Detenido por agredir a los agentes que le salvan de ser linchado tras robar en una discoteca en Vitoria

Sobre las 6.00 horas del domingo, el chico abandonó a la carrera la sala de fiestas «perseguido por unas veinte personas», revelan fuentes internas de la comisaría de Aguirrelanda. Justo cuando le dieron alcance, una dotación de este cuerpo apareció. Logró sacar al joven y lo metió en un portal. Al menos uno de los uniformados sacó su defensa –la porra extensible– para alejar a la turba de ciudadanos enfurecidos tras pillarle «robando» a varios clientes. Se supone que iba acompañado por algún compinche que huyó sin ser detectado. También se le investigó por «molestar» a algunas mujeres en el local.

A media mañana del domingo le pusieron a disposición del juzgado de guardia. Poco después, la titular de Instrucción número 3 le dejó en libertad con dos cargos: robo y atentado a agentes de la autoridad, por los que deberá responder en los próximos meses.

Se da la circunstancia de que en apenas 24 horas, desde la madrugada del domingo a la de ayer lunes, entre la Guardia urbana y la Ertzaintza detuvieron a cuatro ciudadanos acusados de agredir a uniformados. En el barrio de San Cristóbal, a un hombre que vive de alquiler en un piso donde se estaba celebrando una fiesta. Otro varón al que negaron el paso a una discoteca y acabó amenazando con un cuchillo a los agentes. Y otro vecino de la capital alavesa acabó en un calabozo tras «provocar destrozos» en un club de alterne y «atacar a dos trabajadoras» de ese negocio. A esta terna también les aguarda un proceso penal.

Para los sindicatos policiales, estos ataques no son puntuales. Se han multiplicado desde la vuelta a los horarios prepandemia. Roberto Seijo, secretario general de Erne, dice que «hay un abandono institucional de Fiscalía, Departamento de Seguridad y ayuntamientos. Es una vergüenza y ello lleva a que también tenga consecuencias en la seguridad pública hacia los ciudadanos».

Por su parte, desde la central Sipla, mayoritaria en la comisaría de Aguirrelanda, añaden que «la realidad social está cambiando y el respeto a las normas se está perdiendo en ciertos ambientes. Vitoria tiene un ratio de policías bajo para lo que la ciudad necesita, poniendo en peligro la integridad de los agentes y ciudadanía».