Ya estamos inmersos en esa temida ola de contagios. Y en la orilla, médicos, enfermeras, auxiliares... otra vez dispuestos a sacarnos de las aciagas aguas del virus. La secretaria del sindicato de Enfermería SATSE en Álava, Samantha González, mide las fuerzas de su colectivo, ya ... exhausto, ahora que toca zambullirse de nuevo en la curva.
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– ¿Estamos preparados para la que se nos está viniendo encima?
– En cuanto a las infraestructuras, a espacios, sí. Todo lo que pusimos en marcha durante la primera parte de la pandemia, esas plantas que se habilitaron en consultas externas, están listas. Pero hay que pensar que para tener pacientes en una UCI no necesitamos solo respiradores, sino personal especializado.
– Y ese personal, ¿en qué condiciones llega?
–Está muy agotado. Ha demostrado una gran capacidad de adaptación, pero ha sido muy duro. Han tenido una sobrecarga asistencial durante muchos meses, sufrimiento emocional y mucha frustración por no poder disponer de los medios de protección adecuados.
– ¿Ha habido tiempo para que los profesionales descansen?
– No, porque en mayo todavía estábamos inmersos en la pandemia, en junio pudo cogerse vacaciones muy poquita gente y en julio y agosto tenían pensado cogerlas y muchos no ha podido, por lo que hay mucha, mucha gente que todavía no se ha tomado ese descanso. Están realmente exhaustos y con el ánimo muy bajo.
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–En Aragón, ante la espectacular reincidencia del virus, se recurrió a la cancelación de vacaciones de los sanitarios. ¿Temen que aquí se llegue a adoptar una medida similar?
– Si nos tienen que dejar sin vacaciones, no podremos evitarlo, tendremos que estar como hemos estado en otros momentos, en los más duros, con esa capacidad de adaptación y gestión que hemos demostrado. De momento, no, no está pasando. Sí se nos pide que no cojamos días de libre disposición y estamos cediendo. Quedarnos sin vacaciones sería un varapalo importante. Estamos pidiendo mucho esfuerzo a los profesionales, que están agotados.
– ¿Se han aumentado las bolsas de trabajo? ¿Se ha realizado algún tipo de refuerzo?
– No hay ninguna sustitución desde hace tiempo, todo lo que es contratable ya está contratado. La situación es muy, muy justa. Todas las sustituciones que se podían hacer, están trabajando ahora. Además, esas enfermeras llevan trabajando de contrato en contrato todo el año. Por muy eventuales que sean, no vienen de refresco.
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protecciones
– ¿Qué porcentaje de enfermeras eventuales hay en Álava?
–Más de un 20%. Es un porcentaje muy alto, desde hace tiempo venimos pidiendo que se amplíe la plantilla estructural. Tenemos personas que trabajan durante el año pero no forman parte de esa estructura, porque así es más fácil moverles.
– ¿Cuál es ahora el mayor miedo de su colectivo?
–Que los equipos de protección para el personal no lleguen en el momento adecuado, que no estén protegidos en todo momento. Tenemos una plantilla mermada, cansada, desanimada, con un sistema inmunitario también muy debilitado. Si a esto se une que no lleguemos a no disponer de equipos de material...
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– Pero, a día de hoy, ¿ese suministro no está todavía garantizado?
– Parece que tenemos equipos de protección individual para ocho semanas, pero si no tenemos suministro continuo, testado y de calidad como pasó con las mascarillas defectuosas... vamos a tener un problema muy importante.
– Ante la escasez de EPIs, durante lo más duro de la crisis tuvieron que improvisar con medidas 'creativas'.
– Sí. Y ya no podemos volver a ver situaciones en las que se reutilice material que el fabricante dice que no se puede reutilizar, usar mascarillas durante toda una semana, que se laven buzos y batas que no son reutilizables o ver a compañeras confeccionarse delantales de plástico. Eso ya no tiene justificación ahora.
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sin descanso
– Sobre las enfermeras está recayendo buena parte del peso del rastreo de contagios.
– Sí, parece que al decir que son rastreadores, es una labor que puede realizar cualquiera, pero, en realidad, son enfermeras con mucha experiencia en medicina familiar y comunitaria. Esta gestión de casos es muy importante para que esta transmisión no se convierta en comunitario.
– ¿En Álava se dispone del personal suficiente para realizar ese seguimiento de casos?
– Es difícil de calcular. Sabemos que ha aumentado en las últimas semanas. Pero a estas personas se les sacan de los centros de salud, con la situación que ya se tiene en los centros de salud. Están haciendo de barrera de contención con uñas y dientes. ¿Hasta cuándo van a aguantar? Es difícil saberlo.
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– Si se saca a personal de la primaria, de los centros de salud, para realizar rastreos, se desviste un santo para vestir a otro...
– Esa es la estrategia y quizás no sea errónea porque ahora la prioridad es contener los contagios. Pero cada vez que tenemos un problema, como el que hubo la semana pasada en Agurain, donde hubo que hacer test masivos, es el centro de salud el que se hace cargo y toda su actividad habitual se paraliza. Tenemos a un montón de pacientes crónicos sin revisar, mucho trabajo atrasado y acumulado. La primaria tiene un sufrimiento importante. Estaba débil antes, es necesario reforzarla.
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