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La orden religiosa de los Dominicos ha reconocido «posibles indicios» de abusos sexuales de un fraile en la parroquia de Santa María de los Ángeles de Vitoria a principios de los ochenta. Estos hechos sucedieron cuando la víctima, Alfonso Ruiz de Arcaute, apenas contaba con ... catorce años y, casi cuatro décadas después, la hermandad le reconoce como víctima y le «pide perdón por el sufrimiento que haya podido padecer».
Ruiz de Arcaute denunció estos episodios en 2010. Relató besos, tocamientos e incluso sexo oral por parte de un sacerdote de la iglesia de la calle Bastiturri. «Yo era el típico chico que estaba siempre en la parroquia. Cada vez estaba más implicado y un fraile me empezó a pedir que hiciera fotocopias, que abriera una sala, todas esas cosas que te hacen sentir importante y mayor. De darme las gracias, él pasó a tener lo que se dice un comportamiento poco apropiado», relataba. El Tribunal Diocesano tramitó la denuncia, se la trasladó a los Dominicos y quedó cerrada por haber prescrito. Sin embargo, el asunto volvió a salir a la luz en 2019 en las páginas de este periódico y los religiosos anunciaron inmediatamente que iban a volver a estudiar el caso.
En el comunicado que recibió Ruiz de Arcaute a primera hora de este viernes, se alega que «se investigó el caso concluyendo que estaba prescrito y los hechos acontecidos en la intimidad no pudieron acreditarse». El argumento que han esgrimido durante la última década. Sin embargo, la orden cambia y confiesa ahora que «existen posibles indicios para reconocer como víctima a don Alfonso». La orden manifiesta «su firme compromiso» para «resolver estos casos intentando buscar la verdad, protegiendo a las posibles víctimas y poniendo todos los medios que están a su alcance para que no se produzca ningún tipo de comportamiento inapropiado».
La víctima no ha cejado en su empeño durante los últimos años de lograr que se reconozca su versión, aunque siempre ha mantenido una postura cercana a la Iglesia. Este vitoriano se ha entrevistado recientemente con diferentes cargos de los Dominicos, ha hablado con la psicóloga de la orden e incluso ha conseguido reunirse -en compañía de otras dos personas, eso sí- con el sacerdote acusado y éste le negó haber cometido estos actos. Pese a aquel 'cara a cara', el último escrito admite la existencia de «posibles indicios» y, según ha podido saber este diario, el octogenario cura vive apartado de la sociedad en un convento.
«Sabía que había prescrito, así que en la justicia civil no habría hecho nada. Al menos, mi intención era asegurar que en el ámbito eclesiástico no volviera a trabajar con niños», defiende Ruiz de Arcaute, que ha recibido con cierta resignación el comunicado de la denominada Provincia de Hispania de la Orden de Predicadores. Él esperaba que hubiesen ido un paso más allá. «Los temas de la Iglesia son muy complejos y me queda una sensación un poco pobre, ya que esperaba un lenguaje más directo en el comunicado. Los posibles indicios en un proceso penal son el equivalente a nada. Pero en fin...», comenta la víctima, que advierte que éste no será el último capítulo sobre este asunto. «Hemos empezado con el reconocimiento y el perdón, pero a partir de aquí tiene que existir una labor de reparación. Toda esa parte queda pendiente», confía el vitoriano.
Sobre el supuesto caso en el antiguo internado del colegio Corazonistas no hay novedades. Javier Marquínez, delegado de educación de la orden, explica que ni la víctima ni ninguna persona conocedora de este episodio de abusos sexuales que -al parecer- sucedió en el curso 1975-76 se ha puesto en contacto con ellos, pese al llamamiento público que lanzaron hace cinco meses.
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