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Entre el primer y segundo piso de Doña Ochanda hay una puerta metálica que pasa inadvertida para el visitante. Detrás de ella se encuentra el almacén de piezas de paleontología, entre ellas dos enormes fémures de lirainosaupurus, un gigantesco dinosaurio que vivió hace 80 millones ... de años en Treviño. Hasta allí baja el paleontólogo Carmelo Corral cada vez que necesita una nueva pieza para analizar en su humilde laboratorio, que se encuentra en la cuarta planta.
Espacios a los que está restringido el paso al público y su labor queda oculta por las estrecheces de esta casona. Y eso que muchos son auténticas eminencias en su campo. Ese es el caso de Ibon de Olano, que incluso le dio el nombre de Álava a una desconocida mariposa que descubrió en Guinea Ecuatorial.
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Pero la cosa va a cambiar. Doña Ochanda no se quedará vacía cuando la exposición del Ciencias Naturales se traslade a la Casa del Cordón a finales de 2026. El Departamento de Cultura de la Diputación, que dirige la socialista Ana del Val, someterá a este edificio a una importante transformación. El objetivo es que se convierta en un espacio exclusivo para la investigación y el conocimiento, según ha podido saber EL CORREO. Dos sedes –una pública y otra para investigadores– para el que se denominará 'Centro de conservación del patrimonio natural'.
Los laboratorios ganarán espacio, las publicaciones especializadas dejarán de estar escondidas en la buhardilla y las 650.000 piezas almacenadas podrán respirar. Y es que ahora se amontonan dentro de archivadores y cajas en los pasillos de las plantas superiores, que no son aptos para claustrofóbicos.
El traslado a su nueva sede ni mucho menos supondrá sacar del almacén todos los animales disecados, esqueletos, minerales y muestras de ámbar para mostrarlos en la Casa del Cordón. Es más, no se descarta que se expongan menos que en la actualidad. El objetivo es hacerlo de una forma lógica para que exista un relato ordenado sobre la historia natural. Sí se quieren destacar elementos clave como fósiles, el cráneo de tyrannosaurus rex, la mandíbula de mosasaurio o los amonites gigantes, como el recientemente descubierto en Nanclares de la Oca.
Pese a que se mantengan en cajas, se considera indispensable conservarlos –y hacerlo de una forma ordenada– para profundizar en el estudio en Doña Ochanda. Y es que en esta nueva época que se iniciará dentro de dos años, el Ciencias Naturales quiere abrir sus puertas a la comunidad científica y atraer a un mayor número de universidades para profundizar en la labor investigadora. La idea es crear una especie de simbiosis entre los dos espacios y que la Casa del Cordón funcione prácticamente en su totalidad como recinto expositivo, eso sí, con algún que otro despacho. Se quiere sacar el máximo partido a sus 1.412,74 metros cuadrados, que supone cuadruplicar su espacio actual, y que esté abierto al público en la mayor proporción posible.
La obra prevista en la nueva sede de la calle Cuchillería será «mínima». Pero en la torre de Siervas de Jesús se meterá más la piqueta para que las salas expositivas se conviertan en laboratorios y almacenes adecuados. La Diputación maneja un presupuesto entre ambos inmuebles de cuatro millones de euros, que está muy lejos de los veinte que era necesario invertir para rehabilitar el Palacio de Escoriaza-Esquível y que abocaron a que esta opción finalmente quedase descartada. Ese menor coste también hace que no sea imprescindible la financiación externa, pero se seguirá buscando.
Antes de que llegue la fecha del esperado traslado a la Casa del Cordón, Doña Ochanda se está convirtiendo en un espacio para realizar las primeras pruebas de este nuevo tiempo. Tras años sin apenas modificaciones, se han incorporado importantes novedades en la exposición actual de cara al futuro. Así, se han empezado a utilizar nuevos elementos interactivos y audiovisuales para explicar la importancia del ámbar de Peñacerrada.
Los cambios más importantes, sin embargo, se encuentran en la segunda planta. Hay una nueva zona para charlas o presentaciones y tras la conclusión de la muestra temporal sobre meteoritos, se va a aprovechar para establecer un nuevo espacio como escuela-laboratorio para empezar a organizar talleres que atraigan a los más jóvenes. La idea del Departamento de Ana del Val es comprobar cómo funciona y centrar la atención en el mensaje o en ciertas piezas concretas utilizando nuevas tecnologías.
Otra pretensión es prescindir de acuarios o murales-collage y desahogar los espacios para acostumbrar al visitante. Huir del agobio visual. Todo esto tiene como objetivo acercar el museo a un concepto más actual, que propicie captar la atención de un público con distintos campos. Y es que –explican desde el Servicio de Museos– el objetivo es educar y formar a la población, proporcionar los medios necesarios para la investigación y, si es posible, atraer turistas a un museo que tiene una colección a la altura del Nacional de Madrid y el Blau de Barcelona.
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