Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
«Nos decían que estábamos pirados y no te digo más si encima hablabas de macrobiótica, que parecía que tenían que andar con cuidado por si eso se contagiaba». Pedro Calvo hace gala de un gran sentido del humor cuando habla de los primeros pasos ... de BioAlai hace treinta años, cuando treinta familias vitorianas se juntaron para que los pocos productos ecológicos que había entonces en los mercados fuesen más sencillos de conseguir y más baratos. Como lo 'eco' entonces no se entendía como ahora, se agruparon como asociación de consumidores «de productos naturales». Y despacharon aquellas primeras patatas, naranjas, legumbres y cereales libres de químicos en una lonja de la calle Guatemala que muy pronto se les quedó pequeña.
Una fiesta de cumpleaños en la que coincidieron el grupo de Pedro, inclinado hacia la macrobiótica y enamorado de la filosofía sufí, y otro más militante, deseoso de sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de ser más sostenibles, fue el germen de BioAlai en 1993.
«Pusimos 25.000 pesetas cada socio y teníamos un trabajador. Nuestra referencia era Landare en Pamplona, que nos ayudaron con aquellos comienzos un poco rocambolescos, porque nosotros mismos nos pesábamos todo y luego rellenábamos unas fichas con lo que teníamos que pagar a final de mes. Logramos traer un camión de naranjas de Valencia y productos de Navarra y pronto esto se empezó expandir», agrega Pedro. No eran profesionales del comercio y cuadrar cuentas final de mes les costó más de una vez algún que otro disgusto. «Estuvimos a punto desaparecer», recuerda.
Pero como dice el refrán, lo que no mata engorda, y BioAlai no sólo sigue en vanguardia 30 años después si no que emplea a 13 personas y cada mes llena las despensas de cerca de 3.000 vitorianos, explican Alicia Albarrán, Raquel García y Nicolai Moreno, miembros de la actual junta directiva de un asociación de consumidores con 1.300 socios.
De Guatemala, BioAlai se trasladó a Gazalbide, donde el incesante goteo de familias interesadas en que su cesta de la compra fuese ecológica iba creciendo al mismo tiempo que se incorporaban a este tipo producción cada vez más agricultores alaveses. «El día que conseguimos tener huevos de gallinas ecológicas fue una fiesta», recuerda Calvo, quien asegura que a día de hoy más del 90% de su menú diario procede de la tienda de BioAlai. Recuerda que como macrobiótico se alimenta sobre todo de cereales, legumbres y verduras. A sus 72 años, estudia Filosofía e irradia energía.
Pero regresemos a Gazalbide donde BioAlai cogió impulso, tanto que tuvo que trasladarse de nuevo hasta su sede actual de la calle Txalaparta en 2014 para continuar afianzado su modelo cooperativo, solidario y responsable en lo social, lo económico y lo medioambiental a través de la alimentación.
A los socios se les ha echado en cara siempre cierto elitismo, cosa que desmienten tajantemente. Los productos que consiguen a través de productores locales y de distribuidores nacionales «son equiparables a los que llevan etiquetas eco en las grandes superficies comerciales», defiende Alicia Albarrán. Y desde luego, han recorrido menos kilómetros y no tienen plásticos. Y si aún así resultan poco accesibles para muchas familias, hay otra reflexión que se hacen. «Esto es una elección de vida. Yo prefiero invertir más en vegetales y no probar bebidas carbonatadas, por ejemplo». Además, no se quedan con beneficios. Gravan a productores y compradores lo justo para pagar los salarios y los gastos de los locales. Y alientan a los emprendedores al dar una oportunidad a agricultores o panaderos que quieren dar el paso hacia lo ecológico y comprar sus productos durante el proceso de certificación. En ese tiempo en que uno no es de aquí ni de allá.
Muy cerca de un armario en el que quien quiera puede intercambiar ropa o zapatos y de la cocina en la que organizan talleres, Pedro, Alicia, Nicolai y Raquel se muestran más que satisfechos con su modo de alimentarse y su pertenencia a BioAlai. Les parece coherente con el planeta y además defienden su papel en sensibilizar a la sociedad contra el uso de ciertos pesticidas o a saber más de los aditivos, los famosos E. Se sienten además partícipes de ayudar a descubrir a la sociedad vitoriana las propiedades de la quinoa, el trigo sarraceno, el cereal servido a granel, el detergente recargable o ese 'superalimento' que es ese pan integral que dura una semana. «El hinojo de aquí es canelita en rama», defiende Pedro Calvo.
La cesta básica agroecológica de BioAlai la llenan hoy en día entre 60 y 70 pequeños productores de proximidad que suministran verduras, legumbres, patatas, huevos, pollos, lomo, potro, ternera, frutas, pan o lácteos a los consumidores. La tienda huye de los circuitos de la gran distribución y de las grandes superficies. Tiene hasta 300 referencias de productos de granel, desde cereales a limpieza y el local cumple criterios de bioconstrucción. Los compradores llevan carros y bolsas de tela.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.