El director de orquesta alavés Diego Martín-Etxebarria da el salto a otro continente

Sin embargo, había una cuenta pendiente que se le resistía: cruzar el charco. «Con mi agente llevábamos tiempo madurando la posibilidad de dar el salto y no limitarnos a Europa y Asia. Mi nombre ya sonaba entre orquestas de la zona y la Sinfónica Nacional de Colombia fue la primera en hacer una propuesta», cuenta el alavés a este periódico en un breve descanso desde Bogotá. El domingo comenzó los ensayos y hoy jueves se sube al podio del Teatro Colón de Bogotá, el más conocido y prestigioso de Colombia.

- La colaboración surge también gracias al Programa de Internacionalización de Cultura Española (PICE) de la entidad pública Acción Cultura. ¿Había tenido anterior trato antes con ellos?

- Esta es la primera oportunidad que ha surgido de una colaboración, pero ya conocía el Programa a través de destacados colegas españoles que han formado parte de él. En España hay muchísimo talento musical. Poco a poco vamos siendo conscientes de ello y se agradece que las instituciones apoyen esta realidad.

- ¿Ha podido comprobar ya el nivel de los músicos colombianos?

- El domingo tuvimos un ensayo donde tomamos contacto con el repertorio. La plantilla de la orquesta es joven, está en buena forma y con una excelente disposición para trabajar a alto nivel.

- ¿Quién ha propuesto la Primera sinfonía de Brahms como repertorio?

- La elección del repertorio siempre es consensuada en función de las obras que hayan tocado durante la temporada pero en este caso ha habido suerte. Brahms fue mi primera propuesta y la aceptaron enseguida. Es una sinfonía a la que me siento muy cercano y que ya dirigí en mi primera gira en Japón.

- Es un clásico reconocible.

- Es una música muy enérgica que conecta mucho con los músicos, sobre todo si tienen tantas ganas de hacer música como los de la Nacional de Colombia. El público siempre agradece volver a escucharla.

- ¿Qué supone en su carrera esta colaboración transatlántica?

- Para cualquier músico es imprescindible seguir recibiendo nuevas influencias artísticas y culturales. A pesar de ciertos puntos culturales en común, América del Sur ofrece un abanico de sensibilidades y miradas que enriquecen cómo uno aborda la partitura. Estoy deseando seguir descubriendo las orquestas y el repertorio colombianos. Y, por otro lado, una carrera artística crece cuanto más internacional es. Así que es un gran paso abrir y dirigir una orquesta en un nuevo continente.