El 27 de julio de hace cuatro años, mientras celebraba su cumpleaños, sufrió un infarto. Tras superarlo Santi Rodríguez (Málaga, 1965) se lo tomó con humor escribiendo un monólogo titulado 'Infarto. No vayas a la luz'. Ese montaje que demuestra su compromiso con los escenarios ... lo alterna en una gira con 'Como en casa de uno… en ningún sitio', el espectáculo que presenta este 5 de marzo en el Teatro Principal acerca de numerosos viajes que ha realizado y la reflexión cómica acerca de las diferencias entre países. «Estoy además trabajando en otro espectáculo que espero estrenar en verano», comenta.
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– Un estudio del CIS dice que uno de cada tres españoles admite haber llorado por la pandemia. ¿Va hacer falta mucha comedia para recuperar el ánimo?
– Sin duda. El otro día hice una actuación para abuelos en Madrid que ya estaban vacunados y habían pasado el periodo de seguridad. Tras casi un año sin pisar la calle me decían que me había oído y se habían olvidado de todo durante un rato y era como una vacuna más. Pase lo que pase, el sentido del humor no podemos perderlo.
– Uno conoce a los cómicos en un papel, pero también tiene que haber momentos difíciles en los que cuesta salir al escenario.
– Y tanto... Mi padre falleció el 21 de octubre por el 'bicho' y a los ocho días yo tenía dos actuaciones en el teatro de Jaén a las que él hubiera venido. Actué con una rosa blanca en el escenario, pero imagínate la función. Fue la más bonita y la más difícil de mi vida. Era una manera de reafirmarme en lo que yo vengo.
– ¿El buen humor le viene de familia?
– Viene de la abuela, mi abuela materna era increíble. Tenía una filosofía de vida de asumir y gestionar los malos momentos con humor. De todo sacaba un chiste y en todo había un lado bueno… Yo aprendí que eso se puede ejercitar igual que el que sale a correr todo el día, se puede hacer un hábito…
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– Llama la atención en la hoja de requisitos para la actuación de 'Como en casa... en ningún sitio' necesita un «gin tonic sin alcohol».
– (Risas) Es parte del decorado, por mucho que me guste beberme un pelotazo de vez en cuando. Es también por respeto al público porque uno no sabe cómo puede sentar un gin tonic y se puede entrar en un terreno de riesgo... No es más que parte de la escenificación porque en un momento hago una alusión a ello.
– Estudió Derecho...
– Sí, pero cuando yo llevaba un tiempo estudiando tuve claro que lo que quería hacer era otra cosa. Por el bien de todos, aunque la justicia vemos de vez en cuando lo desastroso que es. Además yo me he visto afectado recientemente por un caso...
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– ¿Se refiere al caso de Paco Sanz? Fue uno de los estafados por el hombre que fingió tener más de 2.000 tumores.
– Sí. Hice una gala para sacar dinero porque suelo hacer muchos actos solidarios. Organizo una gala para una asociación de Síndrome de Down en Jaén y sé el gran trabajo que hay detrás y lo que cuesta convencer a empresas para ayudar a alguien que lo necesita. Que venga una persona de esta y te estafe más de 4.000 euros y dos meses de trabajo… hace mucho daño. Y yo soy menos perjudicado que un chaval que ha roto una hucha para ayudar o una señora que dedicó parte de su paga y que seguramente no vuelvan a hacerlo tras esto. Las consecuencias de la pena impuesta son irrisorias. Entiendo que tendrá una justificación jurídica, pero ves la sentencia y piensas que se abre la veda para que cualquier tío se lleve cientos de mil euros.
– Hace unos días falleció Quique San Francisco. ¿Qué significaba para usted?
– Lo conocí en 'El club de la comedia' y coincidimos también en un programa, 'La noche con Fuentes'. Durante la grabación compartimos muchos ratos, se ha hablado muchas cosas de Quique pero siempre me quedo con la parte humana. Era un tío fuera de lo normal y estoy muy tocado porque se va una persona que me ha dado muy buenos consejos a nivel profesional y un animal de escenario que practicaba la comedia como pocos.
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– Se ha vuelto una costumbre buscar un sentido pandémico a todo. Se puede aplicar a 'Como en casa de uno... en ningún sitio'.
– No intuía que el título fuera tan premonitorio porque habla de una vuelta al mundo por muchos países. El resumen es que está muy bien viajar, pero hay ciertas comodidades en casa que no cambiaría por nada. Hay alguna referencia inevitablemente a lo que vivimos.
– ¿Hacer reír cuesta más?
– Sí, quizá pones más concentración y haces más hincapié, algo equivocado porque uno sigue siendo igual de gracioso, más o menos. Inconscientemente piensas que las cosas no funcionan igual pero el aplauso es igual de largo.
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