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Confesó durante el juicio, consignó 12.000 euros por los daños causados y hasta pidió perdón a la víctima, su hijastra. No le sirvió entonces –hace tres semanas– para materializar un acuerdo ventajoso con las acusaciones y tampoco ahora, con el fallo de la Audiencia ... Provincial de Álava.
Este tribunal le ha castigado con diez años, seis meses y un día de prisión como autor de un «delito continuado de agresión sexual» a la adolescente, que contaba catorce años cuando se iniciaron los ataques, prolongados durante trece meses principalmente en su casa. Sin testigos o cuando su madre biológica –y mujer del ahora sentenciado– se hallaba fuera o dormida. Ella, también encausada, sale indemne del procedimiento penal.
Elaborado por la magistrada Elena Cabero, el dictamen se sustenta en esa confesión producida «sin rebatir nada del relato de los hechos propuesto por las acusaciones» y corroborado además por la menor. De esta forma, «entre junio de 2019 y julio de 2020» se sucedieron los ataques que crecieron en intensidad. Durante ese tiempo, contó la chica en la vista oral, ella sólo se atrevió a contar o sugerir a amigos de su edad su calvario íntimo. No dio ningún el paso definitivo, en parte temerosa de las represalias de su padrastro.
«La presionaba y le decía que si contaba algo a su madre le iba a quitar la nacionalidad y mandar a Paraguay», refleja la sentencia, de 20 folios y a la que ha tenido acceso EL CORREO. Aparte, este hombre, que la triplica en edad, la obligaba a mantener contactos sexuales para poder hacer uso del teléfono móvil.
Remarca el fallo que la Unidad Forense de Valoración Integral valida la versión de la adolescente. Y que en este tipo de casos, su criterio «tiene mayor relevancia al tratarse de una menor». Su informe aprecia «indicadores compatibles con una experiencia traumática», lo que «ha afectado a su desarrollo vital».
Incluso sufrió «descrédito por parte de su familia». Su madre, entre otros, no la creyó en un primer momento. Sí su hermano mayor. Él dio la voz de alarma. Semejante maremágnum «probablemente tendrá una afectación futura a nivel psicológico y afectivo». A día de hoy vive al amparo de la Diputación de Álava.
«No hay duda alguna de que actuaba con prevalimiento (superioridad)», asegura Cabero respecto al procesado, que puede recurrir esta resolución al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Los diez años y seis meses de cárcel salen de la aplicación «más favorable para el acusado». Y esa no es otra que la ley del 'sólo sí es sí', admite la sentencia. También le impone una responsabilidad civil de 20.000 euros –como exigía la acusación particular, a cargo del letrado Antonio Luis González Sastre– y once años y medio de alejamiento de su víctima, que ahora cuenta diecisiete años.
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