![Emprender en tiempos inciertos](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202209/11/media/combo-emprendedores-alava.jpg)
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Crisis energética, inflación, guerra... con la que está cayendo emprender y resistir se ha complicado. Pero la iniciativa es lo que mantiene vivas las sociedades y hasta en los peores momentos hay quien se lanza a montar una empresa. Los alaveses no se quedan atrás ... y ni las consecuencias de la pandemia ni las malas perspectivas les acobardan. Proyectos que salen a la arena de un mercado convulso y que lidian con planes de negocio, facturas, cuotas de autónomos e incertidumbre pero que no pierden las ganas.
Las instituciones alavesas mantienen su apuesta por el impulso de la actividad empresarial y tanto ayuntamientos como Diputación o Gobierno vasco cuentan con ayudas y viveros que echan una mano en tan complicado proceso. Vitoria cuenta con dos semilleros, y organismos como Araba Emprende o BIC Araba auspician la creación de decenas de nuevas firmas. Aunque también hay quien se lanza por su cuenta. EL CORREO ha hablado con cinco emprendedores que han puesto en marcha proyectos desde finales de 2021. Para ellos la palabra pesimismo no existe.
181 empresas alavesas han dejado de cotizar a la Seguridad Social entre enero y agosto de este año. La diferencia no supone exactamente que todas hayan desaparecido, ya que hay que tener en cuenta otros indicadores, pero sí da una idea de la tendencia a la baja que se registra en la creación de nuevos negocios.
Imanol Olaskoaga - Powerfultree
El vitoriano Imanol Olaskoaga trabajaba en Mondragon cuando conoció una nueva idea empresarial surgida en Colombia. Se trataba de un concepto, ideado por Juan Digo Díaz, que permite que convivan los huertos fotovoltáicos y la producción agrícola:arriba, las placas captan la energía solar, abajo crece la plantación (café, vides, olivos...etc). Los paneles se mueven para dejar pasar más o menos luz y favorecen un riego sostenible porque al actuar como reguladores de la temperatura atajan la evaporación.
El gasteiztarra se enamoró del proyecto y se embarcó en él con tal compromiso que abandonó su anterior trabajo. La empresa, Powerfultree, ya había saltado el Atlántico y se había establecido en Valencia, pero Olaskoaga no paró hasta traerla a Álava. Llevan desde diciembre de 2021 en el BIC Araba. «En la decisión ha pesado mucho la red de centros tecnológicos vasca y que los puestos de trabajo de alto nivel están aquí. También la ayuda de las instituciones», detalla. Casi diez meses después, nadie se arrepiente del traslado.
«Hemos generado seis empleos y tenemos proyectos en Aranda de Duero, Granada, Alcoy y Jaén y hemos creado la marca Bienestar Vegetal que certifica que se prioriza el uso agrícola», explica. Y es que la firma apuesta porque la agricultura sea el principal negocio y los paneles «un recurso añadido». «La energía puede abastecer una bodega, por ejemplo, o ser vertida a la red eléctrica generando beneficios económicos para el dueño del terreno», detalla Imanol Olaskoaga que ve el futuro «con preocupación como ciudadano» pero con «optimismo como empresa porque desde aquí damos respuesta a la crisis de energética y alimentaria que llega con el cambio climático».
Idoia Márquez - La Alacena
«Siempre me había dicho 'si dejo este trabajo monto una tienda de alubias'». Pues dicho y hecho. Cuando llegó la pandemia, la empresa de aeronáutica en la que Idoia Márquez trabajaba desde hacía 21 años, la despidió. Así que capitalizó el paro, le sumó la indemnización por el adiós laboral y se lanzó. Pasó por meses de buscar proveedores, local, planes de negocio, visitas a la asesoría y «ver dónde podía encajar mejor el tipo de tienda que yo planteaba». Porque La Alacena no es un local de alimentación al uso.
«Yo quería algo tradicional, con productos de proximidad y kilómetros 0 y en el que se prescindiera todo lo posible de plásticos», cuenta. El 14 de diciembre levantó la persiana de su establecimiento en el número 21 de la Avenida Reina Sofía, en Zabalgana y la experiencia no puede ser mejor. «La acogida en el barrio ha sido muy buena y mira que al principio pensaba que eso de que el cliente tuviera que venir con su tupper o su caja de huevos de casa igual echaba a alguno para atrás, pero qué va, todo lo contrario», se felicita.
Ensombrecen su natural desparpajo las negras previsiones económicas. «Cada tres o cuatros semanas me aumentan los precios de los productos pero yo no puedo subir los precios a ese ritmo porque la gente no podría asumir tal subida. No me queda otra que rebajar los beneficios y tirar para adelante», asume consciente de que sus costes también se incrementan. «Me da para sobrevivir y hacer frente al alquiler, al luz, los autónomos. Es muy difícil pero yo apuesto por esto sin ninguna duda».
