Si en 2019 Cáritas se vio obligada a destinar más recursos de los que había previsto a ayudar a las personas vulnerables del territorio alavés, la llegada de la pandemia de Covid-19 ha supuesto un grave empeoramiento de las condiciones de vidas de personas ... vulnerables y familias que, aunque antes no lo eran, han perdido su empleo en los últimos meses. Así lo advierten los responsables de esta organización que el pasado mes de noviembre atendió en sus despachos al doble de personas que en el mes de marzo con un total de 1.204 entrevistas.
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«Aunque se produjo una pequeña bajada durante el confinamiento, el número de atenciones ha crecido sistemáticamente desde marzo y la situación de necesidad se ha consolidado y ha venido para quedarse», ha subrayado Ramón Ibeas, secretario general de Cáritas. Si el importe destinado a ayudas económicas fue de 4.420 euros en marzo, en noviembre se situó en 6.720 euros tras experimentar una fuerte subida en septiembre, cuando alcanzó los 10.930 euros.
El perfil de las personas atendidas, como en años anteriores, corresponde en su mayoría a mujeres inmigrantes solas con hijos a su cargo. «En esta pandemia aparecieron también personas que trabajaban en la economía sumergida y se quedaron sin trabajo y un problema económico con la prostitución», ha destacado Ibeas. Estos dos nuevos perfiles desaparecieron con el final del confinamiento, pero la «tremenda dificultad» para acceder a una vivienda y la alta precariedad laboral continúan acentuando la pobreza en el territorio alavés.
Las restricciones por el Covid han provocado que las plazas de talleres de capacitación para el empleo se reduzcan desde las 115 hasta las 65 por cuestiones de espacio. La Agencia de Colocación Lan Bila funciona con cierta normalidad debido al auge de la demanda de personas en el sector de los cuidados y el hogar, y la formación prácticamente se ha recuperado con 141 estudiantes frente a los 172 anteriores. Sin embargo, en Cáritas advierten de la necesidad de incrementar el voluntariado para hacer frente a las necesidades de las personas vulnerables en 2021.
«Un porcentaje de voluntarios se ha retraído y otros están a la espera de que la situación sanitaria mejore para actuar», ha apuntado Maite Sebal, directora de Cáritas, quien ha alertado de otra crisis, la relacional. «Aún no sabemos cómo van a afectarnos estas distancias, pero en 2019 ya teníamos numerosas personas en situación de soledad y desamparado en Euskadi», ha recalcado Ibeas.
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Javier Querejazu, delegado episcopal, ha pedido a la sociedad llevar a cabo gestos que ayuden y palien la situación de quienes han visto cómo su medio de vida se fracturaba en los últimos meses y no pueden hacer frente a gastos básicos como los relativos a la alimentación y la vivienda. En Cáritas permanecen atentos a la evolución de los ERTE, si las empresas logran superar esta crisis y la llegada de la vacuna y su impacto en la economía. «Teníamos un paro de 18.000 personas en Álava y ya estamos en 25.000, y eso es algo que no podemos olvidar», insiste Ibeas.
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