Si un avión parte de Barcelona con destino Bilbao pero el viento se lo impide y tiene que acabar regresando al mismo lugar desde el que despegó porque en el aeropuerto más cercano no puede aterrizar, ¿a qué hora llegarán sus pobres pasajeros a casa? ... La situación, kafkiana a más no poder, tiene algo de enunciado de aquellos problemas matemáticos tan endiablados del colegio. Pero es la realidad, cada vez menos excepcional, a la que se enfrentan aquellos cuyos vuelos a Loiu han de ser desviados a cientos de kilómetros porque Foronda carece, según las propias aerolíneas, de «capacidad operativa». La situación ha provocado airadas críticas a las que ayer se sumó la del diputado general, Ramiro González, que fue inusualmente claro y contundente al respecto: «Es inadmisible».
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Iñaki Cerrajería
Ocurrió el pasado 2 de enero, una jornada especialmente complicada para el aeropuerto de Bilbao, donde se registraron fortísimas rachas de viento que llegaron a superar los cien kilómetros por hora en unas pistas que, incluso en situaciones de calma meteorológica, acostumbran a poner a prueba la pericia de los pilotos más experimentados. Aquel día siete aviones no pudieron tomar tierra en 'La Paloma'. Hubo que redirigirlos a Madrid (a 400 kilómetros de la capital vizcaína), a Barcelona (a 600) y uno acabó en Zaragoza (a 300). Ninguno aprovechó la pista de Foronda, que está situada a escasos 70 kilómetros, donde las aeronaves podían aterrizar y despegar con absoluta normalidad. La situación no es nueva: meses antes, en septiembre, se vivió un episodio similar y en aquella situación los pasajeros acabaron en aeropuertos como El Prat, Satander... o el francés de Tarbes-Lourdes, al otro lado de los Pirineos.
«No puede ser que alguien que vaya a Bilbao acabe no sé dónde, para mí es inaceptable que un pasajero que va a un aeropuerto acabe a cientos de kilómetros teniendo otro aeropuertos a apenas 70 kilómetros de donde iba a aterrizar», censuró ayer el diputado general a preguntas de este periódico tras la habitual comparecencia tras el consejo de Gobierno foral. «A esto hay que ponerle solución», destacó González, que a renglón seguido reconoció que «desde luego, la Diputación de Álava no puede hacer gran cosa».
Son las compañías aéreas las que deciden dónde desvían los vuelos que no pueden aterrizar en Bilbao. Y estas justifican que no sea haga en Foronda porque «carece de una operativa comercial amplia» que permita improvisar rápidamente el servicio de escalera y atención en tierra, la recogida de maletas y fletar un transporte hasta la capital vizcaína.
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Con todo, el diputado general, que hasta ahora había evitado pronunciarse sobre este asunto pidió «solucionar un problema que no tiene justificación, que perjudica a las personas usuarias y ocurre de forma recurrente». Según las últimas cifras de Aena, de las 200 aeronaves que no pudieron aterrizar en Loiu y Hondarribia en 2022, tan solo 3 acabaron en Vitoria. «Foronda tiene que disponer de medios que permitan que los pasajeros que se dirigen a Loiu tengan este aeropuerto como alternativa», abundó.
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