Vanessa Sánchez - Walk on the Basque Side-Rutas de Ribera
Tras unos años como corresponsal de ETB en distintos países, Vanessa Sánchez decidió darle un giro a su vida y regresar a sus orígenes. Se estableció en Ribera Alta, en una aldea de 12 vecinos. Interesada en conocer el otro lado de lo que ve, pensó que una buena forma de ganarse la vida era poner en marcha «un servicio de experiencias turísticas exclusivas y distintas». Primero nació 'Walk On The Basque Side' y luego su empresa, que se constituyó, con el apoyo de «las instituciones alavesas y una red de vecinas, vecinos y colaboradores», en octubre de 2021. Entre su oferta, 'Rutas de Ribera', tres recorridos –a pie o en autobús– por una zona «que está aquí al lado pero que no es muy conocida». Bajo los nombres 'Lasierra', 'Todo está en el aire' y 'Pueblos fantasma', Sánchez guía a los visitantes por espacios con historias sorprendentes.
«Se pasea por veredas, zonas agrícolas, encinares, antiguos caminos carboneros o por las ruinas de antiguos pueblos en los que ya no queda más que la memoria de quienes allí vivieron y que ahora nos guían con la ayuda de una audioguía», apunta. El mimo con el que la periodista ha preparado cada detalle denota su pasión por el proyecto, una dedicación que le ha ayudado en el «duro y a ratos desesperante» camino que supone poner en marcha una empresa. El futuro pinta gris y «es inevitable inquietarse», pero Vanessa apuesta por afrontarlo con «prudencia y resiliencia».
Rafael Albero - Sombreros Albero
En mayo de 2021 Vitoria se despidió de uno de sus comercios más antiguos y emblemáticos: Alocén, que contaba con 107 años de tradición y cuya desaparición dejaba a la ciudad huérfana de sombrererías. Fueron pocos meses porque a mediados del noviembre siguiente levantó la persiana Sombreros Albero un nuevo negocio en la capital, pero con dos siglos de historia a sus espaldas y con una decena de establecimientos repartidos por Bilbao, Burgos, Zaragoza, Santander o Córdoba. Pese a su despliegue, su filosofía se aleja mucho de ser una franquicia. «Somos una empresa familiar, pequeña, que se preocupa mucho por mantener la esencia del comercio tradicional, el de toda la vida, el cercano», describe Rafael Albero, cabeza visible del negocio. Su plan de negocio pasa por abrir tiendas en ciudades donde han desaparecido las sombrererías y «siempre que sea posible en los cascos históricos».
Vitoria encajaba con todo eso y además «las instituciones locales conceden ayudas para poner todo en marcha y cuenta con una asociación potente como GasteizOn a la que nos asociamos enseguida».En 200 años da tiempo a mucho. Los sombreros de la firma valenciana han visto pasar dos guerras mundiales, una civil y dos pandemias, «la gripe española y el coronavirus», apunta su responsable. Las pesimistas previsiones económicas hacen mella en Rafael Albero que sabe que con «los altos precios la gente no va a tener dinero para ahorrar o gastar» y eso «puede llevar a tener que tomar decisiones como nuevos ERTES o recortes». «Si la tendencia no cambia va a ser necesario que se articulen más ayudas. Pero no soy catastrofista porque catástrofe fue la pandemia y se superó el golpe». En Vitoria, a la espera de lo que pase, «estamos muy contentos».
Naia Espinosa - Dryfing
Naia Espinosa y su socio Juanjo Torres han recibido esta semana el primer prototipo terminado de «la máquina». Se trata de un aparato que seca e higieniza los trajes de neopreno y que ha sido ideado por ellos, aficionados a la práctica de este deporte. «La idea se me ocurrió cuando estudiaba segundo curso de Administración y Dirección de Empresas. Constituimos Dryfing en julio de 2021», recuerda Espinosa. Con «el apoyo de BIC Araba, la Diputación, el Ayuntamiento y la UPV entre otros» comenzaron una aventura a la que aún le quedan muchos capítulos. «Ya trabajamos en la versión definitiva que podrá estar en los arenales o en las escuelas de surf el verano que viene».
Antes, buscan nuevas fuentes de financiación y mira de reojo la evolución de los costes de producción de la máquina, en cuyo diseño participa una ingeniería navarra. Los precios de los materiales que se usan para montarla se han disparado «algunos entre un 30 y un 40% más que hace un año». Así las cosas «tenemos que limar mucho todo el proceso porque puede ser que no sea rentable cuando llegue el momento de sacar el aparato al mercado. Probaremos distintos modelos», cuenta Naiara. La incertidumbre les obliga «a cruzar los dedos» pero no merma su ilusión porque «hay que probar siempre en la vida». Tampoco pierde de vista que su producto llega en un momento en el que «los deportes acuáticos están en auge» y la pandemia ha hecho que la gente esté «más concienciada el tema de la higiene». Espinosa tiene una cosa muy clara: «Euskadi es un sitio brutal para emprender».
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