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La figura protagonista del primer día del juicio por el caso Iruña Veleia fue sin duda la de Óscar Escribano. Titulado en Geología por la Universidad del País Vasco, fue un estrecho colaborador de Eliseo Gil en el yacimiento de Iruña Veleia. Unos minutos ... en la sala, sentado a la derecha del director de la excavación, le sirvieron para aceptar un acuerdo con la Fiscalía tras asumir que en 2005 talló con un punzón la palabra «Veleia» en un fragmento de cerámica de 'terra sigillata'. El propio Eliseo Gil reconoció durante el juicio que fue «una de las bromas que habitualmente se gastan en las excavaciones arqueológicas. Es como las novatadas, que yo desapruebo totalmente», censuró el exdirector del yacimiento. «Debajo incluyó sus iniciales, su mote 'Txapel', en el mismo texto. Causó una gran conmoción», añadió Gil. «Yo era partidario de despedirlo, pero mi socia no. No soy tolerante con estas bromas. Se le amonestó y no fue a más la cosa. Fue un antes y un después», reconoció.
La colaboración entre Escribano y Gil en Veleia se remonta a 1995. Su contacto con la Arqueología tenía su razón de ser. A Escribano, especializado en Paleontozoología, le interesaba conocer la fauna de un asentamiento habitado desde la Edad del Bronce, por lo que el geólogo se integró, a temporadas, en la empresa de Gil. La Diputación se querelló contra Escribano como supuesto responsable de un delito de ataque al patrimonio cultural alavés. Lo hizo, precisamente, por lo que el geólogo asumió el primer día de juicio tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía: la «broma» que tuvo lugar en el yacimiento en agosto de 2005 y que sirvió para que Gil perdiera la confianza en él.
Este licenciado en Geología, nacido en Vitoria en 1971, se introdujo en la práctica arqueológica en 1995, cuando participó como voluntario en las excavaciones que dirigía Eliseo Gil en Iruña Veleia. Pasó a formar parte del personal habitual que trabajaba con Lurmen (la empresa que gestionaban Gil e Idoia Filloy) hasta el año 2000, siempre con contratos discontinuos y alternando la Arqueología con otros trabajos, al igual que una buena parte de los arqueólogos profesionales de aquellos años. En ese tiempo se formó en el campo de la arqueozoología merced a una beca del Museo de Arqueología de Álava y publicó algunos artículos en revistas especializadas.
A partir del año 2000 formó parte del equipo del proyecto de Iruña Veleia dirigido por Lurmen. Ocupó distintas responsabilidades en el yacimiento relacionadas con su especialidad pero también con cuestiones de difusión y divulgación. Entre esas actividades destaca su papel como participante en grupos de recreación de época romana, entre ellos colaboró activamente con la 'Cohors I Gallica' -de la que ya no forma parte-, y otros grupos.
A partir de la salida de Lurmen de Iruña Veleia su trabajo como participante en trabajos arqueológicos se vio mediatizado, pero colaboró con algunas empresas del Territorio Histórico de Álava y otros lugares, tanto en trabajos de campo como en análisis de fauna. En la actualidad no se dedica profesionalmente a la Arqueología, aunque partiicpa en algunos proyectos como especialista en fauna.
En el interrogatorio, Gil testificó que Escribano «metió la mano en el cubo donde estaban a remojo los materiales y sacó la pieza de donde él mismo la había colocado. Tardó unas horas en confesar que era una broma». «Esa pieza se eliminó. Creo que contó que lo había hecho con un punzón, con algún elemento moderno. Causó cierta paranoia», admitió.
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