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La Diputación alavesa se encuentra ya en pleno análisis de la situación que tras el cierre definitivo de la central nuclear de Garoña se abrirá en su entorno. El futuro de la zona, eso sí, «no es una cuestión a resolver de la noche a ... la mañana», ha reconocido este jueves el diputado general, Ramiro González.
Su equipo ha mantenido «contactos» en los últimos meses con el Gobierno central sobre el fin de la actividad en la planta burgalesa y, a partir de ahora, esas conversaciones «continuarán» en una doble línea. Por un lado, para abordar el desmantelamiento de las instalaciones -un proceso que se podría alargar una década- y, por otro, para dar forma al plan de revitalización, «donde tienen que estar los municipios alaveses próximos».
El líder foral ha recordado en su intervención posterior al último Consejo de Gobierno del curso político que en un primer plan de impulso de la zona no se tuvo en cuenta a estos pueblos ubicados en la comarca de Añana. En ellos existe «un problema común» como es la elevada edad de sus vecinos y la necesidad de fijar población, ha descrito González. «Para ello hay que dotar a los municipios de servicios, pero no es fácil por su baja densidad demográfica», ha advertido.
El diputado general ya señaló el martes, cuando se conoció el cierre de la central, que la decisión tomada por el Ejecutivo central suponía «una noticia extraordinaria». «Es el triunfo del sentido común», aseguró entonces.
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