El empresario Josu Sánchez, retratado esta semana en su despacho de Vitoria. Igor Martin

Josu Sánchez | Consejero delegado de la constructora Sarkis Lagunketa

«Hay empresas que quieren venir a Vitoria y no pueden por falta de suelo industrial»

El constructor pide a los partidos que se abran al consenso. «Con gobiernos en minoría es imposible sacar proyectos»

Domingo, 24 de diciembre 2023, 00:58

En una de las paredes de su despacho cuelga un cuadrito con miniaturas de todos los tipos de rasillas y tejas que existen. Él lleva desde 1979 colocando ladrillos, al mando de la constructora Lagunketa. Josu Sánchez no acostumbra a amasar cemento, pero, después de ... tantos años, su visión de Vitoria y del territorio es de puro hormigón armado.

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- Este 2023 que ahora acaba ha sido un año de inflexión para usted. Dejó la presidencia de Elkargi tras once años.

- Y trece como consejero. Dejé Elkargi con muchísima satisfacción y orgullo, con un consejo con paridad de mujeres y hombres. Y, sobre todo, la transición que se hizo fue ordenada. El actual presidente, Lander Arteche, una persona muy capacitada para llevar este barco adelante, estuvo conmigo durante un año de vicepresidente, por lo que tuve oportunidad de que le pudiera trasladar mi forma de hacer.

- ¿En qué momento de su vida se encuentra?

- Sigo con mi actividad empresarial, como socio de esta empresa, que es mi vida y que en febrero va a cumplir 45 años. Goyo Rojo, presidente de la Cámara de Comercio de Álava, tuvo la idea, no sé si buena o mala, de nombrarme tesorero hace unos meses. Soy consejero de APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) y formo parte de la junta del cluster de la construcción, Build:Inn. Y ahora también estoy centrado en el proyecto de la clínica para mi hermano Mikel (Sánchez, el famoso traumatólogo está levantando un puntero centro médico en Lakua) y que tiene una circunstancia muy singular: el arquitecto es mi hermano Xabier, Mikel es el promotor y yo, el constructor.

- Todo queda en familia.

- Sí. Y es una familia muy bien avenida.

- Cuando recibió el premio de SEA al Compromiso Empresarial, en su discurso agradeció, muy emocionado, a su mujer Maite (Halsuet), haber sacado adelante a la familia «con sacrificio, un trabajo en absoluto reconocido por la sociedad».

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- Por circunstancias de la vida nos casamos jóvenes, muy jóvenes, con 23 y 19 años. Hemos pasado momentos muy duros, porque la empresa ha tenido sus altos y sus bajos. Ella no ha trabajado fuera de casa. Ha sacado cinco hijos adelante, se ha sacrificado por la familia y creo que eso es algo que no está reconocido. Al final de su vida, ella se encuentra cono que, si yo mañana fallezco, quedará con una 'minipensión' de viudedad. Y creo que eso es injusto. Hay países, como Francia, que sí reconocen esa labor de cuidados.

- Ha construido media Vitoria contemporánea. ¿Satisfecho?

- Más que satisfecho, orgulloso. Hemos hecho el Artium, el Museo de Arqueología, la bóveda bajo el altar de la Catedral, las tres fases del Buesa Arena...

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«No me gusta la arquitectura que se hizo en Salburua y Zabalgana»

- Y de todo eso, ¿hay algo que, honestamente, ahora crea que se podría haber hecho mejor?

- Pues sí, seguramente. Hay viviendas que he construido que no me gustan. Ahora, que estén bien o mal hechas es culpa mía, pero que sean bonitas o feas es responsabilidad del arquitecto. Y a mí no me gusta la arquitectura que se ha realizado en Vitoria en los últimos años, sobre todo en Salburua y Zabalgana.

- Como constructor, con la perspectiva del tiempo, ¿cree que la política de expansión de la ciudad hacia esos barrios fue la adecuada?

- Sí, aunque habría que haber colmatado más. Fuimos a un urbanismo de unas grandes avenidas, de unas aceras inmensas, de muchísimos locales comerciales y de poca densidad. Creo que hicimos en 10 años lo que teníamos que haber hecho en 20. Fuimos a un desarrollo brutal y eso no fue bueno. Aunque existía demanda: recordemos aquellos sorteos en los que la gente lloraba porque le había tocado un piso de protección oficial.

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- ¿Ese urbanismo contribuyó a vaciar el centro?

- En parte sí, claro. Hemos hecho unos barrios que tienen más ambiente que el centro. Lo veo cada vez que visito a mis hijos, que viven en esas zonas. El Ensanche de Vitoria hay que revitalizarlo con el comercio y para revitalizar el comercio tiene que haber también masa crítica, con los que viven allí y los que vienen de fuera. Hay que sacar adelante proyectos, a precios atractivos y de mercado, que atraigan a personas, también jóvenes, a vivir en el centro. El otro día estuve en Oviedo y me quedé asustado de cómo estaba la ciudad un domingo a las seis de la tarde con comercios abiertos...

