Batalla de Vitoria 2023

El ejército de Napoleón vuelve a combatir hoy en Nanclares

Ante centenares de curiosos, unos 430 entusiastas de la Historia con mayúsculas reprodujeron aquel episodio, que mereció una obra sinfónica de Beethoven. «Hemos puesto el municipio en el mapa», se felicitó la concejala de Cultura, Julia Rivas. Porque ayer y también hoy –con una nueva puesta en escena a partir de las 12.00 horas–, se completó un regreso al pasado. Dos siglos atrás por arte de magia. Bueno, y por la minuciosidad de los participantes, venidos de otras partes de España y también de Europa. Uniformes calcados al detalle a los usados en aquellos lances. Desde hebillas a las charreteras.

Antes de las escaramuzas, en el coqueto campamento histórico se parloteaba en inglés, francés, alemán, portugués y hasta polaco. Un húsar a caballo; miembros del quinto regimiento de Navarra comandados por el local Fernández de Leceta, alias 'dos pelos'; una dama de alta alcurnia paseando curiosa. Esta última dijo llamarse en la vida real Susan. «Me encanta el pueblo. También hemos estado en Vitoria. Sois gente adorable y muy simpática. El único pero es el calor», subrayó esta habitante de Essex (Reino Unido) protegida por una minisombrilla.

Muy cerca, un bigotudo oficial del Tercero de Artillería imperial iba y venía nervioso. Colocaba a los suyos para intentar impedir lo inevitable. Cuando se quita el uniforme responde como Pablo. Es vitoriano y miembro de la Asociación de Recreación Histórica 'Batalla de Vitoria 1813'. No obstante eligió a los vencidos. «Ya. Somos un poco tontos porque lo organizamos», encajó socarrón.

«A ver, es que sus uniformes son más lucidos. Los hacemos nosotros en base a imágenes y se cuida hasta el último detalle», apreció Gonzalo Fernández, burgalés enrolado en las tropas españolas. Su traje blanco impactaba, no así su composición. «Sí, es lana. Voy a pasar mucho calor este fin de semana, pero nada comparado con lo que me espera en agosto. Hay otra recreación en Jaén. No te digo más».

Los jovenzuelos Alejandro e Iñaki, procedentes de la cercana Lapuebla de Labarca, se decantaron por un traje de guerrillero y otro de civil. «Está genial, no nos lo queríamos perder», destacaron.

Sobre el campo de batalla se desplegaron varios cañones. En aquella época eran devastadores. Mataban, desgarraban y mutilaban. Los franceses contaban con 140 piezas, por 96 de los aliados, cuya superioridad númerica –78.000 hombres frente a 57.000– y estratégica resultó vital. «Ves cómo se está desarrollando todo, la expectación creada y compensa el esfuerzo de los últimos meses», se alegró José Ramón Gil, sempiterno miembro de la organización. Este mediodía de domingo, a las 12.00 horas en punto, las tropas del mariscal Jourdan volverán a plantar cara a los aliados. Todo apunta a nuevo desastre imperial.