo sólo un mes pero Vitoria es maravillosa. No hay muchos turistas y eso se agradece», contó ayer a este periódico. La naturaleza fue lo que le llamó la atención a la alemana Jennifer Hartmann para fijar el destino final. «Aprender un poco de euskera estaría bien. Además me gusta que sea un lugar pequeño. He estado antes en Madrid, Barcelona, Granada y Valencia y siento que aquí hay menos contaminación», aseguró.
Ahora bien, ¿qué expectativas traen en sus maletas para afrontar los próximos meses? «No lo sé realmente», se sinceraba risueño el croata Sven Abramović. «Aprender idiomas, conocer España y países cercanos como Portugal y conocer gente nueva», acabó por decir. «En mi universidad no se estudia bien español, así que nunca lo había hablado en Italia. Quiero empaparme de la cultura y creo que me voy a divertir», replicó Vittorio Di Lillo.
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