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José Ignacio Eguizábal (Pamplona, 1966) cumplirá este año un lustro al frente de Egibide, el 'coloso' de la FP en Álava. Esta semana presentó la ... última memoria económica con unas pérdidas de 319.324 euros sobre un presupuesto de 24,5 millones. «No nos estamos hundiendo», tranquiliza a padres y profesores.
- Pero usted habló de una «insostenibilidad económica».
- Desde que Egibide es Egibide, este es el primer ejercicio que acumula pérdidas. No es un dato irrelevante, porque sería insostenible si se repite a lo largo del tiempo. Aquí, o damos la vuelta a algunas condiciones en las que se desarrolla el proyecto o dentro de unos años estaremos en una situación en la que realmente habrá que lanzar un SOS. Ni mucho menos esto supone nuestra quiebra inmediata.
- ¿Cuál ha sido el detonante?
- Esto no tiene que ver con el descenso de natalidad, ya que mantenemos año tras año entre 4.000 y 4.150 alumnos de enseñanza reglada. El problema se viene cocinando desde hace años. Los precios, y por lo tanto los gastos, han crecido un 14,5% en la última década y se ha reducido un 13% el apartado del módulo para el mantenimiento y funcionamiento del centro en el concierto a través del que nos financia el Gobierno vasco. El 'agujero' que nos queda es de casi un 30%, así que las cuentas están año tras año más ajustadas. ¿Pasa algo este curso? No. ¿El que viene? Tampoco. En el largo plazo si no somos capaces de generar los recursos que nos permitan reponer ordenadores, talleres o laboratorios tendremos problemas, porque no vamos a poder ofrecer el servicio que corresponde.
Agujero anual
- ¿La solución es cambiar el contenido del concierto y recibir más del Gobierno vasco por alumno?
- Sí y no lo digo sólo yo. El consejero (Jokin Bildarratz) lo incorporó dentro de los asuntos a revisar en esta legislatura porque, más allá de lo que sucede con nuestras cuentas, sabe lo que está pasando con el sistema en general. Necesitamos una mirada diferente para fijar cuál es la financiación razonable para atender a la población. Hay que cambiarlo, porque eso incidirá en la capacidad que tenemos como Egibide para cumplir con lo que nos pide la sociedad y el propio Gobierno vasco.
- ¿Qué les piden?
- Nosotros trabajamos por una sociedad más cohesionada, en donde la educación sirva para que las desigualdades socioeconómico-culturales de partida sean menores después de pasar por el sistema educativo. ¿Cómo se consigue eso? Siendo capaces como sociedad de ofrecer recursos a quien más lo necesita y cuantas más necesidades haya, más recursos. Pero nuestro sistema educativo no está siendo capaz de hacer eso. Somos un centro completamente abierto en contra de algunas imágenes que se tienen de la educación concertada como espacio de exclusividad. Contamos con 56 nacionalidades y a lo largo del curso se suman entre 80 y 90 chicos nuevos que a veces no saben ninguno de nuestros idiomas, se incorporan a un sistema educativo nuevo y una sociedad diferente. Esperamos contribuir a que esa gente que parte de una situación de 'desventaja' pueda remontar a lo largo del proceso educativo, pero ahora no somos capaces de obtener los recursos que permitan a esas personas llegar a donde llegan.
Diversidad
- ¿Cuánto tiempo puede aguantar así la concertada?
- Es un tema que lleva demasiado tiempo postergado. En diez años prácticamente no se ha revisado la financiación. Seguramente, este problema hunde sus raíces en la crisis económica de 2008 que puso a las instituciones públicas en una situación difícil. Ha llegado el momento de atender este problema y revisar aspectos de un sistema que hace década y media se revolucionó para cubrir las dificultades de aprendizaje, pero que aún no es capaz de atender una diversidad socioeconómico-cultural que en dos décadas ha llenado de migrantes nuestras aulas, fábricas y la casa de nuestros mayores para cuidarles. El sistema educativo está pendiente de reajustarse en este sentido a través de imaginación por parte de los docentes y, por lo tanto, recursos económicos.
- En el debate sobre la 'ley Celaá', algunos partidos describieron la concertada como espacio de exclusividad. ¿Por qué?
- Lo desconozco, pero sin duda ese discurso ha servido para postergar año tras año el módulo de concierto. Se ha extendido la teoría de que hay un problema de segregación e inequidad porque la concertada no escolariza a los alumnos inmigrantes. Pues aquí estoy yo con 56 nacionalidades y 400 de los 1.000 alumnos de Secundaria con necesidades especiales, muy por encima de muchos otros. Hay que hacer un análisis centro a centro y no entre el modelo público y el privado.
Planes de futuro
- A alguien le puede resultar contradictorio que se queje sobre su situación económica y que, por ejemplo, planee trasladar la escuela de hostelería a las Brígidas.
- No existe contradicción. Nosotros vivimos una situación compleja que requiere un cambio, pero eso en ningún momento nos paraliza en la búsqueda de nuevos proyectos y de recursos necesarios para sacarlos adelante a través de socios en el ámbito del conocimiento, las capacidades, la economía... Egibide es un proyecto muy vivo en el sentido de buscar la novedad. Nuestra ilusión es seguir otros 75 años dando formación en Vitoria.
- ¿Cuándo cree que puede abrir la escuela en Vicente Goicoechea?
- Estos proyectos tardan en cristalizar, pero se encuentra en el mejor momento desde que a alguien se le ocurrió la idea. La buena voluntad que siempre han tenido el Obispado y el Ayuntamiento se ha explicitado. Hay una voluntad de que pueda suceder y eso compromete a quien tiene que dar esos pasos previos y necesarios para que esto pueda ser real, como la rehabilitación del edificio o la actualización de la normativa urbanística que permita un uso diferente. Espero que no pase mucho tiempo hasta tener una bonita y competente escuela.
De mendizorroza al centro
- ¿El Consistorio les ha puesto fecha tope para salir de Mendizorroza?
- De momento, no. El frontón tiene la posibilidad de acoger nuevas cosas y la escuela podrá emprender proyectos diferentes a los de hoy en día en una ubicación distinta.
- Pero la escuela gana glamur con su nueva ubicación.
- La actividad educativa de la formación profesional y las escuelas de hostelería necesita ser prestigiada. Evidentemente no viven del restaurante, pero servirá para exponer la capacidad de nuestro alumnado y profesorado. Será una oportunidad para ver a quienes llevarán una parte de la hostelería en el futuro y visitarlos en el antiguo convento será una cosa estupenda. Por eso también queremos mudarnos. La ubicación actual es muy buena, pero Vicente Goicoechea es un lujo.
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