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«Curiosamente, mi nuevo estreno después del confinamiento va a ser tocando dos semanas seguidas en Vitoria. Es un regalo doble». La ciudad se ha convertido en capital del regreso a los escenarios del contrabajista y compositor Javier Moreno, quien actuó el pasado sábado como acompañante del saxofonista cubano Román Filiú en el ciclo Dazz Jazz que se celebró en el escenario Vital Fundazioa Kulturunea. El madrileño regresa de nuevo este 18 de julio, en esta ocasión a The Garage (20.00 horas) como parte del ciclo 'Jazz VG Club', organizado por el Festival de Jazz de Vitoria, para presentar su colorido álbum 'In sides'.
–¿Cómo ha sido preparar este concierto, la vuelta al hábitat natural del músico?
– El estar cuatro meses sin tocar en los escenarios y sin compartir tocadas con otros músicos te hace revalorizar el significado que tiene ser músico y en particular músico de jazz por esa necesidad de exposición al público que tenemos y todo lo que conlleva: la complicidad con los compañeros, el sentimiento de colectividad entre nosotros y la energía. Por supuesto, hay mucha emoción puesta en juego en la vuelta a los escenarios, y también hemos vuelto siendo más conscientes de la fragilidad que toda nuestra vida como artistas tiene. Y es que ese hábitat natural del que hablas puede ser efímero, puede volver a no estar en cualquier momento. En este sentido diría que puede hasta haber una ligera sensación de vértigo.
– Tras pasar casi una década en Nueva York, uno piensa que el regreso a España no debe ser fácil por el cambio de cultura musical. ¿Cómo vivió aquella etapa?
– La primera sensación que experimenté en Nueva York fue la de estar inmiscuido dentro de una bola gigante de energía y de inspiración brutal. Es una ciudad en la que pasan muchas cosas, surgen muchas oportunidades muy rápido y al mismo tiempo es un lugar que te obliga a reinventarte constantemente y desde muchos puntos diferentes. Los siete años que pasé fueron maravillosos. Aprendí muchísimo en el plano artístico y humano, expandí mi concepto musical hacia límites que no conocía, y afiancé muchos de los caminos que quería transitar como músico.
– ¿Y cómo fue la vuelta?
–No voy a negar que el regreso a España no fue fácil, ya que entre Nueva York, Italia, Argentina, y Holanda, casi estuve quince años fuera. Pero tengo que decir que la escena del jazz ha cambiado mucho en estos últimos años para mejor. Hay muchos músicos muy buenos y muy buena calidad artística. En mi opinión todavía existe un potencial no desarrollado dentro de la escena de jazz contemporáneo por el que hay mucho por hacer, y dentro de la que los músicos que hemos estado viviendo fuera podemos aportar nuevos 'imputs' para ayudar a que España esté a la vanguardia de Europa.
– Ha tocado en el Festival de San Sebastián. ¿En el Festival de Jazz de Vitoria ha estado alguna vez?
– Toqué en el festival de San Sebastian en el 2012 con el maestro David Dorantes, y la semana que viene tocaré con Sean Clapis, guitarrista de Nueva York residente en Madrid. En el Festival de Jazz de Vitoria nunca he tocado y realmente me emociona mucho tocar en este ciclo.
– Viendo su agenda ha tenido que cancelar bastantes conciertos que iban a tener lugar meses atrás. ¿Cómo vivía esa ola de cancelaciones? ¿Se han aplazado algunos?
– Sí, la verdad es que para cualquier músico está siendo un momento bastante complejo. En mi caso, tuve cancelaciones importantes como una gira por Portugal estrenando un disco con Hery Paz y Marcos Cavaleiro –que grabamos el año pasado–; otra gira con mi amigo y tremendo pianista, Ernesto Jodos, que venía de Argentina. Han sido muchos conciertos, grabaciones, eventos, etc. Alguno se ha aplazado pero la mayoría se cancelaron.
– ¿Ha seguido componiendo durante el confinamiento o se ha sentido paralizado?
– En mi caso, al principio sentí un extraño alivio, ya que como músico uno vive bajo una presión constante de hacer las cosas perfectas, y para mí no ver conciertos a la vista, a pesar de la pérdida económica, significó, en un comienzo un 'break' después de veinticinco años. Esta sensación me duró unas semanas. Después empecé a echar de menos tocar muchísimo tocar con gente y sentir la incertidumbre que muchos tenemos ahora. Todo este tiempo, ha sido una época de reflexión. En mi caso el tema de las cancelaciones fue muy duro, pero usé esta oportunidad para por ejemplo estudiar en profundidad el libro 'Contrapunto' de Walter Piston, leyendo también a Oliver Messiaen, y aprendiendo sobre todo de mi condición de papá a tiempo completo con mi hija de un año y medio.
– 'In sides' lo grabó con músicos de Nueva York. ¿Ha costado encontrar por aquí los acompañantes?
– Yo fui quien estuvo fuera. Como te contaba, me llevó tiempo a mí reencontrarme con la escena local y descubrir a quienes participan y disfrutan de la escena del avant-garde en España. Ahora mismo estoy encantado con el grupo con el que presento el disco.
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