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El neurólogo Arturo Goicoechea. Rafa Gutiérrez
«El dolor crónico se trata mal: se niega por muchos profesionales»
Arturo Goicoechea I Neurólogo

«El dolor crónico se trata mal: se niega por muchos profesionales»

El problema «se puede superar», afirma el reconocido doctor, que presenta su libro con las pautas para abordarlo en el Aula de Cultura de EL CORREO hoy a las 19.00 horas

Martes, 15 de octubre 2024, 13:33

«No hay enfermedades sino enfermos, y tampoco especialidades médicas sino médicos». Es una de las máximas del doctor Arturo Goicoechea, autor de 'El dolor crónico no es para siempre: las claves para entender y liberar el dolor'. Se trata del libro que el reconocido neurólogo presenta este martes (15 de octubre) en el Aula de Cultura de EL CORREO (Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, 19.00 horas, con entrada libre hasta completar aforo). Pionero en España en la investigación de los llamados 'síntomas sin explicación médica' y en neurobiología del dolor, el especialista plantea desmitificar «creencias erróneas» sobre la enfermedad.

- ¿A cuánta población afecta el dolor crónico y cómo es?

- No hay una cifra consensuada pero puede oscilar entre el 20 y 30%. No sólo tiene esa característica que perdura en el tiempo más de 6 meses sino que además es un dolor que no está bien explicado su origen, es un dolor que no tiene justificación biológica.

- ¿A qué zonas del cuerpo afecta más?

- La localización más frecuente es la columna y la cabeza, pero no se salva ninguna zona. También hay un porcentaje de casos importante en los que el dolor se proyecta sobre la zona pélvica, por ejemplo. Otras veces son articulaciones, el hombro, el codo o los pies. También es importante la zona abdominal, asociado a problemas digestivos. Cualquier zona del cuerpo puede estar afectada.

- ¿Hay un problema a la hora de abordar esta cuestión en la consulta?

- Está mal solucionado. Además está incluso negado por muchos profesionales o allegados, como que es una construcción del propio paciente. Pasa de ser una víctima a ser como el responsable o culpable de lo que está pasando. Es mucho más invalidante, mortificador desde todos los puntos de vista, que un dolor que está justificado, explicado por una lesión. El problema está en que si se analiza profesionalmente lo que está en esa zona en la que se siente dolor muchas veces no se encuentra ninguna patología, con lo cual parece que la responsabilidad es del individuo, que tiene una forma de estar en el mundo, que el dolor es psicológico…

«Actualizar» la universidad

- ¿Y qué habría que mejorar en el diagnóstico?

- Habría que adaptar los programas de formación de los profesionales, a lo que ahora se va sabiendo desde la biología o desde la neurociencia etcétera. La medicina, sus teorías, propuestas, etc, no siempre van de la mano de lo que la ciencia básica va proponiendo, hay muchos intereses que a veces que son ajenos al verdadero conocimiento y que son los que mantienen a veces propuestas de interpretación que están alejadas de lo que debiera hacerse. Habría que actualizar los programas de formación en las facultades, también habría que sensibilizar a la población para protegerla de interpretaciones que no son correctas desde el punto de vista de la ciencia. Es un problema de educación, no solo de las facultades, sino incluso desde la infancia hay programas de educación infantil que no están actualizados respecto a este tema. Sería un programa ambicioso de educación en biología de lo que es el dolor u otros síntomas.

- Ponga un ejemplo de una mala praxis.

- Cada caso tiene muchos matices, no se puede generalizar. Sí hay unas normas de buena práctica médica que ya están bastante descritas en instituciones que promueven eso. Por ejemplo, ante un dolor lumbar al que se le hace una exploración correcta y no se observan signos de alarma, no hay que pedir pruebas diagnósticas, porque está claro que el abuso de pruebas es un factor de riesgo para padecer dolor crónico. Muchas veces no se actúa con las recomendaciones consensuadas de organismos importantes y se piden escáner o resonancias cuando lo que se debe hacer es no pedirlas a no ser que se detecten señales que indiquen un proceso que debe ser identificado. Se pueden dar hallazgos en gente que no tiene dolor, el hecho de que aparezca una imagen puede corresponder a un proceso que vete a saber de cuándo es y no es activo y no explica ni justifica el dolor, y a veces esa etiquetación, de 'me hicieron y me encontraron' al paciente le legitima el dolor. Muchas veces eso no ayuda sino todo lo contrario.

- ¿Cómo se trata correctamente el problema?

- El dolor hay que evaluarlo en dos pasos. Una evaluación de la zona en la que se proyecta para descartar procesos que exigen una aclaración más profunda y permiten una intervención terapéutica eficaz. Cuando ya se hace una evaluación de que no es un problema de tejidos, sino que es un problema de generación de dolor en ausencia de una situación que lo justifique, hay que hacer un tipo de trabajo distinto. Un trabajo cognitivo, de interpretar, explicar, o que se llama la educación terapéutica en neurociencia del dolor. Hay que quitar el miedo al movimiento, hay que modificar hábitos, atencionales, conductuales, etc. Hay que hacer un trabajo en profundidad de factores cognitivos, sensoriales, emocionales conductuales y sociales que implica el dolor crónico. Y eso no consiste en mandar al paciente al psicólogo, a que le relaje... Consiste en hacer un trabajo integral en profundidad en el sitio y contexto en el cual surge el dolor, y eso es lo que no se suele hacer. Aunque afortunadamente hay una corriente de fisioterapeutas que sí lo están haciendo, creando unidades de afrontamiento del dolor desde esta perspectiva moderna.

«Moverse sin miedo»

- ¿Y a qué profesional recomienda acudir para seguir esas pautas?

- Hay que dar con la persona adecuada. No creo que sea un problema de qué especialidad es la que está capacitada para hacerlo e interesada y comprometida. Te la puedes encontrar en el ámbito de la atención primaria, que es donde debiera tener éxito, y ya empieza a haber iniciativas en ese sentido, o en una consulta de un fisioterapeuta, o en la de un psicólogo, o neurólogo. No hay enfermedades sino enfermos y tampoco hay especialidades médicas sino médicos, o fisioterapias sino fisioterapeutas. Tienes que dar con una persona que esté actualizada en lo que hoy en día se entiende qué es el dolor.

- ¿Es posible acabar con el dolor crónico?

- Sí, hay amplia evidencia y hay mucho publicado sobre intervenciones educativas que analizan el dolor desde esta perspectiva integrada y los resultados son buenos, no son el 100%. Pero lo que sí hay que hacer y se puede prometer es que haciendo ese tipo de trabajo, das la oportunidad al paciente de gestionar esa situación desde una perspectiva radicalmente distinta. Entonces deja de ser un sujeto pasivo desesperado, que no sabe por qué le pasa y no sabe qué hacer, empieza a ser un sujeto activo que poco a poco va desmontando todos esos hábitos cognitivos, atencionales, emocionales etc, y va comprobando que va recuperando la actividad de forma progresiva y recuperan la libertad para moverse sin miedo. Es lo que hay que hacer: recuperar la libertad para moverse sin miedo, porque en esa zona que está doliendo no hay ninguna situación física que justifique que el no moverse, lo que pasa es que el paciente interpreta que si me muevo me duele, luego el movimiento me perjudica, y eso no es cierto en estos casos.

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