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Es una de las piezas más impresionantes pero también más desvaídas del joyero patrimonial alavés. Y no será por quilates, que le sobran. El de Quejana es el conjunto monumental de época medieval más importante de Álava y uno de los más rutilantes de todo ... el País Vasco. Aunque, sumido en un largo letargo, lleva años pasando inadvertido incluso en las guías de viaje de la provincia. Ahora se dispone a recuperar el brillo que merece. Según ha podido saber EL CORREO, la Diputación se encuentra ultimando una ambiciosa operación para adquirir el complejo que comenzó a levantar en el siglo XIV el padre del mismísimo Canciller Ayala.
La superiora sor María Gloria de la Vega y las otras cuatro hermanas dominicas que vivían en el convento de San Juan Bautista, una de las edificaciones centrales del conjunto de Quejana, hicieron las maletas en 2008. Desde entonces allí solo habita el olvido a pesar de que la congregación religiosa ha mantenido durante todo este tiempo la propiedad de un complejo de incalculable valor histórico y artístico. Hasta ahora.
Según ha podido confirmar este diario de fuentes próximas a la operación, este bellísimo enclave pasará a ser público después de que la Diputación de Álava haya puesto encima de la mesa una cantidad que rondaría los 2,7 millones de euros.
Con esa cantidad, la Diputación adquirirá una superficie de total 90.000 metros cuadrados de los que hasta ahora las dominicas eran dueñas y señoras. Allí se levanta la casa torre y la capilla funeraria con el sepulcro, con la tumba de alabastro del Canciller y su esposa, la iglesia de San Juan Bautista, la casa cural y varias edificaciones, además de un puente y terrenos colindantes que suman más de 60.000 metros cuadrados. Todo pasará a ser de titularidad foral.
La Diputación ya adquirió en 1990 el palacio casa torre solar de Ayala para instalar un pequeño museo para contar la historia de los Ayala, reconvertido después en museo de arte sacro. A comienzos de los años 2000, el espacio llegaba a atraer cada año a unas 17.000 personas: hoy se encuentra cerrado al público «temporalmente», apunta la web turística de Aiaraldea.
El conjunto monumental lleva desde hace 15 años en el radar foral. Conscientes del simbolismo histórico y de las enormes posibilidades de esta valiosísima joya del patrimonio alavés, responsables de distintos departamentos, de distinto signo político, han tratado que pasara a manos públicas como ahora todo apunta a que sucederá. En 2008, pocos meses después de que las dominicas abandonaran el convento para trasladarse al donostiarra de Ategorrieta, la Diputación, entonces en manos de Xabier Agirre, ya trató de adquirirlo. Fracasó.
Ahora, a diferencia de entonces, la operación está muchísimo más atada. Fuentes de la misma señalan que las conversaciones entre las autoridades eclesiásticas y forales comenzaron a fraguarse hace un par de años. En esta ocasión, el plan de adquisición del conjunto se ha urdido desde el departamento foral de Hacienda, con el impulso del diputado general, Ramiro González.
Y parece que ha sido una negociación especialmente farragosa. El largo proceso de compra ha sorteado arduas negociaciones que se han librado, incluso, en el terreno diplomático. En la operación han llegado a estar implicadas altas instancias del Vaticano. No ha podido cristalizar hasta que Roma ha dado su bendición a la congregación de las dominicas para deshacerse de este enclave tan sumamente jugoso.
A falta de concretar qué proyecto concreto se pondrá en marcha en esta enorme superficie, la intención de la Diputación alavesa pasaría por convertir el enclave en un nuevo motor que dinamice la economía de la comarca de Ayala. Sea cual sea el destino final del conjunto de Quejana, las autoridades deberán tener muy en cuenta ante cualquier posible intervención que está blindado por el Gobierno vasco. En 2002, fue declarado 'Bien Cultural Calificado' y en 2011 se protegieron los bienes muebles que han logrado vencer al paso del tiempo como bienes de interés cultural inseparable del mismo.
Con la adquisición del conjunto de Quejana se saldará una deuda histórica con la zona. Historiadores, vecinos y autoridades reclamaban a la Diputación que interviniera para frenar el inexorable deterioro que amenaza al enclave en las últimas décadas. Porque se han realizado pequeñas obras, sí, algunas incluso a cargo de la propia institución foral. Pero Quejana precisaba, merecía, algo más que apaños. Ahora pasará a ser de todos.
s.XIV Fernán Pérez de Ayala, padre del Canciller Ayala, manda erigir un palacio sobre una torre defensiva que se levantaba en una ancha banda de tierra oriental en Quejana.
Monasterio Se funda allí en 1378, cuando el padre del Canciller las nombra «dueñas predigaderas» de una parte del enclave. De ahí que mantengan su propiedad hasta nuestros días.
1399 Se levanta el torreón-capilla de la Virgen del Cabello y se configura el conjunto monumental de Quejana que, tras varias restauraciones e intervenciones, llega a nuestros días.
Abandono En 2008 las últimas dominicas, incapaces de garantizar el relevo generacional, dejan el convento tras 630 años y se mudan a un convento de la congregación en San Sebastián. La Diputación inició entonces un plan, frustrado, para comprarlo a las autoridades eclesiásticas.
90.000 metros cuadrados contempla la compra que ultima la Diputación. Incluye construcciones históricas declaradas bien cultural y terrenos con una superficie de más de 60.000 metros cuadrados.
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