El Gobierno vasco solicitó en marzo a distintas instituciones y colectivos informes sobre «la conformidad, oposición o reparos» al parque eólico en Cantoblanco antes de que sus técnicos redacten la declaración de impacto ambiental que determinará la viabilidad de este proyecto. El análisis que les ... ha remitido el Departamento de Medio Ambiente de la Diputación de Álava –al que ha tenido acceso EL CORREO– no es vinculante, pero sí es contundente y considera «no asumibles» los efectos sobre las aves y murciélagos que generaría la instalación de ocho aerogeneradores en esta cima situada entre los términos municipales de Añana y Ribera Alta.
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«El parque eólico ocasionaría sobre las aves necrófagas, rapaces rupícolas y forestales catalogadas como amenazadas unos efectos negativos y permanentes e irreversibles de magnitud crítica al rebasarse el umbral aceptable. Se estima que la adopción de medidas protectoras o correctoras no permite la minimización de los impactos hasta niveles admisibles», opinan los técnicos forales sobre estos molinos de 200 metros de altura, aunque no está en sus manos la decisión. A partir de ahora corresponde al Ejecutivo autonómico permitir, o no, el desarrollo del proyecto impulsado por la socieda privada Euskal Haizie.
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José Manuel Navarro
El entorno de Cantoblanco tiene un «excepcional valor» porque nidifican hasta 18 tipos de aves rapaces amenazadas, algunas de las cuales están en peligro de extinción como el águila Bonelli. Esta zona, además, es colindante con la Sierra de Arkamo, donde unos informes medioambientales de la Diputación –muy similares a los actuales, aunque preceptivos en aquel caso concreto– hicieron que Iberdrola desistiese en su idea de colocar 19 aerogeneradores.
Y es que Cantoblanco se encuentra «en un 'nudo' de espacios naturales protegidos de hasta ocho espacios de la Red Natura 2000 –la red de áreas de conservación de la biodiversidad de la UE– en un radio de unos diez kilómetros», especifican los técnicos forales en el escrito que ha sido remitido a las Juntas Generales a petición de EH Bildu y Elkarrekin. Alrededor de donde se pretende levantar el parque eólico están las zonas de especial conservación de Arkamo-Gibijo-Arrastaria, Río Baias, Río Zadorra, Lago de Caicedo Yuso y Arreo, Río Omecillo-Tumecillo, Valderejo-Sobrón-Sierra de Arcena, Sierra Salvada y Montes Obarenes.
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Cuando Euskal Haizie presentó su proyecto incluyó un estudio de impacto ambiental propio que estimaba que la afección del parque eólico de Cantoblanco podía ser «moderada-severa». Los técnicos forales –cuatro reputados jefes de servicio del Departamento de Medio Ambiente– lo elevan hasta «crítica o no asumible» y creen que el documento presentado por la impulsora del parque eólico infravalora «muy sustancialmente» todos los datos sobre presencia y abundancia de aves por haberse limitado a un seguimiento de «cuatro horas en todo el año en el mayor parte de los puntos de censo».
El texto de la Diputación de Álava describe en sus 36 páginas los impactos que generaría sobre la flora y la fauna. Detalla que el milano real sería una de las especies más afectadas por su «alto porcentaje de vuelos dentro de la altura que barrerían las palas de los aerogeneradores» o que muchos murciélagos se verían condenados por las balizas nocturnas de los molinos. Pero los expertos forales también hablan de que, «a corto plazo», se podría generar un «efecto sumidero» para poblaciones de especies tan importantes como el águila real, el alimoche, el halcón peregrino o el águila Bonelli por la posible «pérdida sucesiva» de ejemplares adultos que, pese a estos 'gigantes' de viento, seguirán tratando de colonizar un territorio con una capacidad potencial de acogida para su especie con cortados donde nidificar, oteaderos dominantes y vientos favorables para remontes.
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No sólo se verían afectadas las aves, sino que en la zona del parque eólico, líneas eléctricas e instalaciones auxiliares hay registradas otras especies en peligro de extinción como el visón europeo, la nutria, el blenio de río, la zaparda y la lamprehuela, además de la Potomida Littoralis, una especie de náyad (almeja) que está amenazada. «El proyecto causaría un perjuicio muy grave sobre los procesos ecológicos esenciales y sobre la integridad de dicha zona de especial conservación», concluye el documento.
Desde un punto de vista más paisajístico, este parque resultaría visible «desde la mayor parte» de las eras del Valle Salado de Añana –uno de los grandes tesoros turísticos de Álava– y de forma «total o parcial» desde medio centenar de poblaciones. «La pérdida de calidad paisajística y de naturalidad sería muy relevante (...) Las medidas correctoras y protectoras no pueden evitar ni minimizar de forma relevante la afección», concluyen los expertos.
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