m. j. pérez / d. gonzález
Martes, 20 de octubre 2020, 16:18
Punto y final para la fuga de Jesús G.P., el hombre de 58 años que supuestamente intentó acabar con la vida de su pareja sentimental el pasado sábado en una vivienda de Salburua. Su intento de escapar de la justicia tras este episodio en ... el que dejó malherida a la mujer finalizó este martes en Burlada, Navarra, adonde llegó tras sortear el cerco de la Ertzaintza y la Policía Local de Vitoria y donde se ocultaba en una bajera propiedad de su familia en el polígono Mugazuri de la localidad próxima a Pamplona. Allí fue localizado por agentes de la Guardia urbana de la capital navarra y de la Policía Foral, que actuaron en coordinación con la Ertzaintza. Fue puesto de inmediato a disposición judicial y está aún a la espera de que se decrete su traslado a las dependencias del palacio de justicia de Vitoria para saldar cuentas por su presunta acción.
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El intento de acuchillamiento de una mujer en Salburua no había el primer episodio de violencia machista que supuestamente protagonizaba el ahora arrestado. De hecho, se encontraba en libertad condicional decretada por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Bilbao tras ser condenado a 22 años de cárcel por asesinar a su esposa, Alicia Arístegui, en la localidad navarra de Villaba en 2002. Este caso de violencia de género estuvo impregnado de un enorme eco mediático. Se trató del primer juicio con jurado popular en esta materia en la comunidad autónoma vecina. Le cayeron más de dos décadas entre rejas, aunque hace tiempo que le fue concedido el tercer grado con el informe desfavorable de Instituciones Penitenciarias, que nunca se ha creído del todo su rehabilitación.
Acosado desde el sábado por los cuerpos policiales tras el intento de homicidio de su pareja sentimental en Vitoria –un ataque que fue perpetrado en presencia de la hija de ésta, de 12 años y que dejó a la mujer malherida en el hospital, aunque ya fuera de peligro– Jesús G. buscó refugio en un entorno conocido. Pero no contó con que los propios vecinos de la zona iban a delatarle. De acuerdo a las fuentes consultadas, varios vecinos de Burlada y Villaba se pusieron en contacto con la Policía Local de Pamplona para dar cuenta de la presencia del fugado en el área. Estas denuncias, rápidamente investigadas por los agentes navarros en coordinación con el departamento vasco de Seguridad, fueron determinantes para dar con su localización y detener su intento de escapar de la justicia.
En el momento de los hechos, el convicto portaba una pulsera que emite señales acústicas si no se encuentra en la vivienda comunitaria en la que residía a la hora convenida. El instrumento carece de geolocalizador, lo que complicó su seguimiento en los primeros momentos tras el altercado. «También podría habérselo arrancado», apuntaron fuentes policiales.
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Ahora queda por resolver qué es lo que ocurrió en la vivienda de la mujer atacada y si la autoría corresponde al detenido. El anonimato con el que Jesús G. había residido en el populoso barrio vitoriano saltó por los aires a eso de las diez de la mañana del sábado, cuando supuestamente acuchilló a una vecina en presencia de su hija menor, de apenas 12 años. Ambos se conocían y los investigadores entienden que eran pareja sentimental. Algo ocurrió entre la mujer, una ciudadana extranjera de 40 años, y el ahora arrestado. Presuntamente éste le asestó al menos una puñalada a la altura del pecho. La única testigo de los hechos, la menor, presentaba una herida superficial. Dos ambulancias medicalizadas las trasladaron al hospital Txagorritxu, donde fueron ingresadas. En el hospital certificaron que la mujer presentaba heridas de carácter «grave», que afortunadamente no han puesto en riesgo su vida. En cuanto a la niña, ésta apenas presentaba unos roces, lo que se interpretó como «heridas defensivas». Fue dada de alta y quedó al cuidado de unos familiares.
La búsqueda del presunto agresor se inició de inmediato. Como medida de precaución se colocó un cepo a su coche particular, estacionado enfrente del portal. Pero de alguna forma pudo saltarse el cerco policial y llegar a una zona conocida para él que., sin embargo, acabó siendo el lugar donde fue delatado.
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