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Los incendios se ponen en las artes al servicio de la tragedia. Pero también son numerosos los ejemplos que recurren a las llamas como metáfora de un tiempo para el optimismo. Manuel Velasco (Madrid, 1976) juega con esa ambivalencia en el texto escrito para ... su madre, 'La habitación de María'. Concha Velasco, una de las grandes, se sube mañana a las tablas del Principal para encarnar al personaje de Isabel Chacón, una célebre escritora que cumple 80 años el mismo día en que se declara un incendio en el rascacielos en el que reside. José Carlos Plaza dirige esta función para la que ya se han agotado las entradas.
– ¿Cuándo nace esta obra acerca de una célebre escritora?
– Isabel Chacón surge en verano de 2019 cuando escribí un monólogo dramático en el que pasan muchas cosas terribles, pero con un final optimista. El día en que esta escritora cumple 80 años, una autora que vive en el ático de un rascacielos confinada por agorafobia, se declara un incendio. Según van subiendo las llamas del ático tiene que decidir si enfrentarse a los espacios abiertos haciendo un balance de su vida. No te digo si acaba bien o mal, pero tenía claro que tenía que ser un canto a la esperanza en la tercera edad.
– Esa escritora tiene agorafobia. ¿Qué referencias tenía de creadores que han inspirado esta obra?
– Me he documentado mucho con películas que tratan el tema. Hay personajes en el cine como Jodie Foster en 'La isla de Nim' en la que el personaje sueña con un paraíso, una especie de Indiana Jones que no tiene que ver exactamente con la obra. También tenermos el ejemplo del escritor J. D. Salinger, que se retiró tras el gran éxito de 'El guardián entre el centeno' y no quería saber nada de nadie. Hay muchos guiños con un canario que aparece en la función y se llama Salinger. Le dimos muchas vueltas a la función para que encajaran estas referencias.
– ¿Es más grande la influencia cinematográfica que la literatura?
– Mi mayor cultura es la cinematográfica, llevo trabajando muchos años como periodista especializado en radio. Hay también un gran referente fílmico, 'El Coloso en Llamas', dirigida por John Guillermin. Es una película que vi de pequeño y me marcó. En la función hay parte de ese thriller según van llegando las llamas a la parte alta del edificio. Es un cóctel de muchas cosas y el final quiero que sea un canto al optimismo. Aunque estés en casa pensando que el mundo se acaba esta noche en cualquier momento puede entrar algo de luz por la ventana.
– ¿Se ve dirigiendo a su madre en algún proyecto cinematográfico?
– Después de esto, creo que es difícil. Tiene una edad y es verdad que el compromiso con el público es enorme. Pero sinceramente creo que debe ser la última función de Concha Velasco. Escribir para alguien tan grande como autor y con productores como Jesús Cimarro es increíble. Pero como hijo sería más feliz si mi madre estuviera en casa viendo la tele. Me gustaría que estuviera más tranquila, pero a los dos días está con ganas de montar otro proyecto. El martes o miércoles de cada semana me dice vete pensando en la siguiente.
– O sea que por ella se embarcaría en otro proyecto.
– Sí, tenemos una generación de actores enormes como Lola Herrera, Núria Espert, Pepe Sacristán, quienes en ningún momento se plantean la retirada. Lo que pasa es que la edad no perdona, tiene un cerebro que está ahí y el público se pone en pie siempre. En esta obra yo soy el autor, pero el reclamo absoluto es Concha Velasco en su retirada de las tablas. Al final de la función siempre habla un ratito con los espectadores y es un momento bonito cuando una grandísima estrella de su nivel muestra esa cercanía.
– ¿Cuándo se da cuenta de que su madre es diferente al resto?
– En casa no me daba cuenta. Me daba cuenta fuera del entorno familiar. En el colegio me preguntaban por mi madre, mientras veía que a los demás no les preguntaban tanto por sus padres. En casa mis padres me ayudaban a hacer los deberes y me metían en la cama como a cualquier niño.
– Tras destacar con el cine cómico hace con Pedro Olea 'Tormento', 'Pim, pam, pum... ¡fuego!' confirmándose en otros registros.
– Sí, hizo una tercera, 'Más allá del Jardín', con Pedro Olea, que es el gran amigo de mi madre. Es verdad que tiene muchos y muy buenos amigos. Pero el amigo del alma es Pedro Olea desde que en los 70 hicieran esas películas. Pedro es uno de los grandes del cine español y mantienen el contacto por whatsapp, le envía memes incluso. Esas películas suponen el punto de inflexión en el que pasa de ser Conchita Velasco a Concha Velasco. Venía de hacer comedias divertidisimas con otros grandes directores como Mariano Ozores o Pedro Lazaga. Olea le ofrece 'Tormento' y ella se pone fea, se convierte en una actriz que empiezan a ver como algo más que la novia guapa de Tony Leblanc.
–¿Qué proyectos tiene entre manos?
– He terminado una película de terror, 'Vampus Horror Tales', un título anglosajón formado por diferentes piezas como 'Creepshow', de George Romero o 'Historias para no dormir', de Alfred Hitchcock. He rodado un segmento que se llama 'La boda', está gustando mucho en festivales de género como en Sitges, donde se estrenó. Hay dificultades para que siga su recorrido debido al parón de la pandemia, pero se ha empezado a proyectar. Como periodista cinematográfico estoy escribiendo una novela para una editorial sobre la que no puedo decir más.
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