La primera jornada del juicio contra el hostelero sospechoso de drogar, amedrentar, pagar por sexo y forzar sexualmente a dos menores, entonces bajo el paraguas ... de la Diputación de Álava, deparó dos versiones antagónicas. Se enfrenta a un global de 81 años de cárcel por seis delitos de «agresión sexual a menor de 16 años» entre 2015 y julio de 2018 y a otro de «abuso sexual».
Ayer, en esta sesión inaugural en la Audiencia Provincial de Álava, el sospechoso negó conocer a sus presuntas víctimas más allá de un número indeterminado de encuentros esporádicos en su discobar. Sobre la más pequeña, de 14 años en el inicio de los hechos, contó que la contrató por «lástima» para que repartiera flyers (folletos) de su local de fiesta. En cuanto a la segunda, entonces de 17 años, aseguró que una noche la vio ebria y ordenó que la llevaran a la bodega para que descansara. Minutos después, tras comprobar su estado, «pedí que la sacaran de allí».
También tuvo respuesta para su minoría de edad, lo que impedía su entrada en el establecimiento hostelero. Contestó –siempre en tono pausado– que «hoy en día los chicos falsifican» su documentación.
En las causas sexuales, los testimonios de las denunciantes siempre se tienen muy en cuenta, dado que suelen ocurrir en la intimidad. Como así sucedió en la mayoría de los episodios denunciados. A puerta cerrada, acusaciones, defensa y el tribunal –conformado por los magistrados Francisco García Romo, Elena Cabero y Marta Cantalapiedra– visionaron las declaraciones de ambas chicas grabadas en la fase de instrucción. En esos testimonios, según ha podido saber este periódico, ambas señalaban al procesado de haberlas forzado sexualmente.
En el vídeo, la principal víctima refirió que este adulto se ganó su confianza. A partir de ahí, y a base de darle dinero y droga, comenzó a abusar sexualmente de ella. Apartir de ahí, en una ocasión le dio una bebida adulterada. Luego pasaría a las amenazas a su familia y, finalmente, al maltrato físico. Por esos episodios, que se prolongaron durante tres años, le piden 78 años de prisión.
Sentimiento de «culpa»
En cuanto a la segunda chica, ésta manifestó en la grabación como cómo acudió al discopub una noche, invitada por la otra adolescente. Se conocían de compartir centro de menores. Allí, el ahora sospechoso presuntamente le dio una bebida adulterada. Comenzó a marearse, la llevaron al almacén donde aguardaba este adulto que la triplicaba en edad. Presuntamente comenzó a darle besos. Perdió el conocimiento y estaba «desnuda» cuando la encontró su teórica amiga, quien recibió 50 euros por llevarla al bar, según un fallo del Juzgado de Menores.
Peritos forenses, en su turno de palabra, remarcaron la «marginalidad» de la primera denunciante. Al venir de «una agresión sexual sufrida a los 9 años en su país», al principio «no vio que era víctima y llegó a pensar que la culpa era suya». Similar análisis hicieron de la segunda menor.
Una compañera de ambas matizó que la adolescente de 14 años «actuaba como si el bar fuera suyo y se prostituía» de manera habitual pese a estar tutelada.
Condenada por «cooperar» en el abuso sexual a su compañera
La víctima principal de este caso abierto fue condenada en el otoño de 2019 a algo más de dos años en un centro cerrado de menores como «cooperadora necesaria de abuso sexual». El Juzgado de Menores consideró probado que esta joven –entonces bajo el paraguas de la Diputación– engañó a la otra perjudicada en el proceso penal iniciado ayer para llevarla al discobar del ahora procesado. Cobró «50 euros» por aquella gestión. Su compañera tenía 17 años, era mena y «apenas hablaba castellano». Presuntamente, el hostelero la drogó con una bebida adulterada y la violó en el almacén.
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