- Eso también pasa en Pamplona, en Logroño...

- Pero aquí no, porque aquí tenemos unas restricciones brutales. Y luego, si tú vas el domingo a la tarde, la calle Dato está a tope. Los turistas vienen y no hay una tienda abierta. Hay que darle una vuelta a eso.

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«Una reflexión profunda»

- ¿Dónde se compra usted los trajes?

- Hasta ahora los compraba en una tienda de un amigo que se llamaba Fiteri, en Fueros. Pero cerró, como muchos otros. No hay una sucesión en el comercio vitoriano. En la Cámara de Comercio se le está empezando a dar una vuelta a todo esto, pero es una reflexión muy profunda la que hay que hacer.

- El nuevo equipo de Gobierno municipal cumple ahora seis meses. ¿Ha percibido algún cambio?

- Hay que dejarles un poco más de tiempo, pero es difícil que algo cambie en la ciudad si no está aprobado el Plan General. Es difícil que cambie la ciudad si no se aprueban unos presupuestos y seguimos con los mismos del año pasado. Yo creo que el equipo municipal, sea del color que sea, necesita consenso político. Y, desgraciadamente, desde hace unos años, esté el que esté en el Gobierno, la oposición nunca o muy pocas veces le va a echar una mano.

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- La ciudad está muy polarizada.

- Sí. Y eso va en detrimento de Vitoria. Creo que los partidos tienen que hacer un esfuerzo por llegar a consensos y acuerdos, para tirar todos para adelante. Si no, esto no va a tener solución. Llevamos muchos años ya con gobiernos municipales en minoría y así muy difícil, casi imposible, sacar proyectos.

«Hay que darle una vuelta: No puede ser que esté todo cerrado el domingo»

- ¿Es de los que miran con envidia la estabilidad política que, por ejemplo, se respira en Bilbao?

- Envidia, ninguna. Yo no soy un 'VTV', pero quiero a Vitoria. Y, cuando voy a Bilbao nunca diré nada malo de Vitoria. No diré que el comercio de Vitoria es tal o cual... Hay que tener cierto orgullo de pertenencia.

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- Una de las grandes críticas que los empresarios dedican al Ayuntamiento tiene que ver con la falta de suelo industrial que contempla el nuevo Plan General.

- ¡Es que claro que falta suelo!

- Pues el equipo de Gobierno no lo termina de ver así.

- Pero, a ver, somos los empresarios los que sabemos si falta o no falta. La Cámara de Comercio sabe si falta o no falta. SEA sabe si falta o no. El Gobierno municipal y la Diputación y el Gobierno vasco saben que hay proyectos y empresas que quieren venir a Vitoria y alguna no ha venido porque no había suficiente suelo.

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- Entonces, ¿esto está suponiendo ya un freno para el despegue económico de la ciudad y la provincia?

- Claro. Hay un tema en el aeropuerto muy interesante que necesita suelo, aunque parece que, en este caso, los redactores del Plan General sí van a aceptar allí un desarrollo importante. Luego, hay necesidad de 'meterle mano' a este polígono (Betoño). Llevo en esta oficina (en el edificio Deba) desde hace 20 años y lo veo exactamente igual que cuando estaba ahí Forjas Alavesas.

- ¿Y ya que miramos a través de su ventana, levantar el Boulevard fue una buena idea?

- No, no lo fue. Es probable que venga gente del valle del Alto Deba, pero no le da vida a Vitoria y a la ciudad no le aporta casi nada.

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- En las últimas semanas se ha conocido que Michelin va a frenar sus inversiones en Álava y va a prescindir de 150 trabajadores. ¿Esto debería ser tomado como un aviso a navegantes?

- Es una empresa tractora y cuando una empresa toma una decisión así, no la toma por gusto. Hay que tener un poco de respeto a las decisiones empresariales y, en este caso, se está tomando de una forma muy respetuosa y, a la vez, con mucho dolor.

- Álava venía de vivir cuatro años de plácida estabilidad política, con una mayoría absoluta. Sin embargo, la semana pasada, se abrió una grieta después de que Ramiro González se viera forzado a retirar su proyecto de presupuestos.

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- Esto ha sido un tema totalmente político. Las elecciones (autonómicas) del próximo año van a influir en todo. Desconozco cuáles son las estrategias de los partidos, pero desde luego las empresas no lo hacemos así. Si el futuro de tu empresa va mejor aliándote con uno, aunque no te guste demasiado, lo haces. En este caso, todos pensábamos, yo pensaba, que ya había casi un acuerdo y, de repente, no lo hay y se tienen que retirar los presupuestos no solamente aquí, también en Gipuzkoa.

- ¿Cree que esta situación pasará factura?

- Desde el punto de vista de de actividad no creo, aunque habrá algunas inversiones que no se puedan realizar. Me da tristeza pensar que somos incapaces o son incapaces de llegar a acuerdos. Y me preocupa la repercusión en la visión que tienen nuestros jóvenes de la política, con el desarraigo que se está produciendo en en un sector de la juventud.

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