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Juan Sebastián Elcano, capitán de la nao 'Vitoria', que no 'Victoria' como se creía, protagonizó la primera circunnavegación a la Tierra al regresar en septiembre de 1522 a Sanlúcar de Barrameda con la única de las cinco naves que se habían echado a la mar desde el mismo puerto tres años antes bajo el mando del portugués Fernando de Magallanes. A su llegada a casa, el marino de Getaria compartió con Carlos V la feliz travesía: «Mas sabrá su Alta Majestad lo que más avemos de estimar y temer es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e viniendo por el oriente». Era el solemne anuncio de uno de los grandes hitos de la Humanidad.
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días invirtió la expedición de Magallanes-Elcano en rodear la Tierra en barco, desde el 10 de agosto de 1519 hasta el 8 de septiembre de 1522.
El término 'Vitoria' seguiría ligado al vasco y sus desafíos allende los mares. Recientemente, un estudio ha descubierto que el aventurero vino a la capital alavesa en 1524 como consejero real para las negociaciones con Portugal por la posesión de las Molucas, a las que había llegado con una tripulación mermada en busca de riqueza meses antes. Al año siguiente, Elcano participó de una segunda expedición a las preciadas islas, en cuya travesía falleció a bordo de otro barco llamado igualmente 'Vitoria'.
Aquella primera circunnavegación, completada en condiciones penosas -de 239 tripulantes solo 18 llegaron a puerto, además de tres nativos-, permitió reivindicar para el reino de Castilla esas tierras también conocidas como La Especiería o Las Especias, un recóndito archipiélago de la actual Indonesia muy estimado por su clavo de olor, nuez moscada y canela. Esa partida de Magallanes, al que después de muerto sustituyó Elcano, fue financiada por el joven monarca Carlos V desde el convencimiento de que el lugar estaba situado en la mitad del mundo que le correspondía según el reparto convenido con Portugal dos años después del primer viaje de Cristóbal Colón a América.
El Tratado de Tordesillas (1494) había concluido que «se hiciese una línea o raya del polo ártico al polo antártico a trescientas y setenta leguas de las islas de Cabo Verde y que todas las tierras e islas de la dicha línea que estuviesen hacia el levante fuesen del Rey de Portugal y todo lo otro hacia el poniente fuese del Rey de Castilla e de sus sucesores».
Pero antes de que lo hicieran Elcano y los suyos, los lusos ya habían explorado La Especiería, para ellos Maluco, cuya localización ocultaron. El regreso del capitán a la Península permitió al emperador reclamar los terrenos para sí con vistas a explotarlos a través de la nueva ruta abierta por el Estrecho de Magallanes y el océano Pacífico una vez demostrada la esfericidad de la Tierra y su completa navegabilidad.
Llegado de Pamplona, el rey castellano había instalado su corte en Vitoria entre enero y marzo de 1524 para atender la liberación de Fuenterrabía, asediada por los franceses. Entre otros asuntos, Carlos V trató en la ciudad el relativo al litigio por los dominios de Las Molucas. Ya se sabía que la ciudad fue escenario de las negociaciones diplomáticas con Portugal que dieron origen al Tratado de Vitoria, la capitulación que pretendía solucionar el contencioso con el país vecino. En cambio se desconocía que en esas fechas Elcano estuvo aquí. La profesora pacense María Belén Bañas acaba de publicar un trabajo que lo confirma y viene a reforzar también las reivindicaciones españolas sobre las especias en una época en la que era técnicamente imposible calcular la longitud terrestre y, por ende, la posición exacta de las islas.
La documentación de Bañas, extraída del Archivo de Simancas, sitúa también en Vitoria y por idénticas razones a Hernando Colón, el hijo pequeño de Cristóbal, reputado cosmógrafo y bibliófilo, así como a supervivientes de la primera exploración alrededor del mundo. El Tratado de Vitoria, ejemplo de diplomacia hace 501 años y único instrumento de derecho internacional asociado a la ciudad, dio lugar a las Juntas de Geógrafos de Elvas-Badajoz.
Después de largas deliberaciones en la frontera entre los dos países peninsulares, ambas delegaciones fracasaron en la primavera de 1524 en su empeño por precisar las dimensiones del planeta, imprescindibles para fijar Las Molucas en el mapa.
Dos años más tarde, en agosto de 1526, Elcano murió en un nuevo intento por llegar hasta allí a través del Pacífico. Y ya en 1529, Carlos V, siempre falto de dinero, vendió a Portugal sus pretendidos derechos sobre La Especiería. Hubo que esperar hasta el siglo XVIII y a los relojes de precisión para que los científicos del momento resolvieran el enigma. Las islas estaban en el hemisferio luso, no en el castellano.
Respecto al Tratado de Vitoria, primera aplicación práctica del de Tordesillas, el documento será publicado en breve por el Centro de Estudios Extremeños. El texto, recogido de manera íntegra y precisa por primera vez, será parte de un libro sobre las Juntas de Elvas-Badajoz. La contextualización del pacto corre a cargo del historiador alavés Ramón Jiménez Fraile, quien subraya «la relevancia para Vitoria de los hallazgos de la doctora Belén Bañas, pues asocian a Elcano y Hernando Colón con Vitoria». De lo que sí se tenía constancia y concuerda con este descubrimiento, añade Jiménez Fraile, es de una cédula conservada en el Archivo Histórico de Euskadi por la que rey pide a Elcano desde Pamplona «que venga a su encuentro con más que pudiera traer de quienes han venido con él» en diciembre de 1523.
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