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Laura A. Izaguirre
Martes, 25 de marzo 2025, 10:42
La vida de Gustavo Azevedo cambió de forma radical hace poco más de dos años y medio. No en vano, se metió de lleno y a la vez en los que puede que sean los dos mayores emprendimientos de su vida: ser padre y abrir su propio negocio. «Siempre había tenido claro que en algún momento quería crear y tener algo propio, y el día que me enteré de que mi hija estaba de camino fue el punto de inflexión porque creía que era lo mejor para poder tener un horario compatible con ser padre», recuerda el alma mater de Gustazos Postrería.
Pero su pasión por la gastronomía viene de antes, de mucho antes. Después de estudiar y trabajar en el ámbito deportivo e infantil descubrió que podía estar horas cocinando sin apenas darse cuenta, así que los años siguientes se los pasó estudiando y explorando diferentes áreas de la gastronomía, viajando, trabajando y aprendiendo sobre ingredientes, sabores y olores en lugares como Asia o Lanzarote, además de en varios establecimientos de Vitoria-Gasteiz.
Brasileño de nacimiento y afincado en la capital alavesa desde su infancia, Gustavo reconoce que empezó en «la parte salada» del mundo gastronómico mundo, hasta que vio que lo dulce se le daba bien y que, además, le gustaba. Así que decidió especializarse con algunos de los mejores de la pastelería: en el Espai Sucre de Jordi Butron, el primer restaurante de postres del mundo, y con Jesús Escalera, considerado uno de los mejores pasteleros de América Latina.
Una trayectoria que culminó con la puesta en marcha de su propio negocio. Aunque, eso sí, los primeros pasos fueron un poco «caóticos». «Tardé un año y un mes en poder abrir porque la licencia de obra se demoró unos ocho meses», cuenta Gustavo. «Estaba sin generar ingresos, pero soy de los que piensa que todo pasa por algo, así que me seguí formando en diferentes cursos, tanto de gastronomía como de gestión y administración», recuerda. Un momento del que recuerda la ayuda que recibió por parte de la Cámara de Comercio de Álava.
Finalmente, a finales de 2024 Gustavo inauguró su Gustazos Postrería. Sí, postrería, que no pastelería. «La pastelería es algo más 'tradicional', pero a mí me gusta ir más allá y explorar otras textura, colores, técnicas, formas de presentación…», detalla el repostero. Es decir, que sus cookies, sus tartas, sus postres… cada una de sus creaciones está diseñada con un toque de autor que las hace únicas. Ejemplo de ello son dos de sus elaboraciones 'top ventas': sus trampantojos de cacahuete y limón que, en realidad son un rico bombón de chocolate con un toque de sal y crema de cacahuete el primero, y un postre de mousse de limón y bizcocho sobre una base de galleta de mantequilla salpicada con trocitos de piel de limón. Y todo ello, elaborado siempre con ingredientes de calidad. «Mi filosofía es el sabor», hace hincapié Gustavo a sabiendas de que puede sonar a tópico.
Todo ello en un territorio en el que se disfruta del buen comer y en el que, por ende, hay muchos establecimientos hosteleros. ¿Es más difícil emprender en este sector? «Es cierto que hay una competencia mayor, pero creo que si eres bueno, capaz de dar un plus y haces las cosas bien, hay un sitio», admite el fundador de Gustazos Postrería.
Por eso anima a todo aquel que tenga idea de dar un paso adelante en eso del emprendimiento, que lo haga: «Hay que hacerlo, sobre todo si tienes claro que quieres aportar un valor añadido, porque si no va a ser más difícil destacar», concluye.
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