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Se escondían a unos cien kilómetros de su blanco, una conocida entidad bancaria de Salvatierra, donde el miércoles 8 de mayo presuntamente entraron a punta de pistola. Eran tres asaltantes. Salieron de la sucursal con un botín de «unos 50.000 euros». A lo ... largo de la mañana de ayer, efectivos de la Ertzaintza irrumpieron en sus respectivos domicilios, distribuidos entre las localidades guipuzcoanas de Andoain y Pasaia. Allí pasaban por vecinos normales.
Al parecer, nadie conocía su verdadera ocupación fuera de sus municipios. De hecho, en ambos pueblos se les tenía por tres vecinos desocupados. Dueños de aparentes vidas anodinas. Su arresto, desarrollado a primera hora de la mañana de ayer, culminaba 70 días de frenética investigación, iniciada en Álava por el Sicta, una unidad de la Ertzaintza especializada en crimen organizado, y culminada por sus homólogos en Gipuzkoa. Entremedias resultó fundamental la intervención de un agente de calle que aportó la clave definitiva. Les reconoció cuando las imágenes de los sospechosos del atraco se distribuyeron entre las distintas comisarías.
Fotogramas de los autores hubo desde casi los primeros compases. Pero faltaba sin embargo añadirles nombres y apellidos. Ahí es donde entró en juego este policía. Gracias a su buena memoria se supo que todos ellos eran nacionales, talluditos y, además, propietarios de abultados historiales delictivos. En los cuerpos policiales, de hecho, están considerados como veteranos del oscuro arte del delito. Este uniformado les conocía de una operación en el pasado.
Aquel 8 de mayo accedieron a la sucursal de Laboral Kutxa cuando faltaban pocos minutos para el cierre. Aunque iban con los rostros cubiertos, la Policía autonómica logró algunas imágenes comprometedoras gracias al cotejo de las diferentes cámaras de la zona. Tras el posterior reconocimiento del ertzaina quedaba posicionar sus actuales domicilios. El cerco fue cerrándose de manera gradual, hasta dar con las viviendas en Andoain y en Pasaia. Las posteriores vigilancias, fase anodina pero fundamental en esta clase de operativos, constató el buen tino del uniformado.
Una vez obtenidos los permisos judiciales -el Juzgado de Instrucción número 3 de Vitoria tutela el caso-, efectivos guipuzcoanos accedieron ayer, y de manera sincronizada, a las viviendas. Entre hoy y mañana, los presuntos ladrones serán puestos a disposición judicial en la sede de la Avenida de Gasteiz. Tras escuchar sus versiones, la magistrada decidirá si salen en libertad con cargos o si, por el contrario, entran en el centro penitenciario de Álava en calidad de presos preventivos.
En el atraco de Salvatierra, los ladrones amedrentaron con una pistola a empleados y clientela. Se desconoce si era real o simulada. Ayer se halló un par de armas cortas. No ha trascendido si son de fogueo o de las de verdad. También había dinero en efectivo en las casas, pero ni de lejos los 50.000 euros con los que los atracadores salieron a la plaza de San Juan de la localidad alavesa.
Con el arma desenfundada, aquel mediodía del 8 de mayo advirtieron a los presentes de que aquella aparición no era ninguna broma, que iban a por «todo el dinero». Tuvieron la sangre fría de aguardar a que el temporizador agotara su tiempo hasta la apertura de la caja fuerte. Sobre las 14.30 horas, los fajos de billetes se pusieron a su alcance. Presuntamente los guardaron en una bolsa y salieron a la calle. Primero lo hizo uno, se supone que a buscar el coche. Poco tiempo después, los dos restantes. Antes maniataron a sus víctimas y les 'sugierion' que ni se movieran ni gritaran en un tiempo prudencial, lo suficiente para que pudieran desaparecer. El botín obtenido ascendió a «unos 50.000 euros». No hubo heridos. Durante las primeras jornadas posteriores, una nebulosa envolvió el caso. Hasta que, poco a poco, los ertzainas desmadejaron el misterio.
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