José Ignacio Besga | Presidente de la Fundación Clúster de Ética

«Hay que cuidar a los jóvenes, que estén contentos con su retribución y su trabajo»

- No corren buenos tiempos para hablar de ética.

- Si preguntas a un filósofo qué es la ética necesita casi un libro para explicarlo. Sin embargo, el filósofo argentino Mario Bunge lo resumió con una frase que se me ha quedado grabada: «Procurar no joder al prójimo».

- ¿Cómo promueven eso desde su fundación?

- Nuestra finalidad es contribuir al conocimiento y la aplicación de los valores éticos. Hemos hecho treinta foros, muchos congresos, actividades... Llegamos a un punto en el que yo propuse que qué hacíamos realmente en favor de la sociedad. Y ahora estamos haciendo varias cosas. Por ejemplo, estamos trabajando en el arbitraje de equidad, que es un tipo de arbitraje que pretende evitar los juicios. También queremos trabajar más en la ética aplicada y en la ética de las organizaciones: quien manda define cómo es una organización. Ahora mismo la realidad es otra.

- Profundice en esto último. ¿Cómo ve la realidad actual en términos éticos?

- La sociedad es cada vez más complicada. Dentro de esa complicación hay que luchar por lo que tenemos cerca y porque los liderazgos sean éticos.

- Pero esa sociedad no se ha 'complicado' sola.

- La causa es que hemos dejado de lado el respeto a los demás. Si no centras todo en las personas y lo centras en los beneficios o en la ambición de poder... se genera un malestar social. A pesar de todo, queda gente importante, buena e íntegra. Y es importante que los jóvenes directivos sean íntegros.

- ¿No ve eso algo complicado cuando se compite por alcanzar los puestos directivos en esas empresas?

- Si el dirigente de esa gran organización tiene un perfil ético intentará que haya cooperación y se eviten las luchas intestinas. Como dice Adela Cortina, la ética es rentable. Eso no es incompatible con buscar beneficios. Todos los años doy una lección a los jóvenes del último curso de ADE y les digo: «Cuando estéis en las empresas y tengáis cierta responsabilidad, no seáis unos cabrones». Nos jugamos todo con la gente joven

- Los referentes de esos jóvenes muchas veces son magnates con pocos escrúpulos.

- Hay que instaurar la palabra ética. Poco a poco. Es una obligación de los mayores.

- Usted conoce muy bien el universo de Kutxabank. ¿Comparte la reflexión que hizo Antón Arriola en torno a los sueldos de los jóvenes?

- Sí. Hay que cuidar a los jóvenes: son el futuro y hay que procurar, en la medida de lo posible, que estén contentos con su retribución y con su trabajo.

- Según idealista, en Vitoria el precio de los alquileres ha subido un 22% más que los salarios medios de los jóvenes en la última década.

- Es un mal tema. Hay que intentar que se solucione.

- ¿Qué le parece en términos de ética?

- Esa subida no es ética.

- ¿Por dónde cree que se podría solucionar este problema?

- Es complicado, pero debería haber una legislación. Los alquileres no pueden subir más que el IPC. Habría que hacer algo en relación con el IPC para que no se pierda ese poder adquisitivo. Además... ¿me permites que salte a otro asunto?

- Claro.

- Hay un código ético mundial de turismo que, entre otras cosas, dice que hay que procurar que los habitantes de los lugares de turismo estén bien cuidados. Los alquileres turísticos están totalmente desmadrados. Lo único que se me ocurre es obligar a todos los agentes turísticos, como hace Basquetour, a que suscriban ese código de conducta.

- En su primer Consejo de Gobierno, el lehendakari Pradales planteó un 'pacto ético' para la política vasca. ¿Cómo le suena eso?

- Oír la palabra 'ética' en un político o una política me parece importantísimo, porque ya da una pista de por dónde hay que ir. Todos nuestros políticos deberían tener un perfil ético. Es la clave de la sociedad, con independencia de la ideología que tengas: la ética es para todo el mundo.

- ¿Se puede alcanzar ese respeto entre los partidos vascos?

- Claro que es posible si se quiere. Conozco a algunos políticos y están en esa onda. Hay que luchar y trabajar por esto.

- ¿Cuánto le preocupa el desarrollo de la inteligencia artificial?

- Ahí nos lo jugamos. Europa tiene que trabajar en que la inteligencia artificial funcione con valores éticos; si no, la humanidad está perdida. Los algoritmos pueden hacer barbaridades.

- En la Clínica Arana se va a hacer un centro de refugiados contra el que han protestado vecinos e instituciones. ¿Le dice algo sobre la ética de Vitoria?

- Eso ocurre en todos los sitios. Creo que el tema migratorio es algo que debe ser resuelto a nivel europeo, no solamente compete a los países del Mediterráneo. Es la Unión Europea quien debe decir por dónde hay que ir y qué hay que hacer. Ya están ellos para discurrir.

- Esta ciudad ha crecido durante décadas a base de inmigración. ¿Tiene sentido que ahora digan que no quieren que vengan otras personas de fuera?

- No tiene sentido. Hay que hacer bien las cosas. Pero es que tú haces bien las cosas si antes se hacen bien en Madrid y en Bruselas. Porque entonces los que vienen, vienen de otra manera. Yo, para este asunto, soy muy europeo.

- Permítame volver a su etapa en la Vital. ¿Cree que la marca mantiene la relevancia en la vida social de Álava que tenía la caja en la que usted trabajó?

- Creo que sí. Que un banco tenga sólo tenga tres accionistas que son fundaciones dedicada a hacer obra social es algo único en Europa.

- Entre BBK, Kutxa y la Fundación Vital tienen 1.000 millones procedentes de las ganancias de Kutxabank. ¿Le gustaría que se invirtiese parte de ese dinero en evitar q e empresas vascas pierdan el arraigo?

- La verdad es que me pillas un poco desconectado del tema. Supongo que sí. Yo creo, en cualquier caso, que la Fundación Vital lo hace muy bien. E imagino que las otras dos fundaciones también lo hacen.